S¨®lo reflejos dorados

Algunos reflejos dorados parecieron apuntar buenos tiempos para Zaragoza. El PP y el Par se estrenaron en el Gobierno municipal con el centenario del nacimiento del cine y Jos¨¦ Luis Borau, zaragozano y presidente de la Academia, logr¨® hacer de esta ciudad la capital del cine espa?ol en una gala que reuni¨® a lo m¨¢s granado del mismo en el Auditorio -una denostada obra de los socialistas que, sin embargo, hoy es celebrada por todos-. Luisa Fernanda Rudi, la alcaldesa, fue esa noche de octubre de 1996 una estrella de cine vista por toda Espa?a.La pantalla apuntaba adem¨¢s a otras conmemoraciones, como el centenario de Luis Bu?uel o cosas tan cotidianas como el ciclo Yo confieso, en la Facultad de Ciencias Econ¨®micas y auspiciado pro el Ayuntamiento.

Parada inicial de las giras de Michael Jackson o The Artist, la cultura ha tenido, en definitiva, m¨¢s oropel que calado. Aun con grandes conciertos de m¨²sica cl¨¢sica o el teatro Principal todo el a?o en danza, la oposici¨®n habla de simple continuismo.

Los grandes eventos llegaron de la mano de las efem¨¦rides o de las recuperaciones monumentales hechas por el Gobierno de Arag¨®n, como la vieja Seo, lo que denota escasa imaginaci¨®n a juicio del PSOE.

Y el ballet de la ciudad es un ejemplo de la falta de decisi¨®n y la mala suerte: tres directores en esta etapa, m¨¢s presupuesto que nunca, pero siempre la falta de arrojo para coger los tut¨²s con br¨ªo y dejar de pensar que si de aqu¨ª salen los mejores bailarines reconocidos internacionalmente es porque el hambre aguza el ingenio.