Pasarela b¨ªblica en las calles de Valencia
El coraz¨®n de Valencia se convirti¨® ayer en una pasarela b¨ªblica. Embutidos en t¨²nicas, sayos o jubones, 400 personajes de las Sagradas Escrituras desfilaron al atardecer en la procesi¨®n del Corpus, que se celebra desde hace seis siglos y medio. Aunque el cielo plomizo amenazaba lluvia, los miles de espectadores que flanqueaban el itinerario se quedaron encandilados con el vistoso desfile de los Mois¨¦s, Ad¨¢n, David, No¨¦ y el resto de integrantes de reata b¨ªblica. Este a?o, la Biblia en carne y hueso no parti¨® de la catedral, ocupada por la exposici¨®n La Llum de les imatges, sino de la plaza de la Almoina. Antes de la procesi¨®n desfilaron las populares rocas, unos carruajes presididos por abigarrados conjuntos de imaginer¨ªa b¨ªblica. Siglos atr¨¢s, las rocas eran escenarios m¨®viles sobre los que se representaban episodios de las Sagradas Escrituras. Este a?o se reincorpor¨® al desfile la roca de la Trinidad, ausente desde 1993 por el deterioro que sufr¨ªa. Tras pasar por el quir¨®fano de los restauradores ayer luc¨ªa un aspecto m¨¢s saludable. Por la ma?ana, cuando el sol a¨²n apretaba fuerte, se celebr¨® la Cabalgata del Convite, un conjunto de danzas folcl¨®ricas antiqu¨ªsimas que sirven como preludio de la fiesta. All¨ª bail¨® la Moma con los siete pecados capitales, tocaron las casta?uelas los nanos al ritmo del tabalet y la dol?aina, y danzaron las ni?as de los arquets y los ni?os que interpretan a los pastores y a los caballets. Amenizaron la cabalgata los 125 decibelios de m¨²sica sacra (un ruido comparable al despegue de un reactor) de las 11 campanas del Micalet. El Gremi de Campaners las volte¨® manualmente siguiendo los toques previstos en un manual de 1704. Ya ha pasado el tiempo en el que los valencianos celebraban la fiesta soltando toros por las calles y disparando una traca kilom¨¦trica. Con todo, desde hace unos a?os se ha puesto de moda una guerra de agua sin cuartel en la calle de Cabillers al paso de La Degolla, los pintarrajeados sicarios de Herodes. Ayer volvieron a empapar a estos mamporreros vaci¨¢ndoles decenas de pozales desde los balcones. Ante la envidia del resto de figurantes, que reclamaban a gritos su raci¨®n de agua, muy refrescante en una ma?ana tan calurosa.
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