Intensa batalla por Vitoria, la codiciada capital de Euskadi
Retirado el 'eterno' Cuerda, los nacionalistas se enfrentan al reto de retener el poder a pesar del gran empuje de los populares
Conscientes de los hilvanes que sujetaban al inicio de la transici¨®n a los alaveses con sus hermanos de las declaradas por Franco "provincias traidoras", los nacionalistas decidieron asentar en Vitoria la capitalidad de la autonom¨ªa vasca.Remit¨ªa el flujo de la inmigraci¨®n, que ha hecho de esta ciudad la segunda m¨¢s poblada del Pa¨ªs Vasco -la mitad de sus habitantes proceden de Castilla, Extremadura o Andaluc¨ªa-, cuando empez¨® a producirse la llegada de funcionarios auton¨®micos de Vizcaya y Guip¨²zcoa. Ahora, aunque todav¨ªa sea imponente la caravana de autobuses que cada d¨ªa desembarca en la explanada de los dos grandes edificios de la Administraci¨®n, muchos de ellos han acabado instal¨¢ndose.
Ser la capital de Euskadi, la ciudad de Ajuria Enea, el lugar donde se datan la mayor parte de las noticias importantes de la comunidad, el sitio donde se hace y se sanciona la ley vasca, constituyen hoy la imagen corporativa de Vitoria m¨¢s que su emblem¨¢tica f¨¢brica de naipes, foco recurrente de preguntas de los escasos visitantes de otros tiempos, en la actualidad multiplicados. Vitoria es el escenario de la pugna electoral m¨¢s de fondo que tiene planteada el Pa¨ªs Vasco el 13-J. A ella se volver¨¢n todos los ojos a la hora del escrutinio.La victoria del PP en los comicios auton¨®micos de octubre de 1998 la han convertido, y a ?lava, en el dep¨®sito de las esperanzas de los populares. Su victoria aqu¨ª permitir¨ªa un ensayo de alianzas que dejaran fuera a los nacionalistas o un di¨¢logo de t¨² a t¨² con ¨¦stos, imposible en cualquier otra parte.
En efecto, Vitoria puede volver a dar el triunfo a las fuerzas espa?olistas. En concreto, a un PP que recoger¨ªa, cuatro lustros m¨¢s tarde, el testigo de la Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico (UCD), triunfante en 1977.
En Vitoria, en ?lava, miden sus fuerzas los partidarios del Pacto de Lizarra (Estella) y sus adversarios no nacionalistas, constitucional-estatutistas o nacionalistas espa?oles, todas ellas acepciones al uso que encierran una valoraci¨®n.
El ¨²ltimo sondeo de intenci¨®n de voto dado a conocer mediada la semana pasada por el Gobierno vasco otorga una mayor¨ªa de 14 votos entre los 27 del consistorio a la suma del PP y el PSE. Con sus mejores resultados, la coalici¨®n PNV-EA, a?adido el apoyo de Euskal Herritarrok (EH), la marca electoral de Herri Batasuna, s¨®lo lograr¨ªa 11, aunque Mar¨ªa Jes¨²s Aguirre, la sucesora del eterno Jos¨¦ ?ngel Cuerda, que se retira, ser¨ªa la candidata m¨¢s votada.
Aguirre es la aspirante m¨¢s conocida y mejor valorada, la que se aprovechar¨¢ preferentemente del sufragio de esos abstencionistas que deciden cuando regresan a las urnas. El partido que disputa la primera plaza al PNV, el PP, tiene por contra el candidato menos p¨²blico de cuantos se presentan. En todo caso, muy pocas d¨¦cimas de punto separan a ambas fuerzas y lo ¨²nico que juega en favor de los nacionalistas es que, mientras los populares descienden en campa?a, ellos progresan.
M¨¢s miedo que a perder el Ayuntamiento tiene el PNV a que la Diputaci¨®n cambie de protagonistas. El peculiar sistema institucional vasco hace complicado para la gobernabilidad que alguna de las diputaciones est¨¦ en manos distintas a las restantes, ya que son las que tienen las competencias fiscales. Por poder, podr¨ªa hasta bloquearse el funcionamiento del Ejecutivo, cuyos recursos econ¨®micos proceden de las diputaciones, puestas de acuerdo en el Consejo Vasco de Finanzas.
Vitoria est¨¢ viviendo m¨¢s bien indiferente una campa?a a a?os luz de la agresividad de la de las elecciones auton¨®micas y, simplemente, votar¨¢. No ser¨¢ sorda, y por ah¨ª puede tambi¨¦n hallar salida su conservadurismo, a las llamadas de los nacionalistas, que exhiben el cambio en los ¨²ltimos 20 a?os para que el triunfo vuelva a sonre¨ªrles.
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