Una ciudad vasca... diferente
La retirada de Jos¨¦ ?ngel Cuerda, alcalde de Vitoria desde 1979, ha abierto las elecciones. Adem¨¢s, lo ha hecho en el momento m¨¢s caliente de la pugna entre los nacionalistas y los no nacionalistas y una vez fuera de campo el elemento del terrorismo.Vitoria ha visto, y no s¨®lo durante los ¨²ltimos cuatro a?os, pasar de largo los grandes proyectos: todos se fueron camino de Bilbao y, en menor medida, de San Sebasti¨¢n. S¨®lo le ha quedado seguir con su espl¨¦ndido, pero discreto, nivel de vida. Ni un edificio de car¨¢cter ni una carretera nueva. S¨®lo su desarrollo sostenido y de calidad en los servicios p¨²blicos y asistenciales. A ritmo pausado, pero sin pausa.
La segunda ciudad m¨¢s poblada de Euskadi puede ser, para algunos, m¨¢s parecida a Burgos, Logro?o o Pamplona que a Bilbao y San Sebasti¨¢n. Su situaci¨®n casi mesetaria la eleva cerca de 400 metros por encima del nivel del mar, en el que viven sus hermanas, y provoca diferencias de car¨¢cter y clim¨¢ticas. "Hasta los p¨¢jaros tosen", dec¨ªa un donostiarra ilustre, alto cargo en el primer Gobierno de Carlos Garaikoetxea, al tiempo que ense?aba por la pernera del pantal¨®n el borde de un calzoncillo de franela hasta los tobillos. No hay duda de que la m¨¢s castellana de las ciudades vascas es vasca de un modo diferente.
Hace dos meses, un conocido l¨ªder de HB confesaba no sentirse "en casa" cuando estaba en Vitoria. "Hau Espainia da (esto es Espa?a)", dec¨ªa constatando la escasa respuesta a una concentraci¨®n nacionalista y reivindicando una mayor identificaci¨®n, desde su condici¨®n de guipuzcoano profundo, con la capital de Navarra.
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