Universidad
Hace unos meses le¨ª un art¨ªculo del escritor anglo-suizo Alain de Botton en el que criticaba el papel de la Universidad y, m¨¢s concretamente, el de las facultades de Filosof¨ªa y Filolog¨ªa. Dicho art¨ªculo me fascin¨®. El pasado d¨ªa 25 de mayo le¨ª, no con menos fascinaci¨®n, la entrevista que don C¨¦sar Chaparro, rector de la Universidad de Extremadura, concedi¨® a este diario. El hecho es que soy estudiante de Filolog¨ªa, y las opiniones tanto del escritor como del rector me han ayudado a no sentirme solo, ya que hasta el momento cre¨ªa ser el ¨²nico capaz de darse cuenta de la situaci¨®n que atravesamos los estudiantes de las llamadas titulaciones de humanidades desde hace tiempo. ?Culpables? Sin duda alguna, los profesores, porque, como dice De Botton, "contin¨²an defendiendo una visi¨®n que no consigue satisfacer las expectativas de los estudiantes. Lo que busc¨¢bamos cuando entramos en la Universidad", en mi caso la de Filolog¨ªa, "era que los estudios nos ayudasen a vivir, nos cambiasen la vida, pero no ha sido as¨ª, pues m¨¢s bien han provocado el efecto contrario. (...)Las universidades tendr¨ªan que ser lugares agradables donde la gente pudiera realizar tareas intelectuales por el puro placer de realizarlas, lejos de la presi¨®n de otros trabajos; desgraciadamente, se han convertido en lugares aburridos donde la gente s¨®lo lucha por hacer carrera publicando trabajos que nadie quiere leer, que nadie quiere escribir. Las humanidades tienen que ir dirigidas a la vida, y esta concepci¨®n humanista es la que ha desaparecido de las universidades".Cuando un rector afirma que "los docentes dictan en clase amarillentos apuntes en vez de dar clases novedosas" significa que los estudiantes no estamos tan equivocados.-
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