"El artista se hace, y cuesta mucho trabajo"
La pianista Elisabeth Leonskaja (Tbilisi, Georgia, 1945) se inici¨® en el arte de tocar las teclas en su m¨¢s tierna infancia y de la mano de su madre, pero enseguida comenz¨® a trabajar con profesores. S¨®lo ten¨ªa once a?os cuando ofreci¨® sus primeros conciertos, y no debi¨® hacerlo nada mal, pues le dieron la oportunidad de estudiar en el Conservatorio de Mosc¨² a partir de 1964 con el profesor Jacob Milsteina. Su gran referencia, en cualquier caso, fue y sigue siendo uno de los mejores pianistas del mundo, el ya fallecido Svjatoslav Richter, con quien Leonskaja ya hab¨ªa formado d¨²o en 1978, fecha en la que abandon¨® la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica y se instal¨® en Viena. Con el gran maestro aprendi¨® a "tocar piano, piano, muy despacio" y tambi¨¦n a "utilizar bien las estrategias de las formas musicales", recuerda la pianista. Unas ense?anzas convertidas en arte interpretativo. Un arte del que Leonskaja ha dejado constancia en los ¨²ltimos d¨ªas en Bilbao, San Sebasti¨¢n, Pamplona y Vitoria, interpretando el Concierto para piano y orquesta n¨²mero 24, en do menor, de otro de los grandes, Wolfgang Amadeus Mozart. Pero aunque "siempre" se acuerda del maestro Richter, "c¨®mo pensaba, qu¨¦ dec¨ªa", la pianista georgiana quiere y trabaja por buscar su "propio camino". Un camino que pasa por el intento de aportar ideas nuevas en cada uno de sus conciertos, vali¨¦ndose para ello del particular "ritmo" de la ciudad en la que toca, que le inspira de una u otra forma a la hora de leer la partitura. ?Y qu¨¦ tuvo presente, por ejemplo, en San Sebasti¨¢n? "El mar", contesta sin dudar. "El mar y la elegancia de la ciudad". La OSE, una sorpresa Y puesta a repartir piropos, Elisabeth Leonskaja no escatima en elogios hacia la Orquesta Sinf¨®nica de Euskadi, que, bajo la batuta de Oleg Caetani, le ha acompa?ado en su periplo por Euskadi. "Trabajar con esta orquesta ha sido una gran sorpresa para m¨ª. Los m¨²sicos est¨¢n todo el tiempo muy concentrados, muy implicados y con mucha fantas¨ªa a la hora de tocar", asegura. Ante el t¨®pico de si una artista nace o se hace, Leonskaja responde tajante que "se hace". "Y cuesta mucho trabajo", recalca. A ella no le han faltado fuerzas. Sin embargo, piensa que "es mejor que las mujeres ni compongan ni dirijan", porque "la composici¨®n y la direcci¨®n son muy complicadas", se limita a argumentar. "Pienso que es mejor no hacerlo". Leonskaja tiene un repertorio muy amplio, pero no uno favorito. "Yo no prefiero, yo hago teniendo en cuenta lo que puedo hacer m¨¢s que lo que me gusta", explica. Y es que esta virtuosa del piano trabaja "para la m¨²sica", no pone ¨¦sta a su servicio. Bajo esta filosof¨ªa destaca la "dificultad" de interpretar a Mozart y apunta que, aunque por el momento no incluye a autores espa?oles en sus conciertos, quiere hacerlo. ?C¨®mo qui¨¦n? "Alb¨¦niz, por ejemplo". La pianista es amante de las cosas con fuerza. Prefiere las aguas del Atl¨¢ntico y el Cant¨¢brico -a su paso por Donostia prob¨® las de La Concha- a las del Mediterr¨¢neo. Le impresiona la gama de colores que ofrece la naturaleza de ciudades como La Coru?a, Santiago de Compostela, Santander y la propia San Sebasti¨¢n. Y le encanta el flamenco. "Flamenco, flamenco..., es todo para m¨ª. Me encanta la fuerza del flamenco", subraya. Por eso cada vez que visita Espa?a y tiene oportunidad, lo primero que hace es "ir a escuchar flamenco". Leonskaja, que apenas ha impartido algunas clases, destaca sin embargo el "importante" papel que deber¨ªa jugar la m¨²sica en la formaci¨®n de los j¨®venes. No obstante, afirma que para disfrutar de un concierto no es preciso ser un experto, porque la m¨²sica, subraya, "se percibe, se siente".
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