Tres capitales bien acomodadas
?Qui¨¦n es m¨¢s rico? o ?qui¨¦n es m¨¢s pobre? ?D¨®nde se vive mejor? y, sobre todo, ?d¨®nde se pagan menos impuestos?. Sea cual sea la respuesta, el bilba¨ªno siempre dir¨¢ que como el bocho no hay nada. El donostiarra recordar¨¢ su aire casi franc¨¦s. Y el vitoriano se quedar¨¢ con su calidad de vida. Lo cierto es que las tres capitales vascas tiene un nivel de vida bastante parecido y unos servicios que se replican o se copian entre unos y otros ayuntamientos. Las capitales vascas no son m¨¢s que el reflejo de una comunidad aut¨®noma rica, que econ¨®micamente funciona bien y que, por tanto, se puede permitir mirar a los m¨¢s desfavorecidos. Solamente La Rioja, Castilla Le¨®n y Valencia superan a Euskadi en el n¨²mero de hogares que pueden dedicar una parte de su renta al ahorro, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Esta situaci¨®n, sin ser tan buena, se repite con el porcentaje de familias que llegan con mucha dificultad a final de mes, un 6,4%, un tanto por ciento s¨®lamente mejorado por cinco comunidades aut¨®nomas. Pero la situaci¨®n de dificultad se centra en las ciudades. Puestos a elegir, la ciudad que se lleva la peor parte hay que pensar en Bilbao. Ya sea por la crisis industrial o por su tama?o, Bilbao cuenta con la peor cifra de paro de las tres capitales vascas, la pobreza le da m¨¢s fuerte y sus impuestos son ligeramente superiores a los de sus ayuntamientos rivales (ver el gr¨¢fico). La riqueza de Bilbao o la pobreza de Bilbao es una cuesti¨®n dif¨ªcil de calcular. La capital de Vizcaya no es un lugar de fronteras bien marcadas. El Bilbao metropolitano recoge en las dos riberas de la R¨ªa, la derecha y tradicionalmente rica, y la izquierda y obrera, a m¨¢s de un mill¨®n de personas. A su vez el municipio bilba¨ªno no es precisamente homog¨¦neo y no se puede hablar igual del Ensanche que de San Francisco, zona marginal por excelencia. La ruptura del pacto de Gobierno entre el Partido Popular y el PNV en enero de 1998 y la entrada de socialistas e Izquierda Unida en el gobierno municipal supuso el aumento de los ingresos para Bienestar Social. De hecho, el presupuesto de 1999 destina 500 millones de pesetas a este departamento, as¨ª como 870 millones para la sociedad Lan Ekintza que se dedica a la promoci¨®n de empleo y a la rehabilitaci¨®n de barrios deprimidos. Pero el Ayuntamiento bilba¨ªno cuenta con la ayuda de organizaciones no gubernamentales y, sobre todo, de C¨¢ritas, que el pasado a?o asisti¨® a m¨¢s de 4.500 familias, a 500 inmigrantes y dio acogida a 850 sin techo, adem¨¢s de servicios de formaci¨®n o autoempleo. Transferencias El salario de integraci¨®n o los pisos de acogida de Bilbao se financian con unos impuestos un poco m¨¢s elevados que en las dos capitales vascas y una recaudaci¨®n exigente. A¨²n as¨ª el mayor porcentaje de los ingresos, un 42,7%, llega de las transferencias de la Diputaci¨®n. El resto de ingresos lo encabeza el Impuesto sobre Bienes Inmuebles. Frente a Bilbao, San Sebasti¨¢n, una ciudad que tiene razones de peso para reivindicar su cach¨¦ de elitista. Los niveles de renta de los donostiarras est¨¢n muy por encima de la media guipuzcoana. En la capital guipuzcoana se concentra gran parte de la riqueza de la provincia, si bien existen algunos focos de marginaci¨®n y exclusi¨®n social. En la ¨²ltima campa?a de la Renta, los donostiarras computaron unos ingresos medios por declarante de 2.830.569 pesetas, nada menos que 600.000 pesetas m¨¢s que un vecino de Lasarte-Oria o 850.000 pesetas m¨¢s que otro de Renter¨ªa. San Sebasti¨¢n (178.229 habitantes) no es un para¨ªso econ¨®mico, pero se jacta de poseer la renta per capita anual m¨¢s elevada de Guip¨²zcoa: 1.299.475 pesetas. El centro de la ciudad y los barrios de Gros y Amara gozan de una posici¨®n privilegiada respecto a otros m¨¢s castigados por la pobreza. ?sta se concentra en el ¨¢rea Este de la ciudad, en zonas como Herrera, Bidebieta y Altza. Sorprende la existencia de casos aislados, pero muy localizados y sangrantes, en el barrio de Amara Nuevo que contrastan con la situaci¨®n favorable general. Durante el a?o pasado, m¨¢s de 900 familias donostiarras recibieron las Ayudas de Emergencia Social (AES), y fueron 1.300 las beneficiarias del Ingreso M¨ªnimo de Inserci¨®n (IMI), lo que en conjunto exigi¨® a las arcas municipales un desembolso econ¨®mico superior a los 700 millones de pesetas. Estas aportaciones socioecon¨®micas persiguen una redistribuci¨®n de la riqueza e impedir que ninguna persona se quede sin poder hacer frente al pago de tasas elementales, como luz o agua. Las cifras macroecon¨®micas del Ayuntamiento, que gestion¨® un presupuesto de 29.076 millones de pesetas el a?o pasado, revelan que soporta un nivel de endeudamiento (intereses m¨¢s amortizaciones) de 3.508 millones de pesetas y aguantaba una deuda viva de 24.056 millones de pesetas a 31 de diciembre de 1998. Pero en esta pelea social es el ayuntamiento de Vitoria el que gana en la guerra por la imagen. En 1988, el Ayuntamiento de Vitoria super¨® una barrera m¨¢gica: el 0,7% del presupuesto municipal se destin¨® a ayudas al Tercer Mundo. En la actualidad esa tasa alcanza ya el 1%. Es una muestra m¨¢s de la imagen de ciudad comprometida que el Ayuntamiento ha proyectado de Vitoria en el exterior. La atenci¨®n a los enfermos de sida, marginados, presos o a los ancianos son algunos de los campos de acci¨®n social del consistorio vitoriano, que el a?o pasado destin¨® 3.508 millones de su presupuesto (el 10,62% del total) a mejorar las condiciones de sus ciudadanos m¨¢s desfavorecidos. PASA A LA P?GINA SIGUIENTE
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