El hombre tranquilo y dialogante de las reuniones tensas
Cualquiera que haya tenido la experiencia de asistir a una tensa reuni¨®n de vecinos, de padres o de maestros, sabe que alguien capaz de lidiar una agria disputa en estas inc¨®modas plazas, haciendo gala de cintura y sangre fr¨ªa, acaba obteniendo el aplauso del respetable. Josep Marig¨®, alcaldable de Blanes por el Partit dels Socialistes (PSC), de 40 a?os, casado y padre de dos hijos, ha labrado precisamente su fama de hombre dialogante, equilibrado y nada col¨¦rico en los ruedos del asociacionismo. A los 12 a?os entr¨® como vocal de j¨®venes en una asociaci¨®n de vecinos; a?os despu¨¦s se meti¨® en la asociaci¨®n de padres de alumnos, y m¨¢s tarde en el movimiento Rialles, que organiza espect¨¢culos infantiles en catal¨¢n. Estas cualidades tambi¨¦n han sido determinantes para que se le encomendara la direcci¨®n del instituto de secundaria Llu¨ªs Companys, en Tordera. Ahora se enfrenta al reto de aplicar su templanza a la pol¨ªtica, con la responsabilidad de cubrir la vacante dejada ante la retirada de Maria Dolors Oms, curtida en la alcald¨ªa y la oposici¨®n durante 20 a?os. La carrera de Marig¨® a la alcald¨ªa empez¨® cuando fue invitado al grupo de unas 40 personas que empezaron a reunirse hace un a?o para elaborar el programa socialista de Blanes. Estos encuentros semanales significaron, seg¨²n el candidato, "una entrada de aire fresco" en el partido, adem¨¢s de un buen n¨²mero de militancias, entre ellas la suya. Marig¨® se implic¨® en el grupo de debate y daba por hecho que se le ofrecer¨ªa entrar en la lista municipal, pero asegura que se qued¨® de una pieza cuando la ejecutiva le propuso enfrentarse a otro candidato en las primarias del partido. En estas elecciones, que el alcaldable califica de "disputadas y aut¨¦nticas", result¨® el elegido. El cabeza de lista asegura que estas primarias -"no como otras"- fortalecieron al partido, puesto que "perdedores y ganadores se pusieron a trabajar de inmediato en el proyecto". Marig¨® era un desconocido y las elecciones estaban a la vuelta de la esquina. Est¨¢ convencido de que el electorado "sabr¨¢ valorar el riesgo que entra?a la apuesta honesta del PSC" y el esfuerzo de empezar desde cero. Los integrantes de la lista socialista, enteramente renovada, demuestran una enorme confianza en una empresa que, en principio, no se presentaba f¨¢cil. En la sede del partido, ellos se encargan de ensobrar la propaganda electoral con un entusiasmo m¨¢s propio del ambiente euf¨®rico de las primeras convocatorias de la democracia que del escepticismo y la apat¨ªa que ha acabado por dominar las ¨²ltimas. Marig¨® explica que el caso del PSC de Blanes constituye un ejemplo de la apertura que la sociedad reclama a los partidos pol¨ªticos. "Entr¨¦ en el partido hace un a?o y nunca me he sentido marcado por los dirigentes," razona. "Somos un grupo de ciudadanos normales a los que el PSC ha abierto las puertas", concluye. Marig¨®, hijo de una familia modesta de agricultores de Pineda de Mar, se confiesa marcado por una infancia en un barrio "multicultural", receptor de una abundante inmigraci¨®n andaluza y extreme?a. "El PSC cubre mejor estos sectores. Otros s¨®lo se acuerdan de que hay personas que usan el castellano cuando llegan las elecciones", afirma. El programa del PSC de Blanes, municipio de 30.000 habitantes con barrios castellanohablantes, est¨¢ redactado en un escrupuloso biling¨¹ismo. Cuando se le pregunta si continuar¨¢ utilizando las dos lenguas en la documentaci¨®n municipal, en caso de llegar a la alcald¨ªa, Marig¨® explica que deber¨¢ buscarse un sistema que permita escoger el idioma. Aclara que est¨¢ a favor de la promoci¨®n de la lengua catalana, pero "sin desmerecer las otras, sin que su fomento levante una barrera que origine un rechazo a su conocimiento". Marig¨® toma prestada una estrofa de Raimon -"Qui perd els origens, perd identitat"- para argumentar que "a conservar esta identidad tienen tanto derecho los catalanes, como los andaluces". Considera que uno de los grandes retos de la ciudad pasa por intentar unir los barrios desde el punto de vista urban¨ªstico y humano. Para conseguirlo promete "pisarlos constantemente" y ver con sus "propios ojos sus problemas", porque est¨¢ convencido que "a los alcaldes de despacho, las paredes se les caen encima".
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