Recuerdos, genio y figura
ROGER SALASHay un tipo de arquitectura que parece estar destinada a permanecer, ya sea por su solidez o su impronta, como las pir¨¢mides, el Parten¨®n... y David Parsons. Esto no es una broma. La arquitectura de este bailar¨ªn est¨¢ intacta y merece una comparaci¨®n tan elogiosa como grandilocuente. Y si algo compens¨® al espectador de la velada de anoche en el Alb¨¦niz fue verle en ese breve y antiguo solo que creara hace algo m¨¢s de 11 a?os, cuando despegaba como core¨®grafo y director de compa?¨ªa. Este muchach¨®n de Illinois, a medio camino entre el futbolista l¨ªrico y el gal¨¢n playero, es todav¨ªa un excelente bailar¨ªn, quiz¨¢ el mismo que fascin¨® a Paul Taylor en la d¨¦cada de los setenta, cuando le convirti¨®, junto a Christopher Willis, en sus dos y m¨¢s importantes musas masculinas. La compa?¨ªa actual de Parsons decepciona, pues, adem¨¢s de un baile que se desenvuelve en una cuerda estil¨ªstica poco entendible en estos lares (se trata del neonaturalismo t¨ªpicamente norteamericano), los bailarines dan la sensaci¨®n m¨¢s de desgana e indiferencia ante la lectura coreogr¨¢fica que de un cierto desenfado que pide a gritos la est¨¦tica del propio creador. La noche empez¨® con una especie de Barras y estrellas deslavazada y que parec¨ªa un juego floral coreano; luego, Estudio del sue?o trajo el otro cl¨¢sico de la noche, una obra que ya divirti¨® al p¨²blico madrile?o hace una d¨¦cada, donde un cierto desparpajo humor¨ªstico conecta con el espectador. Despu¨¦s, el propio Parsons hizo Caught, donde el artista se permite figurar un vuelo a partir de un audaz juego de luces y una aguda sincronizaci¨®n; sin ser esto tampoco novedad, fue lo mejor, y sigue emocionando igual que hace tanto tiempo. David Parsons ha vuelto de una manera algo triste a los or¨ªgenes, y en sus estructuras, aparentemente sin terminar, y en una cierta intenci¨®n de abertura y relajo, sobrevuela el genio de Taylor, pero esto no pasa en este caso de ser un ligero y lejano perfume del maestro; quiz¨¢ la madurez le ha hecho hacer un trayecto inconcluso de su viaje a la semilla, pero eso necesita otra intensidad y acaso una profundizaci¨®n. Y volvamos al int¨¦rprete. En apenas los minutos que dura Caught, Parsons desarrolla, a trav¨¦s de la pose congelada y casi estatutaria, un recital de buen baile y de dominio de su propio cuerpo, donde hay naturalmente, y ah¨ª est¨¢ el gran encanto, una dosis de po¨¦tica respiraci¨®n, de p¨¢lpito, que es lo que no transmite el resto de los artistas sobre el escenario.
Parsons Dance Company
Coreograf¨ªa de David Parsons y Robert Battle. M¨²sica de Shelly Palmer, Tony Powell y otros. Festival Madrid en Danza. Teatro Alb¨¦niz. Madrid, 8 de junio
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