Toreros cl¨®nicos
Nos estamos quedando sin toreros. Sin toros parece que ya nos hemos quedado, o casi. Al comienzo de esta largu¨ªsima Feria de San Isidro expres¨¦ mi opini¨®n sobre su falta de rostro. Hablaba de una feria sin rostro, como cr¨ªtica a sus carteles, a la monoton¨ªa y vulgaridad de su planteamiento. Poco a poco vamos viendo c¨®mo la ausencia de ese rostro... se ha ido convirtiendo en una mascarada sublime de impotencia: Sociedad An¨®nima de Toreros Cl¨®nicos. En esta sociedad hay casos diferentes. Algunos toreros que lo fueron de verdad han preferido seguir el rumbo de la modernidad clonante, y casi todos marchan por el camino del destoreo y la calculadora pegapasista, que ensombrece de tedio y mediocridad casi todas las tardes de la feria. Otras grandes figuras, que nunca lo fueron de verdad, extra?an "el ambiente de la plaza". Se sienten profundamente incomprendidos, aunque dicen no preocuparles dicha incomprensi¨®n. Mejor para todos. Es bueno recordar que la magia y la emoci¨®n del toreo llegan al espectador casi siempre por dos caminos, mejor a¨²n cuando se juntan. No puede faltar, por un lado, la personalidad del torero, porque es su propio acento, su palabra y su decir. Por otra parte, tendremos la ejecuci¨®n cl¨¢sica de las suertes, que, por su pureza, determinan precisamente el riesgo, una pureza que muchas veces puede hasta atropellar la raz¨®n, pero siempre teniendo como determinante finalidad la expresi¨®n de la verdad torera, lo que tantas veces solemos llamar en la plaza... y en la vida misma torer¨ªa. Muchas veces hemos comentado que cuando se torea de verdad -dando el pecho, adelantando el enga?o, cargando la suerte y alargando con temple el pase, remat¨¢ndolo por abajo, colocado el diestro en ese sitio donde casi todos los toros embisten, y no digo "pasan", sino embisten- es cuando tambi¨¦n de verdad existe el m¨¢ximo riesgo, que coincide con la mayor belleza... ?Y cu¨¢ndo no acompa?a el riesgo a la belleza en la creaci¨®n? Esto no quiere decir que toreros de excepcional personalidad, de antes y despu¨¦s, hayan conseguido un toreo de clase y calidad excelsa desde ciertas heterodoxias de la forma, pero no es posible confundirlos con los clonados y tramposos, que hoy abundan en mayor¨ªa. Son y fueron otra cosa. En esta feria, que sigue pasando cuando escribo esta nota, se est¨¢ viendo tan clara la diferencia entre un torero y casi todo el resto... que no debe ni puede extra?arnos que "el ambiente de 1a plaza" est¨¦ fr¨ªo hasta que llega el calor del toreo aut¨¦ntico. Las comparaciones hay quien dice que son odiosas; pero existir, existen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.