Iluminaciones

Anteayer, y por un solo d¨ªa, vino hasta el Teatro de Madrid Vicente S¨¢ez con su ¨²ltima creaci¨®n, Lilah, una hermosa y pausada coreograf¨ªa de madurez en la que el core¨®grafo se adentra en una b¨²squeda parsimoniosa de cierta m¨ªstica, donde la hilatura es la devoci¨®n con que se baila a manera de ofrenda. Es un baile reparador y conciliador, luminoso en su instinto y donde S¨¢ez, a trav¨¦s de un ritmo lento y hasta a veces demasiado ensimismado, llega al punto de concebir y mostrar un universo contemplativo donde bailarines y p¨²blico llegan a estar serenamente obnubilados en una nube conc¨¦ntrica (el giro y su car¨¢cter son la pauta de toda la lectura); toda la acci¨®n se ve animada por una fuerza o luz interior que es quiz¨¢ la motivaci¨®n t¨¢ntrica que busca aquietar la crudeza del mundo que nos rodea. Excelente vestuario y decorado, con los colores del ¨¢mbito suf¨ª -naranja, oro, burdeos, rojo, blanco y a?il- y una iluminaci¨®n que esmalta la parte ang¨¦lica de la pieza. El argumento no es otro que la elevaci¨®n interior, y para ello Vicente S¨¢ez se sirve del Misterio de Elche y del hinduismo; elementos aparentemente ajenos como ¨¦stos se vuelcan unos sobre otros y se funden, en una compenetraci¨®n que los buen¨ªsimos bailarines hacen evidente. Belleza, serenidad y pasos con bondad: una velada gratificante.