"Strip-tease" de pros y contras XAVIER BRU DE SALA
Cinco partidos con posibilidades de estar en el pleno del cap i casal y los cinco estrenan cabeza de cartel. Para que digan luego -igualmente lo dir¨¦- que mandan siempre los mismos, que nada se mueve en Catalu?a, que estamos pol¨ªticamente estancados, etc¨¦tera. Si todo les va igual o a poco que mejoren, los socialistas dir¨¢n que ya tienen m¨¢s de media Generalitat conquistada. Tal vez. Los ¨¢nimos psicol¨®gicos son inconmensurables, adem¨¢s de imprescindibles. Pero durante largo tiempo el PSC ganaba por mucho m¨¢s que ahora en la capital, y esas victorias no imped¨ªan las abultadas mayor¨ªas de CiU en el pa¨ªs. Parece pues, a la luz de la experiencia acumulada, que la ley del equilibrio y el reparto del poder en las dos grandes instituciones catalanas es m¨¢s fuerte que la del traslado de la euforia entre convocatorias electorales. Alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que cambiar, claro, pero si los socialistas mejoran sus ¨²ltimos resultados en Barcelona, m¨¢s de un aguafiestas contraatacar¨¢ luego argumentando que hasta el reci¨¦n estrenado Clos supera el peque?o tir¨®n del m¨ªtico Maragall. Todo tiene sus pros y sus peros. Al contrario de Molins, Clos cuenta con innumerables bazas a favor y una en contra. Al muy endeble Fisas le sostienen, como dos muletas, el buen momento del PP y el exhibicionismo nacionalista -imp¨²dico y postizo para m¨¢s inri- del candidato convergente. Mayol y Portabella se encuentran al borde de la salvaci¨®n. Rahola lucha con tanta energ¨ªa que, aun cayendo, podr¨ªa no quedar personalmente fuera de combate. Hay razones para votar y para no votar a cada uno de los candidatos. Ve¨¢moslo con alg¨²n detalle. Qu¨¦ duda cabe sobre las mejoras de Barcelona. Menos los t¨¦cnicos de tr¨¢fico y vialidad, que suspenden, el conjunto de la actuaci¨®n municipal merece notas que van del excelente al aprobado alto. El alcalde Clos, hasta anteayer insulso, ya empieza a notar los efectos ben¨¦ficos del carisma (recu¨¦rdese la ley del tiramis¨²: todo cuerpo humano depositado en una bandeja de poder se empapa del carisma contenido en ella, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde seg¨²n su porosidad). En esas resumidas circunstancias, Clos podr¨ªa rozar la mayor¨ªa absoluta. No habr¨ªa razones para no votarle, de no ser que su continuidad en la alcald¨ªa supondr¨ªa rozar los tres decenios de consistorio monocolor. Mala noticia para la alternancia. Clos cuenta con muchas de mis simpat¨ªas, pero no le votar¨¦, sobre todo por eso. Molins era de los transversales y se ha pasado al oscurantismo (la presencia de Magda Oranich tras ¨¦l no compensa la inclusi¨®n de Mir¨® Ard¨¨vol y Oriol Pujol en su lista). Como antes, en la ¨¦poca de Centristes de Catalunya, fue de lo contrario, cabe suponerle abundancia de realismo y escasez ideol¨®gica, lo cual es bastante positivo para quienes no duden de la fama de buen gestor que le acompa?a. Si CiU obtuviera un buen resultado, Pujol se llevar¨ªa un susto -no de muerte, pero susto- y sus masovers se echar¨ªan a temblar. Lo cual levantar¨ªa, aunque de rebote, los ¨¢nimos deca¨ªdos de los transversales de CDC. Pero, adem¨¢s de su excesiva adaptaci¨®n a la brisa reinante en su campo y sus compa?¨ªas, cuenta contra Molins una p¨¦sima campa?a, trufada de promesas de distinto calibre y muy desigual inter¨¦s y credibilidad. Parece como si hubiera ido al s¨²per a llenar el carro, como si ¨¦l, que no paga, fuera el cliente, cuando la norma elemental sostiene que los candidatos deben lucir en las estanter¨ªas, a ver si los electores les prefieren. Adem¨¢s, ha despreciado totalmente mi terreno de la cultura. Tampoco le votar¨¦. La cosa se pone, pues, dif¨ªcil. Me fastidia la demonizaci¨®n del PP a cargo de convergentes y socialistas, pero eso no basta. ?Alguna raz¨®n para votar a Fisas? ?l, o cualquier otra m¨¢scara parlante que estuviera en su lugar, ser¨ªa el mejor voto contra los excesos nacionalistas del Pacte de Barcelona, la ley de Pujals and company, pero prefiero combatirlos por otras v¨ªas. No soy nada partidario de la abstenci¨®n y preferir¨ªa votar en blanco antes que llevarme el disgusto de tirar el voto. ?Maldito list¨®n del 5%! Eso descarta a Rahola. No he votado nunca a IC ni a ERC, por lo que la novedad espanta. Ambos dicen que van a salir, fijo, pero que el otro no saldr¨¢. ?A qui¨¦n creer, si los dos ¨²ltimos sondeos se contradec¨ªan en este punto? En m¨¢s de una ocasi¨®n me he declarado a favor de Espa?a -mi Espa?a- y contra la independencia. Si fuera un peque?o Vulcano, fundir¨ªa a IC e incorporar¨ªa sus mejores metales a ERC, al tiempo que descartar¨ªa su ganga irredenta, pero no lo soy. Decida lo que decida, voy a votar en contra de alguno de mis principios o de mis argumentos m¨¢s queridos. ?No fue precipitado el descarte de los dos grandes? El tiempo de la reflexi¨®n se acaba, como el espacio del art¨ªculo, y no hay tiempo de volver a empezar. ?Mayol o Portabella? Estoy a favor de la bicicleta, incluidos los remontadores que propone ERC, y contra el oscurantismo sobre los productos transg¨¦nicos que ha abonado IC en su campa?a. As¨ª que, consciente de que ni Barcelona ni yo nos jugamos mucho en estas elecciones, votar¨¦ a Portabella, pero de puntillas. Aunque luego no ir¨¦ diciendo, como el progre de Tabucchi, que los intelectuales somos m¨¢s de fiar que el resto de los mortales.
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