Cat¨®licos y protestantes superan un viejo conflicto teol¨®gico

, Protestantes y cat¨®licos anunciaron ayer un acuerdo hist¨®rico en el Consejo Mundial de las Iglesias: la Declaraci¨®n com¨²n sobre la doctrina de la justificaci¨®n supone una "mutua comprensi¨®n" en torno a la discrepancia de si el hombre se justifica y salva s¨®lo por la fe o seg¨²n sus obras. El acuerdo ha llevado 30 a?os de discusiones entre los representantes de ambas confesiones. El cardenal australiano Idris Cassidy, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, present¨® ayer la declaraci¨®n, de unas 20 p¨¢ginas, acompa?ado por el secretario general de la Federaci¨®n Mundial Luterana, el pastor surafricano Ismael Noko. El texto recuerda que las interpretaciones sobre el principio de la justificaci¨®n por la fe fueron motivo de profundas divisiones durante cinco siglos. Los te¨®logos se?alan que esa doctrina "expresa que nuestra fe sostiene que somos aceptados por Dios no porque somos buenos, sino porque Dios es bueno". En el pasado los luteranos consideraban que el hombre s¨®lo pod¨ªa salvarse por la fe, mientras que para los cat¨®licos las obras asum¨ªan un papel de capital importancia. La declaraci¨®n ser¨¢ adoptada oficialmente el pr¨®ximo 31 de octubre en Ausburgo, la misma ciudad en la que los luteranos presentaron su Confesi¨®n Augusta en 1530. Interrogado sobre la posibilidad de una fusi¨®n de las dos iglesias, Cassidy respondi¨® con iron¨ªa: "El don de la profec¨ªa pertenece al orden divino. Por el momento, no se trata a¨²n de una comuni¨®n total entre luteranos y cat¨®licos, sino de superar viejas disputas teol¨®gicas". Su hom¨®logo luterano, Noko, afirm¨® que "los cambios propuestos por esta declaraci¨®n van a afectar a la vida de millones de creyentes alrededor del mundo". El mandatario protestante a?adi¨® que, desde su punto de vista, se trata de "un primer paso" en direcci¨®n a la unidad, aunque no precis¨® si esa unidad ser¨ªa solamente doctrinal o tambi¨¦n institucional. Ambas confesiones indicaron que las condenas del pasado quedan sin efecto.