El decreto contra el ruido limita a casos "urgentes" las obras nocturnas en la calle

M¨¢s de cuatro millones de madrile?os, el 80% del total, viven sometidos a niveles de ruido superiores a los m¨¢ximos recomendados por las autoridades sanitarias. Ninguna ordenanza municipal ha logrado hasta ahora paliar un problema que atormenta a los ciudadanos en forma de obras p¨²blicas, sirenas, alarmas, coches o aviones. En un intento por poner orden en un terreno casi virgen, la Consejer¨ªa de Medio Ambiente ha elaborado su primer decreto contra la contaminaci¨®n ac¨²stica, que establece el ruido m¨¢ximo permitido y las sanciones por incumplirlo. Una de las restricciones m¨¢s llamativas ata?e a las obras en la v¨ªa p¨²blica, que de noche quedan limitadas a los casos urgentes. Por su parte, las alarmas antirrobos que lucen miles de establecimientos p¨²blicos s¨®lo podr¨¢n sonar hasta cinco veces, durante un m¨¢ximo de 60 segundos por r¨¢faga y con intervalos de silencio de al menos medio minuto.

El ruido es un enemigo cotidiano para las cuatro quintas partes de los madrile?os, pero las administraciones p¨²blicas no han sabido, hasta la fecha, c¨®mo combatirlos. De hecho, en la legislaci¨®n regional s¨®lo hay un par de textos en los que se menciona el problema de la contaminaci¨®n ac¨²stica, y siempre de manera tangencial: la Ley para la Protecci¨®n del Medio Ambiente (1991) y la Ley de Espect¨¢culos P¨²blicos y Actividades Recreativas (1997).

En cuanto a los municipios, son s¨®lo 28 los que han promulgado ordenanzas espec¨ªficas en la materia, apenas un 15% de los 179 que conforman la geograf¨ªa regional. Por lo general, estos textos "se han mostrado insuficientes o t¨¦cnicamente desfasados" para combatir el problema, seg¨²n el diagn¨®stico de los t¨¦cnicos de la consejer¨ªa de Medio Ambiente. Adem¨¢s, rara vez los ayuntamientos disponen de inspectores que velen por el buen cumplimiento de las normas relativas a la salubridad ac¨²stica en sus localidades.

PASA A LA P?GINA 3

Prevenci¨®n urban¨ªstica