El conservatorio entra en el colegio
La creaci¨®n de las escuelas de m¨²sica, la divisi¨®n de los conservatorios por niveles educativos y la reforma de los contenidos de la ense?anzas. A lo largo de esta d¨¦cada, la ense?anza de la m¨²sica ha vivido una revoluci¨®n que, seg¨²n los profesionales, no ha hecho m¨¢s que empezar. La demanda de ni?os y mayores de una ense?anza musical para todos, accesible y asequible, ha obligado a replantear estos estudios y a buscar nuevas v¨ªas para colocar cada cosa en su sitio: la formaci¨®n de los futuros aficionados y la de los futuros profesionales. Una de las iniciativas m¨¢s novedosas para formar a estos ¨²ltimos son los centros integrados de m¨²sica. Funcionan de forma experimental y apenas hay media docena en Espa?a, todos ellos de primaria. Dos ejemplos son los que se han creado en Salamanca y en San Lorenzo de El Escorial. En Salamanca, el colegio p¨²blico Santa Catalina se coordina con un conservatorio de la ciudad para dar facilidades a los alumnos de m¨²sica para seguir la ense?anza reglada. En San Lorenzo de El Escorial se puso en marcha hace seis a?os un colegio especial para formar futuros m¨²sicos, el Centro Integrado de Ense?anzas Musicales Padre Antonio Soler, en el que los alumnos estudian de 3? de primaria a 1? de ESO, y, a la vez, los cursos oficiales de m¨²sica.
"La clave est¨¢ en la coordinaci¨®n del profesorado del conservatorio con el colegio", dice Juan Crespo Mart¨ªnez, que comparte la direcci¨®n del Conservatorio de San Lorenzo de El Escorial y del colegio integrado. Crespo explica que los ni?os deben superar unas pruebas de aptitud para entrar en este centro, en las que se valora la predisposici¨®n, la coordinaci¨®n y la capacidad de distinguir acordes o de reproducir melod¨ªas. Cada a?o se presentan unos 70 candidatos y se seleccionan 18. En cada clase del centro, que pronto habilitar¨¢ una zona de internado, hay entre 15 y 18 alumnos.
La mayor parte de los alumnos mostraron inter¨¦s hacia la m¨²sica al acompa?ar a sus padres a conciertos o al ver tocar a sus familiares o amigos. Sus padres resaltan "el sacrificio que supone compatibilizar la m¨²sica con los otros estudios". "Les tiene que gustar mucho para tener la constancia necesaria para practicar en casa", dice Ofelia, de la secretar¨ªa del colegio, que tiene una hija que estudia viola. Los padres ven una gran ventaja en los centros integrados: los ni?os salen a las cuatro de la tarde habiendo estudiado ya la m¨²sica, les da tiempo a jugar y hacer la misma vida que los otros ni?os.
A los alumnos del colegio de San Lorenzo no parece desagradarles el esfuerzo suplementario que hacen, como a Marie Anne y Cristina, de 10 a?os. La primera estudia 5? de Primaria y 3? de M¨²sica y toca el viol¨ªn y el piano. La ni?a cuenta que trabaja en casa dos horas diarias, una hora con cada instrumento. Su compa?era Cristina tambi¨¦n toca el viol¨ªn, al que se aficion¨® de la mano de su hermano mayor.
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