LA RESPONSABILIDAD POL?TICA Cuando metes la pata, ?a qui¨¦n echas la culpa?
Cuando metes la pata, ?a qui¨¦n echas la culpa? ?sta era "la pregunta de la semana" en Mi Pa¨ªs del s¨¢bado 5 de junio, dirigida a chavales de entre seis y 12 a?os a tenor de quienes las responden una semana u otra. "A mi padre", "a mi hermano", "a mi hermana", "al que tengo a mano"... Son las respuestas. S¨®lo una ni?a parece responsabilizarse a s¨ª misma de sus culpas. El origen inmediato de la reflexi¨®n que sigue a continuaci¨®n pudiera estar en la lectura de esta pregunta (y sus respuestas). Pero posiblemente se encuentre m¨¢s en el propio momento electoral que vivimos. Pero tambi¨¦n se fundamenta en la experiencia vivida en estos ¨²ltimos a?os cuando, al menos en el caso de Andaluc¨ªa, se ha roto la "unidad de criterio pol¨ªtico" que inspiraba la asunci¨®n de responsabilidades pol¨ªticas en un territorio en el que Gobierno de la naci¨®n, Gobierno regional y la mayor parte de los gobiernos locales se identificaban con el mismo partido pol¨ªtico; ruptura que se produce, primero en las elecciones locales de 1995 e inmediatamente despu¨¦s en las generales y auton¨®micas de 1996. Y remont¨¢ndonos a¨²n m¨¢s en el tiempo, la reflexi¨®n alcanza al periodo de vigencia de la Constituci¨®n espa?ola, momento en el que se produce la ruptura de la "unidad de mando" a la que Franco nos ten¨ªa acostumbrados. Y ?a d¨®nde quiero ir a parar con tanta introducci¨®n? Al principio de responsabilidad pol¨ªtica en un contexto de responsabilidad pol¨ªtica compartida. Razones hist¨®ricas, en el caso de la Constituci¨®n del 78, que instaur¨® el Estado de las Autonom¨ªas y la divisi¨®n de competencias entre el Gobierno de la naci¨®n y los auton¨®micos, y la consolidaci¨®n del principio de subsidiariedad, que propugna un mayor acercamiento de las decisiones pol¨ªticas a los poderes m¨¢s pr¨®ximos a los ciudadanos, han ido forjando un mapa de distribuci¨®n de competencias en nuestro pa¨ªs que es tambi¨¦n un mapa de distribuci¨®n de responsabilidades. Porque no siempre defendemos con el mismo ah¨ªnco la asunci¨®n de responsabilidades como defendemos la asunci¨®n de nuevas o m¨¢s competencias. Es mucho m¨¢s frecuente conocer acerca de la reclamaci¨®n de nuevas competencias, ya sea dentro del Pacto Local o entre el Estado y unas y otras autonom¨ªas, que reclamar la asunci¨®n de m¨¢s responsabilidades. Pero la una debe de llevar, sin duda alguna, a la otra. Sin embargo, el ciudadano medio percibe cada vez con mayor preocupaci¨®n como a la hora de asumir responsabilidades, por errores cometidos, desastres acaecidos o irregularidades detectadas, los responsables pol¨ªticos tratan ante todo de eludir las posibles responsabilidades y buscar en "al de al lado", o mejor "en el de enfrente", por ser de otro signo pol¨ªtico, al responsable del error, el desastre o la irregularidad. Est¨¢, por supuesto, la actitud del PP de achacar toda responsabilidad al gobierno anterior del PSOE; pero esta actitud, no por menos lamentable m¨¢s pat¨¦tica, queda al margen de la reflexi¨®n que nos ocupa. Est¨¢, por supuesto tambi¨¦n, una falta de cultura pol¨ªtica -quiz¨¢ porque las democracias necesitan m¨¢s de 20 a?os para construirse en su fondo y en su forma- para asumir de manera gen¨¦rica responsabilidades en nuestra clase pol¨ªtica. Pero quisiera centrarme aqu¨ª en la actitud habitualmente demostrada cuando se trata de asumir responsabilidades en una situaci¨®n de competencias compartidas, una situaci¨®n que empieza a darse con frecuencia. En tales casos, y no quiero remitirme a pruebas concretas, unos tratan de eludir sus responsabilidades argumentando con las competencias del otro. Se ha extendido una cierta actitud de que "cada palo aguante su vela", agravada a¨²n m¨¢s cuando, como si de peque?os dioses Eolos se tratase, cada uno trata de soplar con mayor fuerza el viento en la vela del contrario, con la voluntad decidida de que se le termine rompiendo el palo; pero sin medir qu¨¦ tempestades podemos estar levantando con tantos vientos en tantas direcciones. Esta actitud es deplorable desde la perspectiva de su efecto en la ciudadan¨ªa. Ante situaciones de crisis o irregularidades, el ciudadano no desea que se le enmara?e en la explicaci¨®n de qui¨¦n ha de solucionarlo o hacerse cargo del problema, sino que quiere explicaciones simples y soluciones. En cualquier caso, la situaci¨®n le genera inseguridad y desconfianza. Inseguridad, particularmente en los casos relacionados con riesgos catastr¨®ficos, de origen antr¨®pico o natural; y desconfianza generalizada hacia los responsables pol¨ªticos, cuyo peor efecto es la ruptura que se puede producir entre la clase pol¨ªtica como colectivo y el resto de la ciudadan¨ªa. Quiz¨¢ algunos pol¨ªticos pudieran pensar que con ello se les est¨¢ pidiendo de forma ingenua que se hagan el harakiri, pero lo que la ciudadan¨ªa pide es que en tales situaciones se comparta la responsabilidad o incluso que primero se d¨¦ el paso al frente de asumir la soluci¨®n del problema y luego se pregunte de qui¨¦n era la responsabilidad de solucionarlo. En Espa?a estamos a¨²n construyendo la democracia y el Estado de las Autonom¨ªas. Con la Constituci¨®n de 1978 no se restaur¨® la democracia en Espa?a; sencillamente se instaur¨®. De anteriores periodos s¨®lo podemos descartar que fueron ensayos predemocr¨¢ticos: la alternancia en el poder del XIX de los dos grandes grupos pol¨ªticos, el sistema caciquil del control del voto democr¨¢tico y, sobre todo, la no incorporaci¨®n de la mujer a las urnas hasta la Rep¨²blica son pruebas fehacientes del car¨¢cter predemocr¨¢tico de aquellos sistemas pol¨ªticos. El actual debe de construirse sobre un conjunto s¨®lido de buen hacer democr¨¢tico y pol¨ªtico. Y este tema quiz¨¢ pueda resultar balad¨ª en el concierto de cuestiones que cada d¨ªa nos rodean; pero no deber¨ªa ser menospreciado si pretendemos conseguir una identificaci¨®n de la ciudadan¨ªa con sus responsables pol¨ªticos.
Josefina Cruz Villal¨®n es directora general de Ordenaci¨®n del Territorio y Urbanismo de la Junta de Andaluc¨ªa.
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