La abstenci¨®n convergente FRANCESC DE CARRERAS

Lo primero que a uno se le ocurre para comenzar un comentario sobre las recientes elecciones es felicitar al PSC por su excelente resultado. Una vez m¨¢s nos encontramos con un partido que aparece con m¨¢s fuerza electoral que social, brilla m¨¢s en los d¨ªas pre y poselectorales que en la vida cotidiana diaria fuera de estos periodos. Con la excepci¨®n, como es sabido, de las elecciones auton¨®micas, su gran asignatura pendiente. Tiempo habr¨¢, en los pr¨®ximos meses, de tratar este controvertido tema. Hoy s¨®lo cabe felicitar al partido que ha ganado con holgura en Catalu?a, tanto en las elecciones municipales como en las europeas celebradas el pasado domingo. Quiz¨¢ personalizarlo en Joan Clos, ejemplo del buen hacer municipal y persona que comienza a ser entra?able para muchos barceloneses, aunque tambi¨¦n debe extenderse esta felicitaci¨®n especial a otros alcaldes legendarios como Nadal, Siurana, Royes, Corbacho, Mas, Montilla, De Madre, o a nuevos cabezas de lista socialistas que han triunfado en feudos dif¨ªciles: Manuel Bustos en Sabadell, Maite Arqu¨¦ en Badalona y Llu¨ªs Sacrest en Olot. Todo ello producto de unas muy buenas actuaciones en pol¨ªtica municipal y de un muy eficiente aparato de partido, siempre a punto en los momentos electorales. Ahora bien, a rengl¨®n seguido debe a?adirse que si este triunfo ha sido claro, una de sus principales causas ha sido la abstenci¨®n -especialmente en las grandes ciudades, con Barcelona a la cabeza- de una buena parte del tradicional electorado de CiU. Abstenci¨®n que ya veremos si es o no ocasional y que constituye una variable que tener muy en cuenta en los pr¨®ximos comicios. En definitiva, se ha producido algo parecido a las auton¨®micas, pero al rev¨¦s: en ellas quien se abstiene es una parte del electorado socialista y en ¨¦stas se ha abstenido una parte del electorado convergente. ?Por qu¨¦ se ha abstenido? Desde Converg¨¨ncia mismo se han dado algunas razones. La que m¨¢s se ha utilizado es el rechazo de sectores convergentes a los pactos con el PP. Es, sin duda, una raz¨®n de peso, una raz¨®n cierta aunque, probablemente, no es la ¨²nica, ni siquiera la m¨¢s importante. Tambi¨¦n se han argumentado los obvios fallos de la campa?a de Joaquim Molins, conducida m¨¢s desde una ¨®ptica de publicidad comercial que desde el conocimiento de Barcelona y la prudencia pol¨ªtica. Es otra raz¨®n que ha influido, aunque con menor peso que la anterior y, en todo caso, sin constituir una justificaci¨®n global de la abstenci¨®n convergente. La raz¨®n principal de la abstenci¨®n es, en mi opini¨®n, que comienza a existir en la sociedad catalana una creencia creciente de que el pujolismo est¨¢ agotado, se halla en su fase final -aunque quiz¨¢ no terminal-, y que Converg¨¨ncia es un partido que ara ja no conv¨¦. ?Recuerdan ustedes el lema con el que ganaron las primeras elecciones a la Generalitat en 1980? El lema era: "Ara conv¨¦ Converg¨¨ncia i Uni¨®". Pues bien, la sensaci¨®n que comienza a extenderse es que ara ja no conv¨¦. ?Por qu¨¦ esta sensaci¨®n? En primer lugar, porque existe ya un cansancio del catalanismo puramente reivindicativo. En segundo lugar, porque la obra de gobierno de Jordi Pujol, su gesti¨®n en la Generalitat, ha resultado, sobre todo en los ¨²ltimos 10 a?os, un claro fracaso. El catalanismo reivindicativo ten¨ªa raz¨®n de ser en 1980, cuando todo estaba por hacer, con una situaci¨®n d¨¦bil de la lengua catalana, un estatuto de autonom¨ªa por desarrollar y unas instituciones que crear. Hoy en d¨ªa, con amplias competencias, un presupuesto de dos billones de pesetas y una lengua normalizada, las reivindicaciones de mayores competencias, de m¨¢s catal¨¢n o de la Europa de los pueblos, s¨®lo son capaces de motivar a los m¨¢s nacionalistas, que, poco a poco, se van pasando, por cierto, a Esquerra Republicana de Catalunya. Pero el sector moderado de votantes convergentes podr¨ªa sentirse satisfecho con una buena acci¨®n de gobierno. Ahora bien, resulta que tampoco: cada vez se extiende m¨¢s la idea de que el gobierno y los altos cargos de la Generalitat son ineficientes, clientelares, nepotistas y con pocas ideas. Ya nadie cree que el d¨¦ficit financiero sea s¨®lo producto de la mala financiaci¨®n por parte del Estado. El Ayuntamiento de Barcelona reduce su d¨¦ficit un 10% cada a?o desde 1992 y la financiaci¨®n de los ayuntamientos es peor que la de las comunidades aut¨®nomas. Los grandes proyectos de infraestructuras est¨¢n frenados por una incapacidad de decisi¨®n que a veces tiene motivos inconfesables: el aeropuerto, el puerto, el tren de alta velocidad, la red de carreteras. La ense?anza p¨²blica, la sanidad, las pol¨ªticas de bienestar empeoran. Los ¨²nicos problemas parecen ser el despliegue de los Mossos d"Esquadra, el uso social del catal¨¢n y las selecciones deportivas. No son, ciertamente, las prioridades del ciudadano. El pujolismo intensifica los gestos simb¨®licos y descuida la gesti¨®n diaria que revierte en el bienestar de las personas. Los ayuntamientos, los buenos ayuntamientos, hacen justamente lo contrario. Quiz¨¢ por ello han sido premiados en estas elecciones mientras esc¨¦pticos ciudadanos, desencantados de su partido, se quedaban en casa. ?Seguir¨¢n qued¨¢ndose en casa los ciudadanos que no fueron a votar el domingo pasado? Esta pregunta clave tendr¨¢ una respuesta clara el pr¨®ximo oto?o.