De secundario a gran estrella
![Santiago Segurola](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe505581b-3596-4161-bc77-1816c8c68bf7.png?auth=d22627484165dfcb062103e8d1fdebeb92a54c13220f4fd6553111e786e168fa&width=100&height=100&smart=true)
Maurice Greene surgi¨® en 1995 sin demasiado ruido. Contaba 20 a?os y no se ten¨ªan noticias de su calidad. S¨®lo se oy¨® algo sobre su nombre en la primavera de aquel a?o, tras una victoria sobre Carl Lewis en el Texas Relays, una de las habituales reuniones de primavera que sirven para poner en primer plano a los velocistas novatos y afinar la forma de los consagrados. "Nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de ¨¦l", coment¨® Lewis tras la carrera. Greene, natural de Kansas City, en el estado de Misuri, aprovech¨® la crisis de la velocidad en Estados Unidos para conseguir un puesto en el equipo que particip¨® en el Mundial de Gotemburgo en 1995. Pero su mejor marca (10.08 segundos) no le permit¨ªa esperanza alguna frente a los grandes protagonistas de la d¨¦cada: Donovan Bailey, Dennis Mitchell o Leroy Burrell. Ni tan siquiera pod¨ªa aproximarse a las marcas del jovenc¨ªsimo Ato Boldon, campe¨®n del mundo j¨²nior. El antillano Boldon fue uno de los protagonistas de aquel Mundial; Greene qued¨® eliminado en las series, una afrenta para cualquier velocista norteamericano. Su presencia en los Mundiales se tom¨® como la inequ¨ªvoca confirmaci¨®n del declive de los estadounidenses despu¨¦s del largo reinado de Carl Lewis.
Durante 1996, Greene desapareci¨® del mapa. No encontraba la manera de prosperar. En Kansas City no hallaba las condiciones propicias para convertirse en una estrella de las carreras cortas. No particip¨® en los Juegos de Atlanta y sus marcas sufrieron una regresi¨®n considerable. Con 10,20 segundos est¨¢s condenado a la mediocridad en los 100 metros. Sin embargo, Greene ten¨ªa ambici¨®n. Y un plan. Si Kansas City resultaba un lugar inh¨®spito, California representaba Eldorado para cualquier atleta. All¨ª, en las cuadras de Bob Kersee y John Smith se preparaban la mayor¨ªa de los mejores velocistas del mundo. Greene decidi¨® enrolarse en el equipo de John Smith, antiguo especialista de 400 metros que hab¨ªa conducido las carreras de Kevin Young y Quincy Watts, campeones ol¨ªmpicos en Barcelona de 400 metros vallas y 400 metros.
"Quiero ser el mejor del mundo", le dijo Greene a Smith. Al t¨¦cnico le gust¨® la actitud. Ya dispon¨ªa en su equipo de Ato Boldon, y pens¨® que Greene ten¨ªa un ampl¨ªsimo margen de mejora y que ser¨ªa un buen complemento para Boldon. Pero en cuatro meses se produjo un cambio radical. El desconocido Greene se transform¨® en una estrella. Venci¨® en los Campeonatos de EE UU y en el Mundial de Atenas, donde se qued¨® a dos cent¨¦simas del r¨¦cord mundial de Bailey.
Greene es un velocista peque?o (1,75 metros), con una potencia descomunal y con una t¨¦cnica muy mecanizada en la factor¨ªa Smith. A estas condiciones a?ade dos cualidades necesarias en cualquier disciplina: una gran instinto para competir y una voluntad f¨¦rrea para derribar barreras, como lo hizo ayer en Atenas.
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