Os Diplom¨¢ticos ensalzan la geograf¨ªa mar¨ªtima gallega en su cuarto disco
El grupo defiende la fusi¨®n de m¨²sicas
Si hay un pueblo cosmopolita hasta la m¨¦dula, ¨¦se responde al nombre de Galicia. La tesis la enarbola el cantante e ide¨®logo de Os Diplom¨¢ticos de Montealto, Xurxo Souto, como hilo conductor del cuarto disco de esta banda coru?esa, Capet¨®n. El t¨ªtulo mismo constituye todo un hallazgo: remite a la denominaci¨®n marinera de Ciudad del Cabo, una divertida transformaci¨®n del ingl¨¦s Cape Town. "Todos tenemos un abuelo que estuvo en La Habana, un t¨ªo que apur¨® chatos de vino en la tasca Rompecarallos, de Terranova, o un primo que pas¨® por la isla de A Galega, encima mismo de Madagascar", relata este antiguo estudiante de Filolog¨ªa Cl¨¢sica, gallego de verbo vertiginoso. Os Diplom¨¢ticos son los abanderados del rock brav¨², sin castrar, un movimiento que reivindica las historias en primera persona y la agitaci¨®n desde los barrios y las aldeas. "En Galicia se conjugan una parte carnocha [vehemente] y una parte cacique", explica Souto, ejemplo vivo del carnocho hasta los tu¨¦tanos. Y dispara: "Nosotros reivindicamos la vitalidad: el valor del individuo -de la ¨¦pica de las personas- frente a esa sociedad que persigue el mensaje ¨²nico".
Para ello, la f¨®rmula brota con relativa sencillez. Os Diplom¨¢ticos funden las formas musicales de la tradici¨®n (la rumba, la ranchera, el corrido) con la rebeld¨ªa del rock"n"roll de anta?o, el que se hac¨ªa antes de su aburguesamiento. El encuentro tiene algo de brutal y mucho de salvaje. "A diferencia de los m¨²sicos del folclor, nosotros tocamos tirando a regular, pero le ponemos descaro y emoci¨®n", proclama R¨®mulo Sanjurjo, acordeonista y productor de la banda.
Galer¨ªa de personajes
Por los 16 temas de Capet¨®n, escritos siempre en gallego, desfila una generosa fauna de personajes de la tierra. Se trata de uno de esos bestiarios, siempre al filo de la realidad, que todo buen fabulador coru?¨¦s lleva dentro. Por ah¨ª asoma Tom¨¢s das Quingostas, el asaltador de caminos que se encaraba a sus v¨ªctimas al grito de "El pobre no tiene, el rico no da"; la se?ora Luc¨ªa, que cantaba m¨²sica africana a 20 kil¨®metros de A Coru?a; o Mesejo, el telegrafista de la Mercante que termin¨® de copas con los guerrilleros del Frente de Liberaci¨®n de Mozambique. El medidor de emociones se dispara en el corte 13?, Taberna Monte-Alto, una ranchera ("Yo quisiera ser mujer para llevarte dentro. Galicia es una madre. Galicia, mujer. Galicia amante") que Manuel Rivas despedaza personalmente. "Manolo no es un gran cantante, pero se nota que era muy feliz mientras grababa eso", proclama Souto, amigo y vecino. Casi para el final queda tambi¨¦n la soflama futbol¨ªstica, inevitable en un grupo que acostumbra a dedicar sus discos al entrenador (y casi siempre fil¨®sofo) Arsenio Iglesias. Lume de biqueira, la canci¨®n, reivindica una selecci¨®n gallega, pero Souto entona la cantinela del forofo desencantado. "El f¨²tbol rom¨¢ntico ha dejado paso al de los mercenarios. De peque?o, mis equipos favoritos eran los del barrio -el Galicia Gaiteira y el Sp¨®rting Coru?¨¦s- y el de Baio, ¨¦ste por solidaridad: eran tan malos que se hab¨ªan colocado un farolillo rojo en el escudo".
Babelia
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