Adi¨®s a una gran biblioteca universitaria
El Grupo Anaya se dispone a destruir buena parte de los fondos de Alianza Universidad
Tres editoriales del Grupo Anaya -Alianza, C¨¢tedra y Tecnos-, que han publicado buena parte de lo mejor del pensamiento espa?ol en el ¨²ltimo tercio de este siglo y los cl¨¢sicos extranjeros que han modelado la cultura universitaria de este pa¨ªs, van a proceder a la destrucci¨®n de parte de sus fondos. Una pr¨¢ctica antigua y habitual en el sector editorial espa?ol dictada por la l¨®gica empresarial: la escasa venta de los libros no compensa los elevados costes de su almacenamiento. Esta soluci¨®n ha indignado a numerosos autores, que temen que sea el principio del fin de la p¨¦rdida de un acervo cultural important¨ªsimo en un pa¨ªs con un ¨ªndice de lectura a¨²n bajo en comparaci¨®n con Europa y escasas bibliotecas p¨²blicas. Jos¨¦ Manuel Segura, director de comunicaci¨®n de Anaya, insiste en que la destrucci¨®n de las existencias es lo que hacen todas las grandes editoriales, y que s¨®lo ser¨¢n sacrificados "aquellos t¨ªtulos con m¨¢s de tres a?os de antig¨¹edad que venden menos de 100 ejemplares anualmente". Asegura, adem¨¢s, que no se destruyen en su totalidad, "ya que siempre se guarda un peque?o fondo de 25 o 50 ejemplares por t¨ªtulo para futuras peticiones".
No habr¨¢ saldos
Segura afirma que "en anteriores ocasiones se han enviado estos libros a las ONG o a las bibliotecas que est¨¢n dispuestas a pagar los costes de transporte", pero que "es pol¨ªtica de la casa negarse a saldar". El escaso desarrollo del mercado de libros de segunda mano en Espa?a y el ¨¦xito de las fotocopias son, seg¨²n fuentes del sector, dos de las razones de que se llegue a una soluci¨®n tan dr¨¢stica para acabar con las existencias. De hecho, las ofertas de libros rebajados que se encuentran peri¨®dicamente en las grandes superficies consisten principalmente en libros de ficci¨®n y best sellers, pero no ensayos o libros universitarios. Las citadas fuentes estiman que el volumen de libros que Anaya se dispone a convertir en pulpa de papel "puede alcanzar los cuatro millones de ejemplares", una cifra que a Segura le parece "un disparate", cuando "los t¨ªtulos vivos en fondo de toda Alianza Editorial no llegan a los 3.200".
Gustavo Dom¨ªnguez, director general de C¨¢tedra, se?ala que los libros a destruir "son aquellos que fueron editados con una ilusi¨®n enorme y vendieron en su momento 4.000 o 5.000 ejemplares, pero de los que ahora no se venden m¨¢s de 20 al a?o". Dom¨ªnguez repite que no hay inconveniente en donarlos a las bibliotecas, "si ellas vienen a recogerlos", y que en su caso se va a destruir "una media de 600 o 700 ejemplares de 15 o 20 t¨ªtulos"; es decir, de 9.000 a 14.000 libros.
En cuanto al coste del almacenamiento -el almac¨¦n central de Anaya est¨¢ en Valdemoro (Madrid)-, todos los profesionales consultados por este peri¨®dico subrayan que se trata de "muchos millones". Fuentes de una gran editorial espa?ola cifran en 2.000 millones de pesetas su costo anual en almacenamiento y gesti¨®n de existencias.
El sector del libro espa?ol vive en los ¨²ltimos a?os un constante baile de ejecutivos y de absorciones y fusiones de sellos editoriales. La ¨²ltima tuvo lugar el pasado oto?o, cuando el grupo Havas, n¨²mero uno de la edici¨®n en Francia, lanz¨® una oferta p¨²blica de adquisici¨®n (OPA) amistosa sobre las acciones del Grupo Anaya, fundado por Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez y su principal accionista. El coste de la operaci¨®n se acerc¨® a los 35.000 millones de pesetas.
El d¨ªa en que se hizo p¨²blico el acuerdo, el pasado 12 de septiembre, el presidente de Havas, Eric Licoys, insisti¨® en que la empresa no pretend¨ªa estar presente en todos los sectores de la edici¨®n, y que los recursos se volcar¨ªan en la edici¨®n electr¨®nica y en los libros educativos. En medios editoriales se piensa que Anaya est¨¢ embarcada en una "apuesta por el manual y en una pol¨ªtica de rentabilizaci¨®n de colecciones que puede llevar a la desaparici¨®n de fondos prestigiosos si no se venden".
Jos¨¦ Manuel Segura afirma rotundamente que esta interpretaci¨®n es "una maldad interesada y est¨²pida", y que Anaya est¨¢ volcada en la "renovaci¨®n del libro de bolsillo y del universitario, habiendo conseguido penetrar en espacios donde antes no est¨¢bamos".
Luis Su?¨¦n, director general de Alianza, tranquiliza a los agoreros asegurando que Alianza Universidad "no va a desaparecer", y que la decisi¨®n empresarial de destruir parte de los fondos no tiene nada que ver "con la programaci¨®n o los contenidos de la editorial, sino con la capacidad de almacenamiento". El pasado octubre, Alianza renov¨® esa colecci¨®n con la salida de El Libro Universitario, con el objetivo de adaptarse a las nuevas necesidades de los estudiantes, pero dirigida tambi¨¦n a un p¨²blico m¨¢s amplio.
Esta renovaci¨®n no ha tranquilizado del todo a los numerosos autores que desde su creaci¨®n, en 1970, han venido publicando en Alianza Universidad. Una colecci¨®n cuya n¨®mina de autores impresiona: desde Galileo, Descartes, Newton, Franklin y Francis Bacon hasta Hegel, Sartre, Wittgenstein, o economistas como Leon Walras, Gary Becker y Amartya Sen, pasando por Konrad Lorenz, Noam Chomsky, Hanna Arendt, James Pitt-Rivers o Earl J. Hamilton. El elenco de hispanistas y espa?oles no se queda atr¨¢s: Paul Preston, Shlomo Ben-Ami, Juan Jos¨¦ Linz, Carlos Castilla del Pino, Jos¨¦ Ferrater Mora o Francisco Tom¨¢s y Valiente.
En las ¨²ltimas semanas, numerosos autores espa?oles han recibido una carta de la editorial en la que se les informa de que, dado el "escaso ritmo de venta" de sus obras, "lo que obliga a mantener un importante stock de ejemplares en almac¨¦n con dif¨ªcil salida y alto coste de almacenamiento (....), vamos a proceder a la destrucci¨®n de los ejemplares". En cumplimiento del art¨ªculo 67 de la Ley de Propiedad Intelectual, la editorial comunica al autor que "podr¨¢ exigir que se le entreguen todos o parte de los ejemplares".
Derechos de autor
Esta notificaci¨®n ha indignado a muchos autores de libros de ciencias sociales o humanidades, que sospechan que asisten al final de una de la colecciones universitarias m¨¢s prestigiosas en lengua espa?ola. Al destruir los fondos, Alianza y cualquier otra editorial pierden autom¨¢ticamente los derechos. Si otra editorial est¨¢ interesada en la obra deber¨¢ adquirir de nuevo los derechos del autor o de sus herederos. En opini¨®n de Carlos Rodr¨ªguez Braun, que va a ver c¨®mo dos de sus libros pasan por la guillotina, parte del problema obedece a razones t¨¦cnicas: "Sospecho que antes se hac¨ªan tiradas muy grandes, y ahora, con las nuevas tecnolog¨ªas inform¨¢ticas, se puede lanzar una primera edici¨®n corta y, si hay demanda, reeditarla muy r¨¢pidamente". A Nicol¨¢s S¨¢nchez Albornoz, la decisi¨®n de Anaya le parece "una barbaridad". Tres de sus libros ser¨¢n destruidos y la totalidad de la colecci¨®n Alianza Am¨¦rica, fundada por ¨¦l a mediados de los a?os ochenta. "Veintid¨®s mil ejemplares, correspondientes a m¨¢s de 30 t¨ªtulos", se lamenta.
Juan Pablo Fusi, cuya obra Pa¨ªs Vasco: pluralismo y nacionalidad no ha sido de momento sentenciada, recuerda cuando "publicar en Alianza Universidad supon¨ªa un espaldarazo profesional". Fusi opina que la destrucci¨®n es una "soluci¨®n muy dr¨¢stica", cuya v¨ªctima final ser¨¢ el lector. "Sigue habiendo carencias de lectura y de libros en muchos puntos de Espa?a. Hay m¨¢s de 60 universidades y mill¨®n y medio de estudiantes. Hay m¨¢s mercado del que se cree, pero entiendo que las empresas editoriales no puedan asumir todos los costes. Tal vez la Administraci¨®n p¨²blica, a nivel auton¨®mico o local, deber¨ªa hacer un esfuerzo al respecto".
Babelia
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