Miremos a B¨¦lgica
Alguien, dentro de cien a?os, con el desapego necesario y sobre la base de estudios documentados, deber¨¢ explicar a la posteridad por qu¨¦ misteriosa raz¨®n B¨¦lgica se ha convertido, en las postrimer¨ªas del segundo milenio, en una especie de pozo negro de la humanidad. Corrupci¨®n, pedofilia, comida envenenada: el mundo industrializado se mira en el peque?o pa¨ªs como en un espejo (...) y se refleja verdaderamente aterrorizado (...). Sin embargo, diremos que los esc¨¢ndalos son oportunos. Y por esto le damos las gracias a B¨¦lgica. Porque, una vez m¨¢s, como con la corrupci¨®n, como con la pedofilia, ha permitido, con este percance de la dioxina, desvelar un mar de hipocres¨ªa.
Veamos el caso de las multinacionales alimentarias, por ejemplo. Estas que nos proporcionan (?) productos preparados de pollo, leche en polvo, quesos de todas las formas y conservas en todas las salsas. Encomiable, nada que decir sobre la velocidad con la que han retirado de las estanter¨ªas de los supermercados cada producto contaminado. Pero es una velocidad que induce a la sospecha.
Primera pregunta: ?de verdad que una peque?a granja de un peque?o pa¨ªs ha metido en el saco a una tropa de gigantes planetarios? Si la respuesta es s¨ª, ?en qu¨¦ manos est¨¢n esos grandes grupos! Y en qu¨¦ manos estamos nosotros, que con los productos de estos colosos llenamos el carrito del supermercado. Si la respuesta es no, pasamos a la segunda pregunta: ?no ser¨¢ que sab¨ªan, fingiendo no saber, y antes de acabar en un berenjenal han hecho desaparecer todo a toda prisa?
Mil¨¢n, 20 de junio
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.