Los bohemios
El tejido de la vida humana tiene curiosos nudos, enlaces, cruces y vueltas inesperados. La not¨ªcula sobre cierto libro aparecida en el Babelia de hace unos pocos d¨ªas me ha hecho saltar de pronto hasta mi Chicago de treinta y tantos a?os atr¨¢s, llev¨¢ndome a recordar, evocada por el nombre del autor de dicho libro, la lejana figura, durante tant¨ªsimo tiempo ausente de mi ¨¢nimo, de su autor, Allen W. Phillips, un entonces joven ense?ante, quien, al abandonar aquellos claustros en la habitual transhumancia de la carrera universitaria norteamericana, encomend¨® a este nuevo profesor que era yo una de sus tareas oficiales, a pesar suyo interrumpida. Mal pod¨ªa imaginarme en aquel momento que ese encargo, asumido por m¨ª con buena disposici¨®n, ese cuidado, esa cuita, traer¨ªa a mi vida una convulsi¨®n secreta, y no tan secreta, de efectos muy permanentes... Pero no se trata ahora de aquel inesperado nudo, de aquella vuelta en mi vida, sino de la personalidad del joven docente que, sin sospecharlo siquiera, hubo de ocasionarlos, y de su libro reci¨¦n publicado en Espa?a. Allen W. Phillips, el hombre que yo entonces conoc¨ª y que se me hace actual ahora, era una persona agradable, delicada, con una inteligencia muy fina, quien, quiz¨¢ por modestia o por falta de ambici¨®n intelectual, por elegancia tal vez de esp¨ªritu, se mostraba inclinado a reducir sus eruditas investigaciones en la lujuriosa selva de las letras hispanas al cultivo y cosecha de parcelas marginales, sacando a luz aquellos frutos menores, o raros, de que uno bien pod¨ªa apropiarse sin disputa ni controversia.
Est¨¢bamos ya en un tiempo en el que la ense?anza universitaria empezaba a masificarse, y en el que, sin embargo, acaso por una fidelidad rutinaria al concepto tradicional de la instituci¨®n, se exig¨ªa absurdamente de todos los docentes que rindieran testimonio de su investigaci¨®n cient¨ªfica mediante la publicaci¨®n de libros o al menos de art¨ªculos sobre temas de su especialidad respectiva, d¨¢ndose ocasi¨®n con ello a que se fraguaran diversos subterfugios y, como consecuencia, a una superabundancia monstruosa -?tambi¨¦n en ese campo!- de letra impresa. Bajo condiciones tales, explorar una peque?a faceta de la actividad literaria pret¨¦rita, estudiar la obra de autores secundarios u olvidados o m¨ªnimos, era con todo un recurso decente, una actividad plausible, muy lejos todav¨ªa de las desfachatadas trampas que luego han venido siendo demasiado frecuentes.
Este libro, con el que el profesor Phillips, hoy jubilado tras una digna carrera profesional, brinda excelente muestra de tal aproximaci¨®n al estudio de la historia literaria, escruta a fondo y con preciso detalle un limitado sector de ella: En torno a la bohemia madrile?a. 1890-1915. Testimonios, personajes y obras. Y esto ofrece para m¨ª un inter¨¦s muy particular, pues durante la fase inicial de mi propia carrera de escritor me fue dado asomarme en buena medida a ese curioso mundo que el libro de Allen exhuma, describe y valora.
En efecto, durante la segunda d¨¦cada de este siglo, cuando la autoridad de la generaci¨®n del 98 estaba en su apogeo, cuando prevalec¨ªan ya con prestigio incontrovertible los adalides de la generaci¨®n siguiente, y empezaba a brillar la estrella de los del 27, en las revistas ilustradas para uso de familias y en otras diversas publicaciones semanales se repet¨ªan mucho las firmas de algunos de los escritores que ocupan la atenci¨®n de Phillips en su libro sobre la bohemia, y por supuesto varios de ellos gozaban de los favores del m¨¢s numeroso p¨²blico lector; es decir, las firmas de quienes con conveniente latitud nuestro autor engloba dentro de la categor¨ªa de "bohemia". Todos aquellos escritores en su conjunto formaban abigarradamente lo que constitu¨ªa la sociedad literaria espa?ola -o "madrile?a", para ce?irnos al encuadre de Phillips, y tambi¨¦n a los t¨¦rminos de mi propia experiencia personal-, dividida sin embargo por virtud de t¨¢citos asensos valorativos, en bien reconocidas categor¨ªas. Hab¨ªa por lo pronto los autores de fuste, cuya eminencia era universalmente reconocida, acatada y respetada sin perjuicio de que cada una de sus nuevas obras fuera examinada y discutida a fondo por los colegas; hab¨ªa los noveladores que pudi¨¦ramos llamar del mont¨®n, generalmente aclamados y bien cotizados, y hab¨ªa en fin la cohorte de escribidores irregulares u ocasionales, periodistas ganapanes m¨¢s o menos ligados al mundo de la pol¨ªtica, entre los cuales se mezclaba y bull¨ªa la multitud pintoresca de supuestos escritores que no publicaban nada ni acaso escrib¨ªan. Muchos de estos curiosos personajes se encuentran puntualmente rese?ados en el libro a que me estoy refiriendo. Era, en suma, una heterog¨¦nea rep¨²blica de las letras, o comunidad literaria, unida mediante sutiles articulaciones, en la que cada cual, sin patente ni declaraci¨®n expresa, conoc¨ªa su posici¨®n, sab¨ªa d¨®nde se encontraba emplazado y d¨®nde estaban situados los dem¨¢s. As¨ª, los bohemios con pretensiones intelectuales, los presuntos autores de grandes creaciones futuras, anticipadas de vez en cuando con alg¨²n rid¨ªculo engendro, ten¨ªan tambi¨¦n su carta de naturaleza en esa ideal rep¨²blica.
El estudio del profesor Phillips no se propone en modo alguno analizar la producci¨®n literaria de "la bohemia madrile?a" aplic¨¢ndole criterios de logro est¨¦tico, aunque no falten a veces en su libro los juicios atinados acerca de tal o cual eventual producto, pues en suma se trata de una investigaci¨®n hist¨®rica cuyo inter¨¦s principal la coloca b¨¢sicamente, seg¨²n entiendo, en el terreno de la sociolog¨ªa de la literatura. La he le¨ªdo con mucho inter¨¦s; y al asomarme en sus p¨¢ginas a ese extravagante mundo de las m¨¢s altas pretensiones ligadas a la m¨¢s s¨®rdida miseria y picard¨ªa, no puedo dejar de preguntarme -y es ¨¦sta por cierto una cuesti¨®n de alcance mucho m¨¢s general- d¨®nde radicar¨¢ la atracci¨®n que mueve hacia la esfera del arte po¨¦tica a tantos individuos carentes de dotes, de aptitudes, de talento, y que tal vez ni siquiera intentan llevar a v¨ªas de ejecuci¨®n alg¨²n vago proyecto acariciado en su imprecisa fantas¨ªa, malgastando su vida en ese autoenga?o. Pues por supuesto el fen¨®meno de los "poetas chirles", de los genios frustrados, del fracaso art¨ªstico, no es exclusivo o peculiar del sector hist¨®rico concreto acotado por Phillips en su util¨ªsimo y tan meritorio libro sobre la bohemia madrile?a entre 1890 y 1925. Acongoja, por ejemplo, enfrentarse en el cervantino Viaje del Parnaso con la "caterva" de literatos cuya ¨²nica noticia se reduce para el d¨ªa de hoy a la que Cervantes mismo quiso dejarnos en ese cat¨¢logo que es su famoso poema; y no har¨¢ falta recordar la cansada s¨¢tira contra los innumerables malos poetas de que est¨¢ llena toda la variada literatura de aquel entonces. Ya s¨¦ que la actividad po¨¦tica de siglos como el nuestro de oro, cuando el conocimiento de las humanidades constitu¨ªa la parte esencial de la educaci¨®n, y cuando la destreza de versificar era una estimada gracia social, no es comparable con el af¨¢n de figurar en el censo de los creadores literarios en tiempos de relativamente escaso entendimiento y aprecio por las "bellas letras", como lo era ya el siglo XIX y desde luego lo ha sido el actual. Pero de cualquier modo no puede dejar de causar un curioso asombro el atractivo que sin duda han mostrado sentir en todo tiempo por la "vida literaria" personas a quienes no empuja hacia la experiencia est¨¦tica una vocaci¨®n resuelta, y ello a pesar de que esa vida, ese tipo de actividad, no prometa brillantes recompensas de prestigio o dinero.
En cuanto al libro de Allen W. Phillips, nos permite ciertamente atisbar, en las condiciones sociales de la ¨¦poca a que se refiere, la
posible causa de la seducci¨®n ejercida, en Francia y desde Francia, por las Escenas de la vida bohemia de Henri Murger, escenas ¨¦stas entrevistas como un terreno paradisiaco de animada y libre sociabilidad, y enseguida, tambi¨¦n como campo exento para la protesta y rebeld¨ªa, prestando lugar, desde el fondo turbio de la urbe moderna, a la postulaci¨®n de unos singulares valores propios, distintos de aquellos que prevalec¨ªan en el ambiente gris de la beocia burguesa. Sujetos de baja extracci¨®n tratan, pues, en la bohemia de afirmar su personalidad, por lo general con escaso o nulo ¨¦xito, mediante una pretendida calidad de revolucionarios del arte y de la sociedad, de criaturas superiores, insurgentes, anarquizantes, h¨¦roes, v¨ªctimas, m¨¢rtires inmolados en el altar de la excelsitud del arte po¨¦tica... ?Cu¨¢les ser¨¢n, en cambio, las condiciones de la presente amorfa sociedad de consumo, masificada y medi¨¢tica, que por contraste con ese inmediato pasado, aseguran a la producci¨®n libresca v¨ªas anchas, c¨®modas y expeditas por donde cualquiera que tenga el antojo de escribir cualquier cosa consigue sin mayor dificultad aparecer, figurar y obtener de inmediato la consideraci¨®n de autor, editado, presentado al p¨²blico y comercialmente promovido? Tras de haber disfrutado leyendo este tan concienzudo libro de Allen W. Phillips, siento la tentaci¨®n, y casi me atrever¨ªa a incurrir en ella, de invitarle desde aqu¨ª a que dedique algo de la holgura que acaso le consienten sus a?os maduros de profesor jubilado para analizar tambi¨¦n el caso actual de esta multitud de literatos espont¨¢neos que, a la fecha de hoy, rinden, infatigables, copioso testimonio de su adicci¨®n a las dudosas glorias de la letra impresa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.