De patrulla bajo tus pies
En cuanto vio salir de la alcantarilla a aquellos dos hombres con mono azul les abord¨® con su mercanc¨ªa: "Os dejo tirado de precio este radiocasete, est¨¢ reci¨¦n robado", les ofreci¨®. Luego, esposado y camino de la comisar¨ªa, se quejaba de su torpeza por no distinguir a dos tipos "con cara de madero". Pero en las calles, junto a las trapas de las alcantarillas, son muy pocos los que distinguen a un pocero de un agente de la unidad de Subsuelo del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. Cada d¨ªa patrullan el entramado de colectores, galer¨ªas y acequias subterr¨¢neas para prevenir atentados y robos, y para capturar a alg¨²n delincuente. El Gran Hermano de Orson Wells tambi¨¦n tiene ojos en el intramundo. Aunque la Polic¨ªa de Subsuelo lleva una d¨¦cada funcionando en la Comunidad Valenciana, la preocupaci¨®n de las fuerzas de seguridad por las entra?as urbanas se ha acentuado en los ¨²ltimos a?os con la inauguraci¨®n de nuevos edificios emblem¨¢ticos como la OAMI, L"Hemisf¨¨ric o el Palau de Congressos, la ampliaci¨®n del puerto y el metro de Valencia, y el incremento de visitas de personalidades. Han analizado al detalle el entorno subterr¨¢neo de los nuevos edificios y han propuesto una reja aqu¨ª, una c¨¢mara de v¨ªdeo all¨¢ para eliminar sus puntos vulnerables. "En un hueco de 50 cent¨ªmetros cabe una bomba", detalla un agente, protegido con una mascarilla, guantes y botas, mientras se cerciora de que ning¨²n extra?o ha delatado su visita rompiendo el "precinto" de telara?as que envuelve los rincones de un colector de Valencia. Con asiduidad repasan cada rinc¨®n del subsuelo de las instituciones (las Cortes, la Generalitat...), los domicilios de las principales autoridades, as¨ª como las zonas de bancos y joyer¨ªas. Cuando viene el Rey, el presidente del Gobierno u otra personalidad revisan bajo tierra cada palmo de su itinerario. En algunas ocasiones han perseguido por las hediondas galer¨ªas a ladrones o vendedores de droga. Y a menudo tienen que alumbrar cada rinc¨®n de este submundo tenebroso en busca de pistolas u otras pruebas arrojadas en su huida por un delincuente. B¨²squedas que a veces acaban con sorpresas may¨²sculas. Un d¨ªa escucharon ladridos al fondo de un corredor. Un perro fam¨¦lico ("qui¨¦n sabe c¨®mo demonios hab¨ªa llegado hasta all¨ª") deb¨ªa llevar varios d¨ªas deambulando extraviado por las alcantarillas. No temen a las ratas, aunque alguna, al verse acorralada ha mordisqueado sus botas de pl¨¢stico. Ni a las cucarachas que tapizan muchas paredes de colectores. En cambio, le tienen un gran respeto a los gases que pueden acabar con sus vidas en pocos instantes. Un detector les avisa ante la falta de ox¨ªgeno y el exceso de mon¨®xido de carbono y metano. Pocos se libran del repugnante chapuz¨®n en las aguas residuales por un tropez¨®n inesperado. "Estamos vacunados contra casi todo, pero siempre corres el riesgo de contagiarte", reconocen. Con todo, su peor enemigo son las trombas de agua. No bajan cuando llueve, pero durante su estancia en Barcelona en 1992 escaparon por los pelos cuando vaciaron por sorpresa la piscina ol¨ªmpica.
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