La venganza del ELK alcanza a la comunidad gitana
La Kfor descubre otra c¨¢mara de torturas en el s¨®tano del cuartel del ELK en Prizren, donde se interrogaba y se maltrataba a gitanos
ENVIADO ESPECIALEl comandante de las fuerzas alemanas de la fuerza internacional de paz para Kosovo (Kfor), general de brigada Fritz von Korff, ha establecido un toque de queda para la ciudad de Prizren, desde la medianoche y hasta las cinco de la madrugada, con la intenci¨®n de combatir mejor la delincuencia y las venganzas de posguerra. Se trata de que la situaci¨®n no se salga de control. Especialmente, despu¨¦s de que tropas alemanas encontraran el s¨¢bado por la noche a unos gitanos malheridos como consecuencia de las torturas sufridas en los s¨®tanos de una escuela, donde el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK) ha instalado su puesto de mando en Prizren.
La Kfor precint¨® las habitaciones donde se tortur¨® a los gitanos, acusados por los albanokosvares de colaborar con el r¨¦gimen serbio", pero el general Von Korff asegur¨® que no puede encerrar a todos los presuntos autores de las torturas: "No puedo detener a 130 personas, ni a 50". Un miembro del ELK que se encontraba en el patio de la escuela donde ocurrieron las torturas no tuvo el menor reparo en declarar a EL PA?S: "Hay que matar a todos los gitanos. Nos violaron y mataron. Confesaron en los interrogatorios que lo hab¨ªan hecho". Otro a?ade: "Los alemanes no hacen nada. No se enteran y no pueden saber lo que estos gitanos hicieron durante la guerra". A la objeci¨®n de si eso no deber¨ªa decidirlo un tribunal, el guerrillero independentista responde: "Hasta que se forme un tribunal que constate los hechos, los gitanos ya se habr¨¢n largado". Otros compa?eros le llaman la atenci¨®n y le dicen que se calle.
El ELK contin¨²a empecinadado, al menos en Prizren, en tomarse la justicia por su mano y ajustar cuentas con colaboradores, o con quienes considera como tales, del odiado r¨¦gimen serbio. La minor¨ªa gitana parece haberse convertido en blanco de la venganza de los guerrilleros albaneses. Por segunda vez en 10 d¨ªas, se ha descubierto un centro de torturas del ELK, instalado ante las mism¨ªsimas narices de las tropas alemanas de la Kfor. Tambi¨¦n en esta ocasi¨®n los militares alemanes se han limitado a tomar los datos personales y dejar en libertad a los presuntos autores de las torturas a unas personas que fueron detenidas por el ELK sin ning¨²n mandato legal.
En pleno centro del barrio gitano de Prizren, poco antes del mediod¨ªa de ayer, el teniente coronel alem¨¢n Maximilian Eder y Samidin Xhezairi, conocido como comandante Hoxha (almu¨¦dano), subjefe de la brigada 125 del ELK, se dirig¨ªan a un centenar de personas que escuchaban con atenci¨®n sus palabras. Los gitanos no parec¨ªan muy excitados, tal vez atemorizados por la presencia entre ellos de elementos del ELK, que ya no llevan uniforme y, vestidos de paisano, se infiltran por todas partes.
El militar alem¨¢n ha acudido al barrio gitano para tranquilizar a sus pobladores. La v¨ªspera, los militares alemanes reaccionaron ante las denuncias de los gitanos de que el ELK hab¨ªa detenido a varios de los suyos y los hab¨ªa encerrado en los s¨®tanos del puesto de mando de la brigada guerrillera, situada en una escuela para sordomudos. Los alemanes pudieron encontrar a tres o cuatro gitanos, que hab¨ªan sufrido torturas y que ni siquiera pod¨ªan regresar por su propio pie a sus casas. Tras registrar los nombres de 130 efectivos del ELK que se encontraban en el lugar de los hechos, los militares alemanes se incautaron de los elementos que parec¨ªan haber servido para torturar a los gitanos: m¨¢scaras, alicates, porras y tubos de goma. En las dos habitaciones del s¨®tano de la escuela donde ocurrieron los hechos las puertas han quedado precintadas con un simple papel pegado que dice "?Alto. OTAN!".
Ante los gitanos reunidos en la calle, el comandante Hoxha reconoc¨ªa ayer que no se pueden impedir hechos como los de la v¨ªspera y argumentaba: "Incendiaron el barrio gitano de Mitrovica y las tropas francesas no pudieron impedirlo".
El teniente coronel Eder se dirig¨ªa a los reunidos por medio de un int¨¦prete, que omite o suaviza algunos puntos de lo que comunica el oficial alem¨¢n: "En Prizren viven diferentes grupos nacionales, albanokosovares, serbios, turcos, gitanos y otros. Las fuerzas alemanas dentro de la OTAN se encargar¨¢n de que en Prizren reine el orden y la tranquilidad y de hacer posible la convivencia. Parte de esto ser¨¢ impedir ataques contra minor¨ªas y contra presuntos colaboracionistas. Puede ocurrir en alg¨²n caso que no podamos impedirlo, como ocurri¨® ayer, pero haremos todo lo posible para aclararlo e impedirlo en el futuro". Despu¨¦s, Eder se refiri¨® a la buena cooperaci¨®n con el mando del ELK, pero destac¨® la existencia de grupos fuera del control. El oficial alem¨¢n prometi¨® intentar encontrar a los autores de las torturas y asegur¨® que tratar¨¢ de impedir que hechos semejantes se repitan. Despu¨¦s pidi¨® que se denuncien esos hechos: "Les pedimos que lo denuncien en el acto y superen el miedo inevitable. Les protegeremos en la medida de lo posible. S¨®lo si tienen valor para denunciar a quienes les maltraten podremos implantar en Prizren el orden y la tranquilidad".
El comandante del ELK asegura que los que se dan importancia entre su gente les perjudican. El oficial alem¨¢n advierte de que el ELK y sus mandos pueden ayudar, pero no tienen ning¨²n poder para actuar como fuerza de orden: "Todo lo que pueda despertar esa impresi¨®n con controles o retenes es ilegal y nosotros lo prohibiremos". Su int¨¦rprete albanokosovar suaviz¨® el tono. Los gitanos reunidos acogieron con gritos de aprobaci¨®n y aplausos las palabras del militar alem¨¢n.
Selman Kallo, un gitano de 68 a?os, padre de siete hijos, uno de ellos torturado la v¨ªspera en el puesto de mando del ELK, dialog¨® con el comandante Hoxha y le respondi¨® a las acusaciones de colaboraci¨®n con los serbios: "Ellos ven¨ªan aqu¨ª, as¨ª como ahora ven¨ªs vosotros. Obligaron a los chicos a trabajar para ellos y no hab¨ªa alternativa, porque ellos estaban armados. Los hijos tuvieron que ir a trabajar e incluso llevar la comida, porque no les daban m¨¢s que pan duro para comer".
En una de las callejuelas del barrio gitano de Prizren vive la familia Kallo, que ayer se encontraba reunida en torno a un sof¨¢, donde yac¨ªa doliente Luan, de 29 a?os, parado y padre de tres hijos. En el cuarto se apretujaban una docena de familiares, que murmuraban una y otra vez: "Lo hizo el ELK, lo hizo el ELK". Algunas mujeres lloraban en silencio. Luan tiene la espalda llena de golpes y heridas, huellas de quemaduras de cigarrillos, las mu?ecas marcadas por heridas de las esposas y los pies morados de los golpes recibidos. Se encuentra semiinscosnciente tras haber recibido una inyecci¨®n de un m¨¦dico de la tropa alemana.
Cuatro horas retenido
La esposa de Luan, de 25 a?os, explicaba que la v¨ªspera, hacia las dos de la tarde, llegaron tres individuos del ELK armados con metralletas AK-47 y se llevaron a su marido, al que retuvieron durante cuatro horas. La mujer repet¨ªa que el ELK les amenaz¨® con matarlos si acud¨ªan a denunciar lo ocurrido a la Kfor. El hombre torturado se incorpora en su lecho para explicar lo sufrido en los s¨®tanos del ELK. "Me sacaron tres personas de casa y me encerraron en un s¨®tano. Empezaron a acusarme de haber colaborado con los serbios, de haber matado gente y tener armas, pero yo no hice nada de eso. Yo trabajaba en una empresa de transporte. Me dec¨ªan que hab¨ªa robado y matado. Al principio s¨®lo me preguntaban, pero luego empezaron a golpearme y me dec¨ªan que dijese la verdad o me matar¨ªan. Tambi¨¦n me dijeron que de ninguna manera contase a los alemanes lo ocurrido, porque vendr¨ªan y pegar¨ªan fuego a la casa. Despu¨¦s, me dejaron libre porque se lo orden¨® el comandante y yo dije que le daba las gracias".
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