Todav¨ªa Eva
Todav¨ªa el deseo de dejar celebrada por mi parte la decisi¨®n de la Audiencia de Sevilla de otorgar la tutela de una ni?a de 11 a?os a la mujer que conviv¨ªa con su padre y con la que ha crecido f¨ªsica y afectivamente, se ha educado y, por todo lo sabido, ha sido feliz. Eva es el nombre de esa mujer que naci¨® hombre pero que es tan buena mujer y tan buena madre que la Audiencia no ha tenido m¨¢s remedio que reconocerlo as¨ª. No escribo de Eva porque la actualidad no d¨¦ m¨¢s de s¨ª, que da y mucho: Marbella y su inquietante actualidad. Los pactos, atacados y hasta calificados de antidemocr¨¢ticos, seg¨²n a quien perjudiquen en cada lugar. Lo de IU y la capacidad humana de rectificar, que se puede resumir en la frase, que est¨¢ pidiendo a gritos un marco, pronunciada por Antonio Romero: "Estamos dando imagen de ir contra el PSOE cuando en realidad estamos contra el PP". La actualidad da para mucho, pero Eva me ocupa el coraz¨®n con su empe?o, con su limpio y confesado deseo de ser madre, con su demostrada capacidad de serlo, con la fuerza de su testimonio que rompe miedos y deja tan mal a los obispos y su deshumanizada manera de situarse ante las cosas del coraz¨®n. La sentencia de la Audiencia de Sevilla les ha desasosegado y han vuelto a demostrar que sus cosas no son de este mundo. De este mundo es la fuerza del cari?o, pero los obispos no deben creer en ella y, por encima de esa fuerza, ponen "el futuro de la familia", es decir, seg¨²n los obispos, ese espacio de autoridad y obediencia, en el que la autoridad la ejerce el hombre y la obediencia la mujer y los hijos. La sentencia considera que un n¨²cleo familiar ideal no tiene porqu¨¦ coincidir con lo que la gente considera "normal". Produce entusiasmo por la justicia esa sentencia. Los obispos siguen sin ver lo bueno que es poner los pies en la tierra y rozarse, hasta entenderlos, con los verdaderos problemas, las alegr¨ªas, las tristezas, los sue?os de las personas que son, lo quieran o no los obispos, las que deciden los cambios sociales. Esta vez ha sido Eva la que con su comportamiento y su empe?o en ser lo que quiere ser, con su decencia y su deseo de vivir como quiere vivir, ha convencido a los jueces. Eva ha movido monta?as. Los obispos se enrocan en su fe.MAR?A ESPERANZA S?NCHEZ
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