Rodr¨ªguez Men¨¦ndez dice que su esposa fue enga?ada por la banda que intent¨® asesinarle
Dijo Laura y le tembl¨® la voz. D¨¦bil y demacrado, milagrosamente vivo, Jos¨¦ Emilio Rodr¨ªguez Men¨¦ndez, el abogado de Madrid tiroteado por supuesto encargo de su esposa, apareci¨® ayer en p¨²blico y declar¨®: "Laura fue enga?ada, utilizada por una banda de hijos de puta; le ha perdido su ambici¨®n". No habl¨® de ella con rencor, s¨®lo con pena. Dijo que Laura Fern¨¢ndez fue quiz¨¢ el ¨²nico amor de su vida. Luego el abogado felicit¨® a la polic¨ªa. O lo que es igual: no dud¨® de que los agentes acertaron al detener a su esposa. Su delito: intentar convertirse en una viuda joven y rica contratando por 50 millones la muerte de su marido. Pero el sicario fall¨®. Y ahora ella se pasa el d¨ªa llorando en prisi¨®n.
Durante los d¨ªas que luch¨® contra la muerte en un hospital, Rodr¨ªguez Men¨¦ndez miraba de reojo el cristal de la UCI y ve¨ªa a sus padres -"dos viejos de 88 a?os"-, a su compa?era de despacho Alicia Moreno; tambi¨¦n a Laura. Fue ella, el gran amor de su vida, quien la madrugada del tiroteo acarici¨® su cabeza y le susurr¨® palabras de aliento camino del quir¨®fano: "No te preocupes, t¨² eres muy fuerte y no te vas a morir". Un d¨ªa Laura desapareci¨® tras el cristal. "Hasta entonces", dijo ayer el abogado, a¨²n convaleciente, "pens¨¦ que los autores del atentado ten¨ªan que ver con el caso Brouard [Rodr¨ªguez Men¨¦ndez representa a dos testigos del asesinato del dirigente de HB Santiago Brouard en 1984]". No tard¨® el abogado en hilar la ausencia de Laura -fue detenida por la polic¨ªa al salir del hospital- con la raz¨®n de su atentado. "Le ha perdido su ambici¨®n", repiti¨® Rodr¨ªguez M¨¦nendez, "y no le falt¨® de nada. Durante los 11 meses de matrimonio -se casaron el 17 de julio de 1998, tras tres meses de noviazgo- fui feliz, la historia funcion¨® muy bien... o al menos eso cre¨ªa yo".
Un tiro de rev¨®lver despert¨® al abogado de su enso?aci¨®n y a punto estuvo de enviarlo a la tumba. Fue la madrugada del pasado d¨ªa 17. "Ya est¨¢bamos llegando a casa cuando nos adelant¨® a gran velocidad una motocicleta con dos ocupantes. Qu¨¦ locos, pensamos. No pas¨® un minuto cuando los vimos venir de frente. Se colocaron junto al cristal y se produjo un dispar¨®. Enseguida me di cuenta de que me hab¨ªan herido. Ped¨ª que me llevaran al hospital".
Su ch¨®fer apenas pudo evitar que el veh¨ªculo se empotrara contra un ¨¢rbol. Quiso Rodr¨ªguez Men¨¦ndez lavar ayer el honor de su guardaespaldas, al que en un primer momento se relacion¨® con el atentado. "Son patra?as", zanj¨®, "s¨®lo a ¨¦l, que consigui¨® llevarme al hospital en unos minutos, a los m¨¦dicos y a Dios les debo la vida".
Tambi¨¦n -pese a todo- se ocup¨® el abogado de proteger el nombre de su esposa: "Nos conocimos en la discoteca Nell, de Madrid. Empezamos a tontear y, como es economista, le ofrec¨ª trabajo en el proyecto de una revista. M¨¢s tarde nos fuimos de viaje a Am¨¦rica y a la vuelta nos casamos". Todav¨ªa no ha hecho un a?o.
El abogado rechaz¨® tajantemente cualquier relaci¨®n con los miembros de la banda que aceptaron el encargo de asesinarle. Asegur¨® que fue su esposa -y con motivo de la compra de un coche de lujo- quien le present¨® a Jos¨¦ Ignacio R. F, el presunto autor del disparo. "Me vi con ¨¦l", record¨®, "aqu¨ª enfrente de mi despacho y no llegamos a un acuerdo porque me pareci¨® un chulo". Despu¨¦s, sigui¨® contando, recibi¨® la llamada de ?ngel Su¨¢rez, el supuesto jefe de Jos¨¦ Ignacio y a quien Rodr¨ªguez Men¨¦ndez hab¨ªa conocido dos a?os antes con motivo de un asunto profesional. "Me recrimin¨® que hubiera tratado mal a su empleado, vino al despacho y comimos algo, pulpo a la gallega o as¨ª; pagu¨¦ yo". No se volvieron a ver hasta el 13 de junio. ?ngel Su¨¢rez -el cabecilla de la banda, m¨¢s conocido por Casper- apareci¨® en su casa invitado por Laura Fern¨¢ndez. "Ven¨ªa a ver el zool¨®gico [que tiene instalado en el jard¨ªn]. Le dije a Laura que no me gustaba esa visita y me fui".
No pas¨® una semana hasta la madrugada del tiro. Rodr¨ªguez Men¨¦ndez eludi¨® hablar de divorcio. Se personar¨¢ en la causa como acusador -"quiero que caiga sobre ella todo el peso de la ley"-, pero admiti¨® que le gustar¨ªa volver con Laura: "Aunque despu¨¦s de lo que ha pasado dif¨ªcilmente podr¨¦ acostarme en la misma cama".
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