Un libro concluye que la industrializaci¨®n empeor¨® la calidad de vida de Renter¨ªa
"La intensa actividad desarrollada en Renter¨ªa durante 60 a?os provoc¨® la degeneraci¨®n de los modos y la calidad de vida de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n". ?sta es una de las conclusiones fundamentales del libro La peque?a Manchester. Origen y consolidaci¨®n de un n¨²cleo industrial, de Miguel ?ngel Barcenilla. La publicaci¨®n, editada por la Diputaci¨®n Foral de Guip¨²zcoa, repasa la transformaci¨®n de esta localidad rural en industrial entre 1845 y 1905, a trav¨¦s de un arduo proceso de investigaci¨®n de los registros.
Renter¨ªa inici¨® su proceso de cambio en 1845, fruto de la extensi¨®n de la revoluci¨®n industrial europea. La localidad, enclavada en Oarsoaldea, atrajo grandes capitales por "su situaci¨®n fronteriza, su proximidad con el puerto de Pasaia y la autonom¨ªa fiscal de una administraci¨®n foral m¨¢s eficiente que la del resto de Espa?a", seg¨²n Barcenilla. Durante los primeros a?os prim¨® la iniciativa local, pero, a partir de la crisis de 1868, las especiales condiciones de Renter¨ªa propiciaron una inyecci¨®n econ¨®mica extranjera -fundamentalmente francesa y belga- que permiti¨® la consolidaci¨®n de 14 grandes empresas y un n¨²mero importante de talleres de menos de 100 trabajadores. Hacia 1860, Renter¨ªa ten¨ªa una poblaci¨®n de 3.000 habitantes y en todas las familias del casco, seg¨²n el autor, hab¨ªa obreros industriales. Sin embargo, el desarrollo econ¨®mico del sector no propici¨® una mejora de las condiciones de vida de la poblaci¨®n. Al contrario, la degeneraci¨®n de la que hoy se lamenta el entorno de la Bah¨ªa de Pasaia hizo mella en los ciudadanos. "En 25 a?os la poblaci¨®n se duplic¨®, pero el n¨²mero de m¨¦dicos sigui¨® siendo el mismo" y el desarrollo urban¨ªstico no fue parejo a este incremento poblacional, seg¨²n Barcenilla. La densidad de ocupaci¨®n de las viviendas aumento, creci¨® la incidencia de las epidemias, se increment¨® la mortalidad -tambi¨¦n la infantil-, y disminuy¨® la esperanza de vida, tal y como se recoge en el libro. Durante este per¨ªodo las condiciones laborales distaban mucho de parecerse a las que predominan hoy en este entorno. Los obreros trabajaban durante un m¨ªnimo de 13 horas y este grueso de trabajadores estaba tambi¨¦n integrado por ni?os menores de ocho a?os. Miguel ?ngel Barcenilla ha realizado una profunda labor de investigaci¨®n en diferentes registros por la imposibilidad de acceder a trav¨¦s de los archivos a las fuentes directas de las empresas.
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