"No les gustaba la paella porque dec¨ªan que era arroz con bichos"

Una de las principales batallas de los profesores de los ni?os rumanos de Malmea se ha librado en el comedor escolar, seg¨²n explica la directora del colegio Miguel Hern¨¢ndez. La diferencia de h¨¢bitos alimenticios de estos 114 chavales respecto a los espa?oles cre¨® situaciones curiosas. Como la primera vez que les sirvieron paella. "No quer¨ªan comerla porque dec¨ªan que era arroz con bichos, refiri¨¦ndose a las chirlas y mejillones", explica Carles. "Supongo que es como si nosotros vamos a otro pa¨ªs y nos ofrecen un cucurucho de saltamontes bien frititos", apostilla. Los meses de curso transcurridos han acostumbrado a los chiquillos a los nuevos sabores, olores y costumbres.

Para que todos estos avances no caigan en saco roto, la Comisi¨®n Cat¨®lica de Emigraci¨®n, una de las asociaciones que han participado en el centro Miguel Hern¨¢ndez, ha propuesto al Ministerio de Educaci¨®n y al Ayuntamiento de Madrid poner en marcha una escuela de verano para estos chavales.

Su objetivo ser¨ªa ofrecer a los ni?os de Malmea un espacio de juegos y aprendizaje para que no tengan que permanecer todo el verano en el poblado. Pero por ahora no ha habido ninguna respuesta oficial.

El poblado de Malmea empez¨® a consolidarse hace un a?o y est¨¢ formado por m¨¢s de un centenar de familias. Las instituciones comenzaron a tomar medidas para mejorar las condiciones de estos inmigrantes en marzo, despu¨¦s de que Unicef alertase sobre las penosas condiciones de vida del n¨²cleo, habitado por numerosos chiquillos. La alarma creci¨® despu¨¦s de que un ni?o del asentamiento muriera al incendiarse la tienda de campa?a en que dorm¨ªa.

Los poderes p¨²blicos decidieron entonces escolarizar a los ni?os en el colegio Miguel Hern¨¢ndez, que estaba cerrado, e instalaron letrinas, duchas y un puesto de atenci¨®n social de Cruz Roja en el poblado.