Los aspectos colaterales
La Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos para 1999 incluye la posibilidad de la transformaci¨®n de todos los centros sanitarios del Insalud en "Fundaciones Sanitarias P¨²blicas" (art¨ªculo 111, Ley 50/98). El mecanismo de aprobaci¨®n hizo imposible un debate social y profesional ante una transformaci¨®n muy importante de la estructura del sistema sanitario p¨²blico y de la Ley General de Sanidad. Adem¨¢s, hay razones que cuestionan su constitucionalidad por el mecanismo usado para su aprobaci¨®n, y as¨ª lo indica la reciente sentencia que anula la normativa sobre provisi¨®n de plazas aprobada por el mismo sistema, por lo que el PSOE ha presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional, admitido a tr¨¢mite y pendiente de sentencia. Aparte de las cuestiones formales que ha producido el recurso y de la evidente contradicci¨®n que existe en avanzar en el desarrollo de una ley que puede ser anulada, los problemas de las fundaciones son m¨¢s profundos y tienen que ver con la esencia del Sistema Nacional de Salud.
La transformaci¨®n de los centros sanitarios en fundaciones supone la ruptura de la red sanitaria p¨²blica en m¨²ltiples microempresas aut¨®nomas (en teor¨ªa, podr¨ªa aplicarse a cada uno de los equipos de atenci¨®n primaria, o a los servicios y/o unidades hospitalarias). Se vulnera, adem¨¢s, la Ley General de Sanidad, que ven¨ªa a integrar las distintas redes sanitarias p¨²blicas debido al desastre que hab¨ªa sido su incoordinaci¨®n, porque un sistema de empresas aut¨®nomas imposibilita la coordinaci¨®n, cooperaci¨®n y planificaci¨®n, que son esenciales en el funcionamiento de la Sanidad, a la vez que refuerza la implantaci¨®n del mercado sanitario, que aumenta los costes administrativos y no mejora la eficacia del servicio sanitario, conllevando una tendencia inevitable hacia la selecci¨®n de riesgos (la asistencia a enfermos con patolog¨ªas menos graves, en detrimento de los enfermos cr¨®nicos y complicados), y la desatenci¨®n de los problemas de salud menos rentables, derivados hacia otros centros, y que son los motivos para que experiencias similares fracasasen en Gran Breta?a.
Esta propuesta es, adem¨¢s, incoherente con la eficiencia de las propias empresas sanitarias, impidiendo las ventajas de la econom¨ªa de escala (no hay m¨¢s que ver que las empresas privadas est¨¢n continuamente buscando su eficacia y eficiencia en las fusiones y el tama?o).
Las fundaciones suponen la v¨ªa para la privatizaci¨®n de la Sanidad p¨²blica, transfiriendo recursos del Estado a manos privadas mediante las llamadas "externalizaciones", subcontrataciones de servicios asistenciales con empresas privadas (por ejemplo, el laboratorio de la Fundaci¨®n de Manacor). La finalidad es transformar estas fundaciones en patronatos destinados a concertar los servicios con empresas privadas, destruyendo de manera irreversible el actual modelo de hospital, basado en un sistema integrado de recursos. Pero, adem¨¢s, se permite enajenar su patrimonio, que procede de la Seguridad Social y que ha sido sufragado con las cuotas de los trabajadores y los impuestos de todos los espa?oles.
Se ha se?alado que el inter¨¦s del PP por las fundaciones podr¨ªa estar en aspectos colaterales, pero no exentos de importancia, como el hecho de que fomenta el clientelismo mediante la asignaci¨®n de los cargos de los patronatos y los puestos de gerentes, permitiendo la creaci¨®n de una red clientelar con recursos p¨²blicos. Y tambi¨¦n porque permite realizar las argucias contables necesarias para poder conseguir los criterios de d¨¦ficit p¨²blico, ya que estas empresas pueden solicitar cr¨¦ditos y endeudarse sin que se contabilice dentro del endeudamiento p¨²blico.
Por otro lado, se produce la mercantilizaci¨®n de la asistencia sanitaria quebrando el fundamento del servicio sanitario: una atenci¨®n de calidad a las necesidades de salud de la poblaci¨®n, que se sustituye por la b¨²squeda de la rentabilidad econ¨®mica. Desaparece la participaci¨®n de profesionales y usuarios, en unas entidades con un r¨¦gimen de una opacidad absoluta, que hace imposible el control sobre sus actividades, y se empeoran las condiciones de los profesionales de la salud: reducci¨®n de personal (las fundaciones tienen un 30% menos de personal por cama), peores condiciones de trabajo (m¨¢s horarios, mayor precariedad, etc¨¦tera) y, sobre todo, presiones sobre la pr¨¢ctica asistencial para el ahorro de recursos sin tener en cuenta las necesidades de los enfermos.
Estamos ante un paso m¨¢s en la privatizaci¨®n del sistema sanitario p¨²blico, que pretende que el sector privado pueda hacer negocios con un porcentaje cada vez mayor de los m¨¢s de cuatro billones de gasto sanitario p¨²blico. Medida que se complementa con otras en la misma l¨ªnea (cambios en la legislaci¨®n sobre cooperativas sanitarias, desgravaci¨®n de los seguros sanitarios a las empresas, etc¨¦tera). Pero este paso se da atropelladamente. El Insalud, sin que se haya aprobado el Reglamento que desarrolla el art¨ªculo 111 de la Ley 50/98, como es preceptivo, est¨¢ presionando a los directivos de los centros para que pidan su transformaci¨®n en fundaciones, desoyendo el rechazo profesional, pol¨ªtico y social que suscita la medida.
No obstante, el que se puedan hacer fundaciones no quiere decir que ¨¦stas tengan que hacerse necesariamente. El Insalud dice que no se har¨¢ nada sin el "consenso" de los centros, pero ¨¦ste est¨¢ siendo sustituido por las opiniones de los equipos directivos, que han nombrado digitalmente. Por ello hay que exigir la realizaci¨®n, al menos, de un refer¨¦ndum entre los profesionales de cada centro sanitario, aunque lo verdaderamente democr¨¢tico ser¨ªa que participasen tambi¨¦n los usuarios de cada una de las ¨¢reas de salud afectadas.
Marciano S¨¢nchez Bayle es m¨¦dico y presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad p¨²blica.
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