De ayer a hoy
No hace todav¨ªa un a?o que el PSOE avanz¨® una proposici¨®n de reforma de la Ley Electoral para las elecciones locales con la finalidad de garantizar que la lista m¨¢s votada se convirtiera de manera autom¨¢tica en el Gobierno del municipio. Estuve y sigo estando en desacuerdo con la propuesta. En primer lugar, porque creo que el sistema electoral espa?ol tiene la virtud de ser homog¨¦neo respecto de los tres niveles de Gobierno: estatal, auton¨®mico y municipal, y dicha virtud debe ser preservada. En segundo, porque es un buen sistema, especialmente en los ¨¢mbitos auton¨®mico y municipal, en los que los esca?os a cubrir en cada circunscripci¨®n son lo suficientemente numerosos como para que la f¨®rmula D"Hont opere de manera razonablemente proporcional. En tercero, porque la evidencia emp¨ªrica de que disponemos no permite afirmar que con esta f¨®rmula electoral se hayan generado graves problemas de gobernabilidad. Y, en cuarto y ¨²ltimo, porque en un pa¨ªs con tan escasa tradici¨®n electoral democr¨¢tica no tiene sentido cambiar la ¨²nica f¨®rmula que se ha aplicado de una manera razonablemente prolongada en el tiempo y con resultados razonablemente satisfactorios.
Pero sobre lo que quiero llamar la atenci¨®n es sobre el hecho de que esta propuesta fue descalificada por todos los partidos en general y por el PP en particular como una especie de ruptura de las reglas de juego. El PSOE, con dicha propuesta, se nos dec¨ªa, ven¨ªa a marginarse del consenso con base en el cual se hab¨ªa construido el Estado desde el comienzo de la transici¨®n. Era una prueba m¨¢s de la desorientaci¨®n del PSOE y de su af¨¢n de llamar la atenci¨®n de cualquier manera. El PP, por el contrario, era el partido serio que hac¨ªa suya la trayectoria seguida en la construcci¨®n del Estado y que no estaba dispuesto a dejarse arrastrar en aventuras poco meditadas.
Han bastado los resultados del 13-J para que el panorama haya cambiado de manera radical. El PP se ha convertido en el defensor a ultranza de que sea la lista m¨¢s votada la que constituya el Gobierno municipal, denunciando no como "ilegales" pero s¨ª como "ileg¨ªtimos y deshonestos" los pactos del PSOE con otras fuerzas para impedirle gobernar. El PSOE, por su parte, ha aprovechado la ocasi¨®n que los resultados del 13-J le han ofrecido para intentar llegar a acuerdos que le permitan gobernar en cuantos m¨¢s municipios y diputaciones posibles.
Comprendo que pedir coherencia sostenida en el tiempo a las direcciones de los partidos no es ni posible ni deseable. La coherencia que se puede y se debe exigir en el ejercicio de cualquier profesi¨®n no es exigible en la pol¨ªtica. La pol¨ªtica es la ¨²nica actividad no especializada por definici¨®n. Es la s¨ªntesis de todas las relaciones sociales. Y una s¨ªntesis que no es nunca igual a s¨ª misma porque cambia permanentemente y de manera relativamente independiente de la voluntad de quienes en ella participan de manera profesionalizada. El canon de la coherencia en pol¨ªtica es necesariamente distinto que en todas las dem¨¢s profesiones sin excepci¨®n.
Pero dicho canon existe. No se valora a trav¨¦s de la cr¨ªtica cient¨ªfica en revistas especializadas como ocurre en el ¨¢mbito acad¨¦mico. Pero se valora por los ciudadanos peri¨®dicamente. Y de una manera extraordinariamente dura y eficaz. El PSOE y el PP no deber¨ªan perderlo de vista. Ayer dec¨ªa el coordinador de Izquierda Unida en Andaluc¨ªa que IU hab¨ªa estado siempre contra el PP, pero que, en realidad, parec¨ªa que hab¨ªan estado contra el PSOE. El resultado ha sido la p¨¦rdida del 50% del electorado. Eso mismo es lo que tienen que tener en cuenta quienes est¨¢n pactando estos d¨ªas. Los pactos dan poder. Pero el poder que dan puede ser pan para hoy y hambre para ma?ana. Y el ma?ana siempre dura m¨¢s que el hoy.
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