Alemania cierra medio siglo de historia en la sede del Parlamento en Bonn
Alemania cerr¨® ayer medio siglo de su historia, cuando el Bundestag (Parlamento federal) se reuni¨® por ¨²ltima vez en Bonn, antes de desmantelar sus instalaciones en la ciudad-cuna de la democracia germana de posguerra para trasladarse a Berl¨ªn. A la carga simb¨®lica de la "gran mudanza" contribuy¨® el ex canciller Helmut Kohl, quien formul¨® algunas sutiles advertencias a sus sucesores pol¨ªticos en su primer discurso parlamentario desde que transfiri¨® el poder, en octubre de 1998.
El juramento del octavo presidente federal, el socialdem¨®crata Johanes Rau, ante ambas c¨¢maras (Bundestag y Bundesrat) en sustituci¨®n de Roman Herzog coron¨® -con un mensaje en pro de una Alemania multicultural y tolerante- una jornada triste para Bonn, que se prolong¨® con festejos por las calles y plazas. "El retorno del Parlamento y el Gobierno a Berl¨ªn no es la restauraci¨®n de algo pasado, sino m¨¢s bien la coronaci¨®n del anhelo de unidad, justicia y libertad que los alemanes han sentido durante d¨¦cadas", dijo Kohl, cuyos consejos estaban cortados a la medida de los nuevos aspectos que comienzan a distinguir el estilo de los dirigentes actuales, en su mayor¨ªa cincuentones miembros de la generaci¨®n del 68, de unos predecesores, m¨¢s marcados por la guerra.
"No olvidemos", dijo, "que tambi¨¦n en el futuro estamos especialmente necesitados de la confianza de nuestros socios, ya que somos el pa¨ªs que tiene m¨¢s fronteras y vecinos en Europa". "Hemos de mostrar el mismo respeto por los peque?os pa¨ªses que por los grandes", continu¨® el ex canciller, seg¨²n el cual "esto no es s¨®lo una cuesti¨®n de buen estilo, sino un dictado de la inteligencia". Las palabras del veterano estadista sonaban cuando algunos pa¨ªses europeos no han superado el malestar por la falta de tacto de Schr?der en su forma de presentar a Bodo Hombach, el ex ministro de la canciller¨ªa, como coordinador para el plan de reconstrucci¨®n de los Balcanes de la Uni¨®n Europea.
Meritos aparte, la nueva costumbre de los dirigentes alemanes de elogiarse a s¨ª mismos por sus propias iniciativas despierta cierta estupefacci¨®n entre los socios europeos de Alemania, como ha podido comprobar esta corresponsal en medios diplom¨¢ticos. Tambi¨¦n para este fen¨®meno tuvo ayer palabras el intuitivo Kohl, que pidi¨® "modestia" a sus sucesores. "Resist¨¢monos sobre todo al intento de exhibir nuestra creciente influencia", recomend¨® ayer el estadista a quienes se muestran euf¨®ricos ante el reforzamiento de Alemania en el mundo en apenas unos meses.
Los dirigentes alemanes, con el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, a la cabeza, se sienten hoy protagonistas de primera l¨ªnea en la diplomacia internacional gracias a la actividad desplegada en la guerra de Yugoslavia. Este conflicto "ha normalizado", adem¨¢s, las intervenciones militares exteriores, un tab¨² hasta hace poco debido al trauma de la Segunda Guerra Mundial. Gracias a la Kfor, la opini¨®n p¨²blica se ha acostumbrado en unos d¨ªas a ver a los soldados alemanes ejerciendo como guardianes del orden -con las armas en la mano- en territorio extranjero.
Kohl se refiri¨® tambi¨¦n a las relaciones francoalemanas, a las que Schr?der (angl¨®filo de vocaci¨®n) no dedica mimo especial, y advirti¨® de que la relaci¨®n entre ambos pa¨ªses es "una comunidad de destino" sin la cual no habr¨¢ progreso en la unidad europea. Para Schr?der, que acudi¨® a estrechar la mano de Kohl cuando ¨¦ste acab¨® de hablar, comenzaba ayer un nuevo periodo, m¨¢s volcado en los problemas internos del pa¨ªs, tras la sobrecargada presidencia de la UE. Pese a la inexperiencia en pol¨ªtica internacional, el canciller y la coalici¨®n rojiverde han sabido poner en pie el soporte financiero para garantizar la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea al Este (Agenda 2000) y han encauzado la reforma institucional. Kohl exhort¨® ayer a no olvidar que Polonia est¨¢ "s¨®lo a 80 kil¨®metros del Reichstag (la sede del Parlamento en Berl¨ªn)" y que la "integraci¨®n de Polonia en la Uni¨®n Europea responde a un profundo inter¨¦s de los alemanes".
Kohl se esforz¨® en disipar aprensiones por el traslado de los ¨®rganos de poder de Alemania a Berl¨ªn. "Nos trasladamos a Berl¨ªn, pero no a una nueva rep¨²blica, y por eso deber¨ªamos renunciar a hablar de una Rep¨²blica de Berl¨ªn, dijo el ex canciller, que exhort¨® a la continuidad con la pol¨ªtica de Bonn.
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