Asesinados seis serbios que hab¨ªan pedido protecci¨®n al contingente militar espa?ol
Los legionarios evacuan a 78 gitanos amenazados por los albanokosovares
Cuando Laura Boldrini, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), lleg¨® ayer por la ma?ana, acompa?ada por militares espa?oles, a la casa de Istok donde se hab¨ªa citado con seis serbios que deseaban salir de Kosovo, sus ruinas a¨²n estaban humeantes. Su primera visi¨®n y la ¨²ltima al entrar en la vivienda, ya que se sinti¨® incapaz de contemplar m¨¢s, fue la de un cuerpo calcinado, con la cabeza separada del tronco. Dentro hab¨ªa entre cuatro y seis cad¨¢veres, supuestamente todos de adultos.
Al cierre de esta edici¨®n no se hab¨ªa confirmado, como todo parece indicar, que los cuerpos carbonizados correspondieran a los serbios a los que deb¨ªa recoger para incorporarse al convoy que parti¨® por la tarde bajo protecci¨®n de la Legi¨®n. "Lo ¨²nico que podemos decir es que no estaban cuando fuimos a por ellos", fue la escueta respuesta del coportavoz de la brigada oeste de la fuerza de pacificaci¨®n (Kfor), el comandante espa?ol Vicente Dalmau. La representante de ACNUR acudi¨® a la cita a petici¨®n de la Kfor, acompa?ada por un blindado medio sobre ruedas (BMR) espa?ol, seg¨²n explic¨® Boldrini. Los seis serbios, afirmaron fuentes militares, estaban supuestamente bajo protecci¨®n del jefe local del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK). Sin los serbios, la caravana con 74 personas de etnia gitana, la mitad de ellos ni?os, parti¨® a primera hora de la tarde escoltada por cuatro BMR, uno de ellos habilitado como ambulancia. La imagen de los gitanos subiendo con sus escasas pertenencias a los cinco camiones del Ej¨¦rcito espa?ol para llevarles hasta la frontera resultaba descorazonadora. Era la prueba de un fracaso, ya que el teniente coronel Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Val¨®n no les convenci¨® de que no huyeran, a pesar de que su poblado estaba a 50 metros del cuartel espa?ol.
Burocracia y emergencia
El viaje se organiz¨® precipitadamente, lo que provoc¨® alg¨²n problema burocr¨¢tico con las autoridades aduaneras yugoslavas. Laura Boldroni explic¨® que los gitanos hab¨ªan sido amenazados de muerte y que, a la vista de lo sucedido, el asunto deb¨ªa tomarse muy en serio. Se trataba de una cuesti¨®n de emergencia, ante la que las cuestiones administrativas pasan a segundo plano. Tres autobuses de ACNUR, que llegaron con retraso, acudieron a la frontera para recoger a los exiliados y trasladarlos a sus alojamientos en Montenegro. El pasado mi¨¦rcoles, 48 horas despu¨¦s de su llegada a Istok y cuando a¨²n se estaba incorporando el grueso del contingente, varios representantes gitanos se dirigieron al teniente coronel espa?ol para pedir su protecci¨®n. Esa misma madrugada hab¨ªa sido incendiada una de las casas y sus habitantes tem¨ªan las represalias de los albanokosovares. Garc¨ªa Val¨®n se comprometi¨® a que los legionarios realizar¨ªan patrullas, pero les explic¨® que no contaba con efectivos suficientes para una vigilancia permanente, que de momento se limita al cercano monasterio ortodoxo de San Nicol¨¢s, a la central el¨¦ctrica y al cuartel de Vrella, donde deben agruparse los efectivos del ELK.
Los albaneses acusan a los gitanos de haber colaborado con los paramilitares en los cr¨ªmenes cometidos en la zona durante los bombardeos de la OTAN. Los gitanos proclaman su inocencia, aunque admiten que algunos de ellos cavaron fosas para enterrar a las v¨ªctimas y desvalijaron sus casas, pero siempre lo hicieron, aseguran, bajo amenaza de los serbios. "Los paramilitares nos obligaron a hacer el trabajo sucio y encima ten¨ªamos que esconder a las chicas j¨®venes para que no las raptaran", se lamentaba un portavoz de la comunidad.
La matanza descubierta ayer constituye el suceso m¨¢s grave desde que los legionarios espa?oles tomaron el control de zona de Istok, unos 600 kil¨®metros cuadrados al noroeste de Kosovo. La llegada de la primera columna de blindados de la Legi¨®n, el pasado lunes, ya fue recibida con una estela de viviendas en llamas.Cada vez que divisan un fuego, los legionarios acuden de inmediato. No para apagarlo -ellos mismos dicen ni son bomberos ni disponen de los medios-, sino para atrapar a los pir¨®manos. "Siempre llegamos tarde", confiesa Sergio Esp¨ªnola, un cabo de 23 a?os, nacido en Guadix, que pertenece a la quinta compa?¨ªa de la s¨¦ptima bandera de la Legi¨®n. "Juegan con nosotros al escondite", agrega un compa?ero.
[El sargento espa?ol Ra¨²l Cabrejas Gil, zaragozano de 25 a?os, muri¨® ayer en Mostar (Bosnia-Herzegovina) al caer por un terrapl¨¦n el veh¨ªculo en el que viajaba, informa Europa Press].
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