Las prejubilaciones y los caraduras
La preocupaci¨®n del ministro de Trabajo por el imparable aumento de las prejubilaciones parece un poco fr¨¢gil y c¨¢ndida. Porque, claro est¨¢, si el se?or Pimentel y el Partido Popular quieren realmente frenar el uso abusivo de las prejubilaciones en ciertas grandes empresas con colosales beneficios econ¨®micos, lo tienen muy f¨¢cil: simplemente tienen que aplicar la ley y seguir las recomendaciones del Pacto de Toledo. Desgraciadamente, desde mi modesto entender, me temo que el se?or ministro de Trabajo, a pesar de su buena voluntad, tiene muy poco poder real para hacer cumplir unos m¨ªnimos de justicia social a una serie de caraduras que creen tener una patente de corso neoliberal para hacer lo que les d¨¦ la gana.
Porque es verdad, los datos son contundentes: al Estado le cuesta todos los a?os m¨¢s de cien mil millones de pesetas los diferentes tipos de prejubilaciones, dinero que tambi¨¦n se saca del Inem, para -y aqu¨ª est¨¢ la paradoja- pagar a trabajadores que jam¨¢s tendr¨ªan que haber sido despedidos de empresas con fuertes beneficios, y despu¨¦s, claro, no queda dinero para pagar a los m¨¢s de 1.400.000 parados que no perciben ni un duro del Inem.
El caso m¨¢s alucinante de todo ello es el de Telef¨®nica, empresa que est¨¢ obteniendo unos beneficios multimillonarios (jugando a la Bolsa como aquel que juega a lo loco a la Primitiva), y a¨²n tienen el rostro de empezar a prejubilar a los 42 a?os; en parecidos par¨¢metros se encuentran importantes empresas del sector el¨¦ctrico y algunos grandes bancos.
Todo ello, si se quiere seguir manteniendo una Seguridad Social, una sanidad y unas pensiones p¨²blicas y un m¨ªnimo de dignidad y cohesi¨®n social, s¨®lo tiene una soluci¨®n: que los grandes accionistas de Bolsa de estas compa?¨ªas paguen un impuesto social para cuadrar las cuentas del Estado (de todos los ciudadanos), expoliadas por estas prejubilaciones tan sospechosas. Es decir, que se cumpla la Constituci¨®n tambi¨¦n en los aspectos sociolaborales.- . .
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