Filosofando con los ayatol¨¢s
Seg¨²n Plat¨®n en La Rep¨²blica, los problemas pol¨ªticos no tendr¨¢n soluci¨®n hasta que gobiernen los fil¨®sofos. Pues bien, los fil¨®sofos (al menos los isl¨¢micos) ya gobiernan en Ir¨¢n. Hace cinco siglos que Sha Ismail, el fundador de la dinast¨ªa safav¨ª, estableci¨® la variedad shi¨ª duod¨¦cima del Islam como religi¨®n oficial del Estado. Mientras Sha Ismail ganaba todas las batallas, fue considerado como la encarnaci¨®n viva del ¨²ltimo imam, pero, tras su primera derrota, la fe de la comunidad en el rey se vino abajo. El clero shi¨ª se fue apartando de la monarqu¨ªa y buscando la inspiraci¨®n divina en el estudio y la erudici¨®n. Ese alejamiento culminar¨ªa con la revoluci¨®n isl¨¢mica del ayatol¨¢ Jomeini, que derroc¨® al ¨²ltimo sha y llev¨® el clero al poder en 1979. Ahora, la principal fracci¨®n del Parlamento (Majlis) iran¨ª es la del "partido del clero combatiente". Mulla Sadra fue el m¨¢s notable fil¨®sofo, te¨®logo y m¨ªstico shi¨ª de la gloriosa ¨¦poca safav¨ª. En torno a su figura se ha celebrado un congreso internacional de filosof¨ªa en Teher¨¢n, bajo la inmensa carpa de acero y cemento construida para albergar la Conferencia Isl¨¢mica. Ya desde el primer d¨ªa qued¨® claro que no se trataba de un congreso cualquiera. La plana mayor del Estado iran¨ª compet¨ªa en inter¨¦s filos¨®fico. Iniciada la primera sesi¨®n con un mensaje del l¨ªder supremo de la revoluci¨®n isl¨¢mica, el ayatol¨¢ Jamenei, cuyo hermano presid¨ªa el congreso, la primera ponencia fue presentada por el presidente de la rep¨²blica, el ayatol¨¢ Jatam¨ª. El ministro de Asuntos Exteriores, Jaraz¨ª, disert¨® sobre la teor¨ªa de Mulla Sadra acerca de las relaciones entre mente y cuerpo.
Todo Ir¨¢n est¨¢ lleno de escuelas teol¨®gicas, donde se forma el numeroso clero shi¨ª. Los estudiantes ingresan a los 15 a?os y permanecen 10 de promedio. Salen licenciados como mullas (cl¨¦rigos). Los que siguen estudiando y destacan por su saber, se doctoran como ayatol¨¢s. Los ayatol¨¢s son la ¨¦lite del clero y la cantera de la que se nutren las altas instancias del Estado. Entre ellos hay que distinguir los de turbante blanco y los de turbante negro. S¨®lo los que descienden por l¨ªnea directa del profeta y son reconocidos en vida como santos tienen derecho a lucir un turbante negro sobre su cr¨¢neo. Tanto Jamenei como Jatam¨ª son ayatol¨¢s de turbante negro, como lo era Jomeini. Envueltos en sus sotanas de seda y mantos de algod¨®n, con sus turbantes, sus gafas indefectibles, sus largas barbas, su expresi¨®n serena y amable, muchos ayatol¨¢s son figuras impresionantes, no desprovistos de elegancia y encanto.
Aunque las m¨¢ximas autoridades del poder ejecutivo, legislativo y judicial son siempre ayatol¨¢s, eso no basta para el control religioso. Todo el aparato de la administraci¨®n civil est¨¢ subordinado a una superestructura espec¨ªfica de poder religioso, donde los cargos no se eligen, sino que se nombran por cooptaci¨®n entre los grandes cl¨¦rigos. As¨ª, por encima del presidente de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, Jatam¨ª, elegido por sufragio universal, est¨¢ el l¨ªder supremo de la revoluci¨®n isl¨¢mica, Jamenei, nombrado por los expertos teol¨®gicos. La tensi¨®n entre la postura moderada del primero y la m¨¢s fervorosa del segundo domina la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. La Constituci¨®n deja claro que el l¨ªder siempre tiene la preeminencia. Es su retrato (no el del presidente) el que presid¨ªa el Congreso y todos los edificios oficiales. Jatam¨ª ha introducido t¨ªmidas medidas de liberalizaci¨®n que lo han hecho inmensamente popular y han despertado la suspicacia del clero m¨¢s ortodoxo, que domina el Parlamento, la judicatura y los ¨®rganos religiosos de supervisi¨®n. Pero no hay que exagerar. En su reciente visita a los grandes te¨®logos de la ciudad santa de Qom, Jatam¨ª dej¨® claro que la religi¨®n isl¨¢mica y la paz p¨²blica eran los l¨ªmites infranqueables de cualquier liberalizaci¨®n.
Seg¨²n el Plat¨®n anciano de Las leyes, por encima de la administraci¨®n ordinaria del Estado habr¨ªa que establecer un Consejo de Vigilantes, versados en las cosas divinas, encargado de velar por el mantenimiento del esp¨ªritu inicial de la Constituci¨®n. Es la misi¨®n que en Ir¨¢n asume el Consejo de Vigilancia, "responsable del cumplimiento de la Sharia (ley isl¨¢mica) y la constituci¨®n", que supervisa el sistema judicial, certifica la idoneidad religiosa de los candidatos, vela por los valores isl¨¢micos, vigila la correcci¨®n de las costumbres y controla la prensa y la educaci¨®n.
El pensamiento shi¨ª puede ser desenfadadamente pragm¨¢tico. Tras la revoluci¨®n, el Gobierno isl¨¢mico foment¨® la natalidad, provocando una catastr¨®fica explosi¨®n demogr¨¢fica. Posteriormente dio marcha atr¨¢s y adopt¨® el control de la natalidad con menos escr¨²pulos que la Iglesia cat¨®lica. En los ¨²ltimos 10 a?os, el crecimiento anual de la poblaci¨®n ha pasado del 3% al 1,5%. De todos modos, la poblaci¨®n ya supera los 60 millones de habitantes (de los que 37 millones tienen menos de 24 a?os) y est¨¢ previsto que la tasa de desempleo se multiplique conforme las nuevas promociones vayan saliendo de la edad escolar. Tras la revoluci¨®n se suprimieron tambi¨¦n las actividades bancarias, pues el Islam proh¨ªbe el pago de intereses. M¨¢s tarde, los intereses fueron rebautizados como beneficios, y con este truco nominalista se reabrieron los cr¨¦ditos y las cuentas corrientes. La flexibilidad shi¨ª es tradicional. Mientras los pa¨ªses ¨¢rabes (sun¨ªes) siempre han rechazado la representaci¨®n de objetos, animales o personas, prohibida en el Cor¨¢n, el arte persa nunca ha tenido empacho en pintarlos. Le pregunto a un ayatol¨¢ de Qom por el asunto y me explica -risue?o y razonable- que hay que combinar la lectura del Cor¨¢n con el pensamiento l¨®gico. El profeta prohibi¨® las representaciones por el peligro de idolatr¨ªa, pero ahora nadie pretende hacer ¨ªdolos de las pinturas, por lo que no hay raz¨®n para mantener la prohibici¨®n. Como dir¨ªa Mulla Sadra, la revelaci¨®n, la intuici¨®n y el razonamiento se imbrican y complementan arm¨®nicamente.
Donde no se ha mostrado flexibilidad alguna ha sido en la implacable imposici¨®n de la modestia a las mujeres, traducida en la obligaci¨®n de llevar a todas horas el chador negro que cubre completamente la cabeza y el cuerpo hasta los pies, permitiendo s¨®lo verles la cara. En la ¨¦poca del sha muchas mujeres llevaban ropas occidentales, incluso minifaldas y vaqueros. La revoluci¨®n isl¨¢mica de 1979 acab¨® con la libertad de vestido. Los guardias de la revoluci¨®n impon¨ªan el chador a base de dar palizas o echar ¨¢cido a las mujeres que no se lo pon¨ªan. Esos d¨ªas turbulentos ya han pasado. Ahora, el cien por cien de las mujeres llevan el chador. Si alguna no se lo pone es detenida por la polic¨ªa religiosa, y tanto ella como su marido pierden su trabajo. Incluso las turistas extranjeras son obligadas a cubrirse la cabeza con el velo en cuanto suben al avi¨®n de Iran Air. Especial pena dan las mujeres que trabajan al sol, sofocadas bajo sus vestimentas negras, generalmente de nailon, o las mujeres de la limpieza, haciendo equilibrios para sujetarse el velo con una mano mientras limpian la ba?era con la otra. Tapadas y todo, las mujeres tienen una presencia social mucho m¨¢s activa que en Arabia Saud¨ª o Afganist¨¢n. Reciben educaci¨®n, pueden conducir coches, votar en las elecciones y trabajar fuera de casa. Incluso en el congreso de filosof¨ªa la presencia de mujeres iran¨ªes era bien visible, desde las numerosas estudiantes hasta Fatim¨¦ Tabotabo¨ª, nuera de Jomeini y presidenta de la asociaci¨®n iran¨ª de mujeres fil¨®sofas.
La aparentemente universal aceptaci¨®n de los valores isl¨¢micos encierra grandes dosis de hipocres¨ªa y resistencia cultural soterrada. Las mujeres se quitan el velo en cuanto salen del pa¨ªs. Desde 1995 est¨¢n prohibidas las antenas parab¨®licas de televisi¨®n, pero mucha gente las tiene escondidas y disimuladas dentro de casa, frente a la ventana. El vino est¨¢ prohibido, pero no las uvas, por lo que muchos ciudadanos compran las uvas en el mercado y producen en casa su propio vino. Aunque los barbudos ayatol¨¢s tienen pinta bondadosa, una nube de guardianes desafeitados los rodea e impone sus normas. Unos fan¨¢ticos recientemente asesinaron en la calle a varios intelectuales opositores. Frente a tales excesos, el mensaje central del presidente Jatam¨ª es que nadie est¨¢ por encima de la ley y su programa es combinar el Estado de derecho con los valores isl¨¢micos. De todos modos, hasta el mismo Jatam¨ª declara que "s¨®lo se puede alcanzar el honor y la libertad a trav¨¦s de una sociedad civil basada en la religi¨®n y apoyada en los cl¨¦rigos".
Los shi¨ªes est¨¢n convencidos de que en el Ir¨¢n actual se ha puesto en pr¨¢ctica por primera vez la democracia isl¨¢mica. Se trata de hacer lo que el pueblo quiera, mientras el pueblo no quiera nada contrario a las creencias, valores y normas del Islam. Jatam¨ª nos animaba a buscar la verdad desinteresadamente, pero, a continuaci¨®n, el ayatol¨¢ Amol¨ª nos recordaba que todo razonamiento filos¨®fico necesita partir de premisas seguras, y ¨¦stas fueron dadas por Dios al profeta y a los imames. Una filosof¨ªa cerrada para una sociedad cerrada, aunque no tan cerrada que no pueda permitirse el lujo de dialogar con fil¨®sofos extranjeros e infieles, lo cual no deja de implicar riesgos para la estabilidad del sistema. As¨ª como no se puede estar embarazada a medias, tampoco se puede filosofar a medias.
Jes¨²s Moster¨ªn es catedr¨¢tico de L¨®gica y Filosof¨ªa de la Ciencia en la Universidad de Barcelona.
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