Al calor de la "amatxu"

Petre Osiceanum es un ni?o "encantador" de 11 a?os. ?l y su hermano Alexandru, de siete a?os y "un poco m¨¢s travieso", viven en Bucarest separados de sus padres. Hace una semana cargaron una peque?a maleta con lo m¨¢s indispensable y cruzaron en avi¨®n los 3.000 kil¨®metros que separan la capital rumana de Renter¨ªa (Guip¨²zcoa). Nada m¨¢s pisar territorio vasco comprendieron que empezaba una nueva vida para ellos. La transformaci¨®n se obr¨® en peque?as cosas. Primero fue el paisaje, despu¨¦s la comida y, seguido, el trato con las gentes de aqu¨ª. As¨ª sucesivamente hasta tomar conciencia de "lo bien que se vive aqu¨ª", afirma Petre, a quien resulta muy complicado extraerle una palabra, una frase y, menos a¨²n, una sonrisa. Pero estos dos ni?os rumanos est¨¢n felices y restan los d¨ªas de julio como una desdichada cuenta atr¨¢s. Paqui Hoyos es ama de casa con mucho tiempo libre. Cuando vio un anuncio en demanda de familias dispuestas a acoger ni?os rumanos, lo pens¨® m¨¢s de dos veces, pero al final dijo s¨ª y ahora no se arrepiente por ello. Muy al contrario, est¨¢ entusiasmada y feliz con el paso que dio. Es la primera vez que acoge a ni?os extranjeros y hace promesa de repetir esta experiencia el a?o que viene. Entretanto, la familia de Paqui, casada y madre de dos ni?os y una ni?a, ha hecho una pi?a alrededor de Petre, que tampoco pierde contacto con Alexandru, puesto que est¨¢ hospedado en casa de Mar¨ªa Teresa, hermana de Paqui. Estos d¨ªas que coinciden con buen tiempo y fiestas en pueblos pr¨®ximos a Renter¨ªa, Petre y Alexandru disfrutan de la playa, de la piscina y de los carruseles festivos. Petre domina un poco el ingl¨¦s y casi nada el castellano, aunque "entiende muy bien". Paqui le define como un chico "comil¨®n, tranquilo y educado". Es muy pudoroso, siempre se viste y desviste en privado, y muestra una especial predilecci¨®n por la fruta. Est¨¢ maravillado con las fiestas, las charangas de m¨²sica, el ambiente de las calles. Sin embargo, su debilidad es la piscina, m¨¢s que la playa. Paqui y Mar¨ªa Teresa se dedican casi en cuerpo y alma a atenderles, "sin caer en la exageraci¨®n porque no se trata de mantenerles a cuerpo de rey, sino de cuidarlos como si fuesen nuestros hijos", afirma la primera. A la vuelta de esta experiencia, Petre y Alexandru contar¨¢n en su Bucarest natal que "mereci¨® la pena recibir tanto cari?o en tan poco tiempo".