Cruda subida
Los precios del petr¨®leo han experimentado una subida fulgurante en los mercados internacionales. A partir del 1 de abril, fecha en la que entr¨® en vigor el acuerdo de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) -el cartel que controla el suministro mundial- para reducir la producci¨®n de sus asociados, el barril se ha encarecido el 80%. La escalada ha repercutido de forma inmediata en los consumidores a trav¨¦s de los precios de los carburantes. En Europa, el precio medio de la gasolina s¨²per ha pasado de 141 pesetas en marzo a 150 en junio, y en Espa?a, de 123 a 125. En las pr¨®ximas semanas la subida se trasladar¨¢ tambi¨¦n a los costes de producci¨®n, con las consiguientes perturbaciones en el flujo de las exportaciones europeas. Los grandes operadores del mercado est¨¢n mayoritariamente de acuerdo en que el precio seguir¨¢ subiendo durante los pr¨®ximos dos o tres meses. Justifican su predicci¨®n con dos argumentos: el primero es que por primera vez en los ¨²ltimos veinte a?os los pa¨ªses de la OPEP han mantenido f¨¦rreamente los compromisos de recortar la producci¨®n, sin que se hayan producido ofertas incontroladas; el segundo es que existen expectativas de una recuperaci¨®n econ¨®mica intensa en China y Jap¨®n. Aunque la econom¨ªa china defraudara tales previsiones, los mercados suponen que el continente asi¨¢tico aumentar¨¢ el consumo energ¨¦tico y que se producir¨¢n tensiones en la oferta. Mientras se comprueba si la recuperaci¨®n asi¨¢tica es real y si los productores resisten la tentaci¨®n de sobrepasar sus cuotas de producci¨®n cuando el precio supere los 20 d¨®lares, no hay razones plausibles para pensar en un descenso de los precios.
No todos los efectos del encarecimiento del crudo son negativos. Los pa¨ªses productores aumentar¨¢n sus ingresos y el comercio internacional puede recibir un est¨ªmulo adicional. De los efectos nocivos de la subida debe preocuparse cada pa¨ªs en distinta medida. El impacto del sobrecoste energ¨¦tico sobre la producci¨®n alemana, por ejemplo, ser¨¢ inferior al que reciba la econom¨ªa espa?ola, que tiene una inflaci¨®n mayor y consume m¨¢s cantidad de energ¨ªa para producir lo mismo. En la hip¨®tesis de un aumento sostenido de los precios, los pa¨ªses con inflaci¨®n m¨¢s alta son los que m¨¢s deben inquietarse. Las autoridades espa?olas har¨ªan bien en recuperar los planes de reducci¨®n de consumo energ¨¦tico y de recorte de la dependencia de petr¨®leo, olvidados desde la d¨¦cada de los ochenta. Aunque s¨®lo sea como medida elemental de precauci¨®n.
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