Errores de Prodi
En el proceso de formaci¨®n de su colegio de comisarios, Romano Prodi est¨¢ haciendo dejaci¨®n de los nuevos poderes que le otorga el Tratado de Amsterdam. Los Estados, especialmente los grandes, est¨¢n imponiendo a sus comisarios sin disfrazar siquiera el consenso que exige el tratado entre los Gobiernos y el presidente designado de la Comisi¨®n Europea. La realidad es que una vez m¨¢s las capitales env¨ªan a Bruselas a quien quieren. Prodi no ha ejercido su derecho de veto, especialmente frente a Schr?der, que ha impuesto dos candidatos de la mayor¨ªa gubernamental, excluyendo as¨ª a la oposici¨®n cristiano-dem¨®crata. Pese a ello, y por los nombres que se van conociendo, ¨¦sta puede ser una Comisi¨®n con m¨¢s peso pol¨ªtico que la anterior, ya que muchos de sus integrantes, incluido el propio Prodi, no parecen resignados a que su paso por Bruselas sea el final de su vida pol¨ªtica, sino un trampol¨ªn para regresar a la escena nacional o europea.
El mayor error de Prodi es, pues, dejarse comer el terreno por las capitales, a las que il professore ha dado alas para luchar por las carteras m¨¢s suculentas al anunciar con semanas de adelanto la nueva organizaci¨®n del colegio comisarial. En todo caso, el nuevo Parlamento Europeo, ante el que se presentar¨¢ el 21 de julio la Comisi¨®n de Prodi, tendr¨¢ que juzgar para el 15 de septiembre la idoneidad de los designados.
Los equilibrios internos de la nueva Comisi¨®n aparecen tambi¨¦n mediatizados por la dura lucha en la que est¨¢ enfrascado el Parlamento Europeo para designar a su pr¨®ximo presidente: el socialista portugu¨¦s Mario Soares o la centrista francesa Nicole Fontaine, integrada en el Partido Popular Europeo (PPE). ?ste, cuyos dirigentes est¨¢n reunidos hasta hoy en Marbella, est¨¢ perdiendo su componente democristiano en favor de una nueva derecha, especialmente con la entrada en su seno del partido de Berlusconi, apadrinada por el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Pese a que el PPE sea el grupo m¨¢s numeroso, seguido por los socialistas, quiz¨¢s ser¨ªa hora de dejar de lado el cambalache habitual de dividir la legislatura en dos, y que su presidencia la ocupe por cinco a?os quien logre aunar el mayor apoyo.
El tercer error de Prodi ha sido anunciar una reforma del funcionamiento de la Comisi¨®n en dos tiempos, con lo que las medidas m¨¢s importantes quedan aplazadas. Esta reforma debe empezar incluso antes de que la nueva Comisi¨®n eche a andar, estableciendo un r¨¦gimen de incompatibilidades para cuando los comisarios dejen la instituci¨®n, con un periodo prudencial de carencia -dos a?os, por ejemplo-, para evitar que se repita un caso tan bochornoso como el del ahora suspendido titular de la cartera de Industria y Telecomunicaciones, el alem¨¢n Martin Bangemann, fichado por Telef¨®nica. La instituci¨®n recuperar¨ªa as¨ª una credibilidad maltrecha.
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