Cipollini impone su autoridad
Ninguna escapada fructifica transcurridas cinco etapas, y ning¨²n espa?ol aparece en escena
El pelot¨®n impone su ley, y la ley del pelot¨®n acostumbra a favorecer a Mario Cipollini, todav¨ªa el m¨¢s r¨¢pido, repuesto de un comienzo vacilante. El Rey Le¨®n sum¨® ayer su segunda victoria, d¨¦cima en el total de su palmar¨¦s en el Tour, y a buen seguro mantendr¨¢ todav¨ªa la inc¨®gnita de su regreso a casa: seg¨²n considere cumplida su misi¨®n, cerrar¨¢ el vuelo de vuelta. En su agenda ha dejado un hueco para la Vuelta a Espa?a, as¨ª se comporta el italiano, como una celebridad que hace galas por Europa. De esta manera, el Tour va camino de cumplir su primera semana sin una escapada con ¨¦xito. Aun sin patr¨®n, la carrera discurre con rapidez y concierto. Buena noticia para hombres como Escart¨ªn, a quien debe de saber a gloria llegar a la contrarreloj inmaculado. No tan buena para los buscadores de etapas, que no logran marcarse un tanto. Y de entre ellos los espa?oles: no saben/no contestan, lo deben de dejar para m¨¢s tarde. Posiblemente asustado por el exceso de velocidad del mi¨¦rcoles, el pelot¨®n redujo su marcha de crucero el jueves. Bien es cierto que el calor apret¨® m¨¢s y que el viento no ech¨® una mano. A la vista de la situaci¨®n, los buscadores indagaron la posibilidad de consolidar una escapada en toda regla. Tardaron poco en hacerlo, y al kil¨®metro cuatro se formaba un grupo de diez en cabeza, grupo que se fabric¨® un colch¨®n de algo m¨¢s de seis minutos en 25 kil¨®metros. Ning¨²n espa?ol se hab¨ªa dado por enterado del asunto y m¨¢s de uno tendr¨¢ que v¨¦rselas con el director respectivo por la noche.
A algunos de los directores les pone de los nervios no ver a uno de plantilla por la televisi¨®n en una escapada numerosa de las que ocupan varias horas de pantalla. No les gusta porque saben que pueden recibir tambi¨¦n la llamada del patr¨®n con ganas de incordiar, punto en el que se cierra la cadena de reproches. Habr¨ªa que a?adir, en descargo general, que los gregarios espa?oles suelen aparecer a mitad de carrera, en terreno m¨¢s sinuoso, y cuando el calor de julio entra con m¨¢s fuerza.
Dando por sentado que diez corredores pondr¨ªan a prueba la fortaleza del pelot¨®n, y que entre ellos no estaba inscrito un espa?ol, quedaba por vez si ser¨ªan capaces de llevar al ¨¦xito su empresa. Kil¨®metros no les faltaron, pero les sobraban algunas dudas. Cuando se hizo evidente que el grupo deb¨ªa sufrir el asalto del pelot¨®n se produjeron algunas disensiones internas (unos quer¨ªan dejarlo, otros prefer¨ªan seguir y alg¨²n tercero buscaba sacar provecho de la confusi¨®n), de tal suerte que perdieron elementos, se divorciaron en dos grupos, se atacaron y la cosa termin¨® con un corredor nuevo en escena, el sueco Magnus Backstedt, que ven¨ªa del pelot¨®n, intentado la victoria en solitario. A falta de cinco kil¨®metros, se hab¨ªa terminado tanta palabrer¨ªa y el pelot¨®n llegaba consolidado a la meta. Sprint ortodoxo, tanto que casi no se ech¨® en falta a ninguno de los especialistas, y victoria de Cipollini.
Del reparto de victorias, pueden darse por satisfechos Steels (2), Cipollini (2) y Kirsipuu (1, m¨¢s cuatro d¨ªas de amarillo). Queda sin mojar el alem¨¢n Zabel: si prefiere esperar hasta m¨¢s tarde (suele perseguir el maillot verde de la clasificaci¨®n por puntos), hoy puede haber alguna oportunidad para los buscadores. Si anda rabioso, se repetir¨¢ la pel¨ªcula de la etapa. Seguro que hombres como Escart¨ªn, d¨¦biles para manejarse dentro del pelot¨®n cuando ¨¦ste conserva toda su fuerza, rezar¨¢n para que los acontecimientos discurran por este camino: ca¨ªdas las justas, pocas incidencias y pelot¨®n compacto hasta la misma l¨ªnea de meta. No ser¨¢ bueno para el espect¨¢culo, pero es gloria bendita para Escart¨ªn: la primera semana le puede resultar muy barata.
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