El hombre que acaba con los ilusos
Cuando un grupo de fugados, como los cuatro de ayer, o los 10 del jueves, por ejemplo, ven que la meta est¨¢ ya a 40 o 45 kil¨®metros, normalmente preguntan a los directores un par de cosas: ?cu¨¢nta ventaja llevamos? y ?qui¨¦n tira detr¨¢s? Si a la primera pregunta les responden que seis minutos, por ejemplo, dicen que bien, y si a la segunda que los saeco de Calcaterra, sienten un sudor fr¨ªo: son hombres muertos. Como un personaje de una novela de terror, Giuseppe Calcaterra, el ciclista italiano de 34 a?os, encarna en su sola figura un mecanismo fr¨ªo y perfecto, infalible, que s¨®lo existe para acabar con los ilusos, con las aspiraciones de quien cree que puede ganar contra la voluntad de los sprinters. As¨ª, de cerca, no mete miedo, aunque sea muy alto (1,91 metros), lleve tres o cuatro d¨ªas sin afeitarse, su perilla te?ida no coja lustre, y los pelos, rizados y tambi¨¦n te?idos, desborden por debajo de su gorra. No asusta porque sonr¨ªe con timidez, como pregunt¨¢ndose por qu¨¦ narices un periodista quiere hablar con ¨¦l y como temi¨¦ndose que la historia ir¨¢ del monotema de estos meses, del dopaje. "Ah", se extra?a, "?que quiere saber c¨®mo me lo monto para hacer mi trabajo? Muy sencillo. Todo es experiencia. Llevo 14 a?os de ciclista y de algo me tienen que valer". Ja. Corredores viejos y con experiencia, hay muchos, pero hay muy pocos que tengan una cabeza as¨ª para saber en qu¨¦ momento actuar y c¨®mo. ?Qu¨¦ m¨¢s, Calcaterra?
"Bueno. Para mi trabajo, que no es otro que lograr que no triunfe ninguna fuga, para que mi jefe, Cipollini, pueda ganar al sprint, hace falta echar unos c¨¢lculos y llevarse bien con la gente. Yo suelo entrar al trabajo a falta de 40-45 kil¨®metros. La velocidad a la que se tiene que conducir al pelot¨®n (porque, no se olvide, s¨®lo media docena de los 180 corredores son los que trabajan, relev¨¢ndose, con el viento de cara y marcan la velocidad del paquete) depende del tiempo de ventaja que lleven los fugados, de cu¨¢nto tiempo lleven fugados, de cu¨¢ntos componen el grupo de fugados y de qu¨¦ tipo de terreno quede hasta meta. Normalmente nos movemos a 45-50 por hora y si llegando a 15 kil¨®metros del final vemos que nos aventajan en minuto y medio sabemos que no hay problemas. En este Tour s¨®lo tengo a dos pupilos del Saeco para esta fase, Secchiari y Armin Meier. Tambi¨¦n me encargo de hablar con los otros equipos de sprinters para coordinar el trabajo. Ah, y tambi¨¦n doy pedales".
Casco rojo, rizos sueltos, Calcaterra gu¨ªa al pelot¨®n. Es la punta de una flecha. Pobres de los fugados. Cipollini, se prepara.
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