"Vine sin nada, me voy con menos"

"Vine a Madrid sin nada y nos vamos con menos". Con estas palabras defini¨® su suerte Samulk, padre del ni?o rumano de cinco a?os que muri¨® atropellado el pasado jueves por la noche en la carretera de Burgos por un cami¨®n de gran tonelaje, que le aplast¨®. Ion Giorge, otro de los inmigrantes rumanos expulsados del asentamiento de Malmea, no pudo traducir m¨¢s palabras del padre del peque?o. El hombre, sentado en la acera, ya no ten¨ªa fuerzas ni para hablar ni para levantar sus ojos, clavados en el humo de los cigarrillos que no cesaba de fumar.

Su gesto contrastaba con el de su mujer, sentada sobre una silla, que no paraba de soltar gritos de dolor. La mujer agitaba la cabeza hacia abajo, hacia arriba; parec¨ªa que reventaba de dolor.

Una docena de mujeres tambi¨¦n sollozaba junto a la madre frente a la puerta del hospital de La Paz, donde el peque?o ingres¨® cad¨¢ver tras el atropello. Dos ancianas, distanciadas a unos metros, rezaban en silencio.

El ni?o fallecido era el mayor de sus dos hijos. La madre hab¨ªa tenido hace cuatro meses otro peque?o. El chiquillo naci¨® en el mismo hospital donde entr¨® muerto su hermano.

Una t¨ªa del peque?o fallecido sosten¨ªa entre sus brazos a su hermano peque?o. Sobre la una de la madrugada el beb¨¦ tambi¨¦n empez¨® a llorar. La madre le acurruc¨® entre sus brazos. Durante unos instantes el padre levantaba la cabeza, como si despertase de una pesadilla. Al instante volvi¨® hincar su barbilla en el pecho. No pod¨ªa con el dolor.

"Llevamos menos de un a?o en Espa?a. Sus padres han tenido un hijito en Madrid pero ahora han perdido a otro", se lamentaba Starko, un t¨ªo del peque?o fallecido.

"Si no nos hubieran echado no habr¨ªa pasado nada. Paramos en la gasolinera para esperar a la familia y hemos perdido a nuestro ni?o", repet¨ªa una y otra vez Starko.