El sector m¨¢s duro de Los Verdes pone en peligro la coalici¨®n de gobierno alemana
Los ecopacifistas rechazan financiar las centrales nucleares que sustituir¨ªan a Chern¨®bil
Gerhard Schr?der volvi¨® ayer de Kiev y se desayun¨® un sapo. El canciller alem¨¢n reconoci¨® que no ha logrado que Ucrania renuncie a la construcci¨®n, en parte con dinero de Berl¨ªn, de dos nuevas centrales nucleares para sustituir a la de Chern¨®bil; una "bomba de tiempo", dijo, y se reconoci¨® preocupado porque la incapacidad mostrada para resolver la cuesti¨®n ucrania desestabilice m¨¢s su coalici¨®n con Los Verdes. Alborotados desde hace d¨ªas, los m¨¢s fundamentalistas del partido ecopacifista se muestran dispuestos a impedir una derrota en el frente at¨®mico, incluso al precio de romper la coalici¨®n, y tanto el canciller como el SPD temen sus maniobras, seg¨²n fuentes en Bonn.
En tiempos bander¨ªn de enganche de todas las utop¨ªas pacifistas, ecol¨®gicas y sociales, Los Verdes se han convertido ahora en parte de un Gobierno que bombardea Serbia, financia reactores nucleares (aunque sea en Ucrania) y recorta prestaciones a parados y ancianos. La crisis de identidad era inevitable, y ha estallado estos d¨ªas entre Bonn y Berl¨ªn de forma estruendosa. El apoyo que los ecopacifistas dieron a la guerra de Kosovo salv¨® de la crisis al Gobierno de Schr?der, pero se sald¨® con un importante retroceso de Los Verdes en las ¨²ltimas elecciones europeas, que perdieron cinco de los 12 diputados con que contaban en Estrasburgo por la defecci¨®n de los votantes m¨¢s j¨®venes. Con cinco elecciones regionales por delante en oto?o, el sector m¨¢s asilvestrado de Los Verdes, con el joven diputado federal de 26 a?os Christian Simmert a la cabeza, no est¨¢ dispuesto a beber de nuevo del mismo c¨¢liz y ha organizado una contraofensiva que, si bien pocos en Bonn creen que vaya a tumbar al Gobierno, s¨ª puede acarrear hartos problemas de imagen a Schr?der ante los votantes, inc¨®modos con el espect¨¢culo de desuni¨®n dentro y entre los partidos de la coalici¨®n, para solaz de la oposici¨®n democristiana, la CDU.
Cuesti¨®n de imagen
Prueba de ello es la intervenci¨®n del ministro de Defensa, el socialdem¨®crata Rudolf Scharping, que el jueves llam¨® al orden a los ecopacifistas m¨¢s revoltosos en una entrevista con el S¨¹ddeutsche Zeitung. "El comportamiento de Los Verdes est¨¢ da?ando nuestra imagen p¨²blica; espero que pongan un r¨¢pido punto final a todo eso", dijo Scharping. Su jefe, el canciller Schr?der, sin embargo, se demostr¨® m¨¢s largo al reconocer que la decisi¨®n que deber¨¢ tomar en septiembre sobre si entrega el dinero al que Alemania (junto con el resto de pa¨ªses del G-7) se comprometi¨® para la construcci¨®n de las dos nuevas centrales nucleares de la discordia ser¨¢ "dif¨ªcil" para la coalici¨®n rojiverde. Pocos creen que el canciller vaya a romper la palabra empe?ada por Alemania en tiempos de Helmut Kohl, pero muchos tambi¨¦n, sobre todo en la oposici¨®n, esperan con regocijo a ver c¨®mo se las arregla para que sus socios de coalici¨®n comulguen con otra rueda de molino, esta vez nuclear. Los Verdes fundamentalistas, desde luego, est¨¢n empe?ados en que el tema le salga caro a Schr?der. El asunto de la energ¨ªa at¨®mica (tanto el reactor en Ucrania como las dif¨ªciles negociaciones actualmente en marcha para que Alemania se desenganche poco a poco de sus propias centrales) se ha convertido en la ¨²ltima se?a de identidad de Los Verdes, irrenunciable, pues ya se neg¨® a casi todo lo dem¨¢s, a tenor del manifiesto hecho p¨²blico estos d¨ªas por Simmert y sus compa?eros en el radicalismo ecopacifista, titulado Salgamos del nuevo centro (de Schr?der y su SPD), y que ha desatado la ¨²ltima guerra en el socio m¨¢s peque?o de la coalici¨®n.
Para calentar m¨¢s el ambiente, el ministro de Medio Ambiente, el verde J¨¹rgen Trittin, amenaz¨® entre bambalinas con convocar un congreso extraordinario del partido, seg¨²n las fuentes consultadas, a semejanza del que discuti¨® sobre la guerra de Kosovo, y que acab¨®, entre insultos, con un bolsazo de pintura roja contra Joschka Fischer, ministro de Exteriores y cabeza visible de los m¨¢s dispuestos al pragmatismo. La amenaza ha puesto nerviosos a estos ¨²ltimos, hartos del estilo kamikaze de hacer pol¨ªtica de Trittin, y preocupa seriamente al partido del canciller, que teme un debilitamiento del Gobierno en caso de que Los Verdes se lancen a discutir abiertamente si dejan o no la coalici¨®n, as¨ª como las repercusiones negativas de toda esta pol¨¦mica sobre los mercados e incluso sobre el euro.
Aprovech¨¢ndose, como lo hace, de las batallas de los partidos en el Ejecutivo, la oposici¨®n conservadora, sin embargo, no cree que Los Verdes vayan a romper la coalici¨®n, y, por tanto, no prepara estrategia alguna para una hipot¨¦tica ca¨ªda en breve de Schr?der, seg¨²n fuentes de la CDU. "Aguantar¨¢n, porque ser¨ªa tonto que tirasen la toalla en poco m¨¢s de nueve meses que llevan en el Gobierno, y porque si lo hicieran son conscientes de que tendr¨ªan por delante 10 o 15 a?os de oposici¨®n. Y ahora lo que les importa es el poder", afirman las fuentes consultadas en el partido de Kohl.
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