Historia, dinero y una cabina de tel¨¦fono, al servicio del arte p¨²blico
Los habitantes de Calaf (Anoia) guardar¨¢n en sus carteras una nueva divisa en el a?o 2000. No se trata del euro, aunque su dise?o ser¨¢ parecido, sino de un billete con algunos signos identificadores del pueblo que los 3.148 habitantes de este municipio podr¨¢n utilizar, como cualquier moneda de curso legal, para tomar un caf¨¦ o realizar sus compras. ?ste es uno de los tres proyectos ganadores del Calaf Art P¨²blic, un encuentro internacional de artistas preocupados por el espacio p¨²blico -calles, plazas y, en definitiva, todos los lugares en los que la sociedad se relaciona-, que concluy¨® el pasado fin de semana en esta localidad, cercana a Igualada. Las otras dos propuestas consisten en una cabina telef¨®nica con l¨ªnea directa con los artistas y un trabajo sobre memoria hist¨®rica. Un grupo de artistas de lo p¨²blico se ha reunido durante 15 d¨ªas en Calaf para elaborar 10 proyectos de intervenci¨®n en el espacio p¨²blico. Dos semanas de convivencia para averiguar c¨®mo los habitantes de esta localidad podr¨ªan acercarse al arte. Cada uno present¨® su f¨®rmula el pasado fin de semana y un jurado -integrado por el arquitecto Xavier Costa, el escultor Sergi Aguilar y el cr¨ªtico Jorge Luis Marzo- seleccion¨® las tres mejores. Ahora, los ganadores disponen de 500.000 pesetas por cada proyecto para llevarlo a la pr¨¢ctica y comprobar si, c¨®mo aseguraban, sus propuestas interesan a la gente. El arte p¨²blico es el que se hace pensando en la gente. As¨ª lo ha hecho el artista y dise?ador Francesc Vidal en el proyecto Diners p¨²blics. A Vidal le preocupa que entre el arte y el p¨²blico haya una barrera. Para derribar el muro ha propuesto emitir billetes con caracter¨ªsticas aut¨®ctonas que se repartir¨¢n entre los habitantes de Calaf, lugar elegido para desarrollar los proyectos. Podr¨¢n emplear el dinero como quieran, siempre que compren en tiendas de este municipio. Si en un a?o no lo han gastado, lo podr¨¢n cambiar por euros. El dise?ador reta al p¨²blico a que participe en el trabajo del artista: "He hecho algo divertido para atraer a la gente". Una cabina de tel¨¦fono es, ciertamente, un elemento familiar de las calles. Sobre esta base, el proyecto de Jordi Martorell, Tel¨¨fon p¨²blic, consiste en colocar una de estas cabinas en el centro de Calaf. Cuando el curioso descuelgue el auricular, las voces grabadas de los artistas que han convivido en Calaf le har¨¢n part¨ªcipe de sus ideas. "Me gustar¨ªa que el proyecto sirviera para acercar el arte al p¨²blico", dijo. La tercera propuesta es la de los austriacos Eva Brunner-Szabo y Gert Tsch?gl. Museu de les mem¨°ries pretende que el municipio se familiarice con el periodo de la historia relativo a la guerra civil. "Queremos que se vuelva a hablar de ese periodo de la historia espa?ola", coment¨® Tsch?gl. "Mi abuela era una anarquista, ?y la tuya?, ?sabes d¨®nde est¨¢ la plaza del Caudillo?". Esl¨®ganes como ¨¦stos se podr¨¢n ver en las calles para crear un clima de discusi¨®n. Las reacciones y comentarios de los habitantes quedar¨¢n plasmadas en unos libros que los artistas distribuir¨¢n por el municipio. Adem¨¢s, colocar¨¢n un cubo rojo en la plaza, en el que a trav¨¦s de una rendija los interesados podr¨¢n contemplar fotos de aquellos a?os. La ciudad fue uno de los temas sobre los que discuti¨® el jurado en la mesa redonda previa al veredicto. El arquitecto Xavier Costa dio por agotado el modelo de organizaci¨®n del espacio p¨²blico que se aplic¨® en Barcelona con motivo de los Juegos Ol¨ªmpicos. Sergi Aguilar a?adi¨®: "Es imprescindible poner orden en el caos de las urbes". El jurado coincidi¨® en que los nuevos proyectos urban¨ªsticos aplicados en otras ciudades del mundo no tienen salida en la capital catalana. "Barcelona es una ciudad para ser vista, no para ser vivida", sentenci¨® el cr¨ªtico Jorge Luis Marzo.
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