La tajada del GIL
AL PARTIDO de Jes¨²s Gil hay que reconocerle que no se anda con eufemismos a la hora de marcar sus objetivos. En Marbella, como en Melilla, el GIL ha vendido una idea muy simple: hacer pol¨ªtica igual que su jefe hace negocios. Por eso resulta coherente que, a la hora de repartirse el Gobierno melillense con la coalici¨®n que encabeza Mustafa Aberchan, el GIL se haya quedado con las carteras de Obras P¨²blicas y Turismo, la sociedad municipal de la vivienda y la gesti¨®n del puerto. Por esas ventanillas deber¨¢ pasar gran parte de los negocios p¨²blicos o privados de la ciudad. Para completar el cuadro habitual en la Costa del Sol le falta s¨®lo la Consejer¨ªa de Polic¨ªa, que a¨²n est¨¢ en disputa con la coalici¨®n de Aberchan. El GIL no ser¨ªa tal si renunciara a aplicar en Melilla los expeditivos m¨¦todos puestos en pr¨¢ctica en Marbella para limpiar sus calles de gentes que considera molestas: delincuentes, mendigos, vendedores ambulantes, prostitutas, m¨²sicos o pintores. El Gobierno de la ciudad de Melilla, al que ayer se afanaba por dar los ¨²ltimos retoques su reci¨¦n elegido presidente, Mustafa Aberchan, l¨ªder del partido Coalici¨®n por Melilla, nace debilitado. El mismo Aberchan parece ser consciente de ello al insistir en que quiere formar "no un Gobierno estable, sino de principios". Carece de mayor¨ªa (12 esca?os sobre un total de 25) y tendr¨¢ que gobernar bajo la amenaza de una posible moci¨®n de censura, aunque la divisi¨®n de sus opositores la haga muy improbable a corto plazo. El resultado es un Gobierno inestable encabezado por un Aberchan que de hecho se ha convertido en reh¨¦n pol¨ªtico del GIL.
Pero todo esto no es sino la consecuencia del fracaso pol¨ªtico del PP y el PSOE en Melilla. Ambos suman hoy el mismo n¨²mero de representantes que el GIL, que ha conseguido ser la lista m¨¢s votada con un empresario de discotecas al frente. De las filas de los dos partidos nacionales han surgido sucesivas escisiones que han convertido la corporaci¨®n en un rompecabezas cada vez m¨¢s ingobernable por los rencores acumulados entre las diversas bander¨ªas de izquierdas o de derechas. Todo ello ha impedido que pudiera articularse una mayor¨ªa alternativa a la formada por Aberchan con el GIL, y que para mayor disparate cont¨® con los votos de dos concejales socialistas, obligados luego a dimitir. El s¨ªmbolo m¨¢s crudo de la impotencia de los partidos nacionales ha sido el fallido viaje a Melilla de dos dirigentes del PP y el PSOE, que tuvieron que regresar de vac¨ªo a Madrid tras su fracasado intento de crear una mayor¨ªa alternativa de gobierno.
Populares y socialistas tienen la dif¨ªcil tarea de elaborar opciones que puedan resultar cre¨ªbles a los melillenses. De otra forma, la pol¨ªtica de esa ciudad norteafricana terminar¨¢ creando un serio dolor de cabeza al Gobierno de Espa?a.
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