Multipartido balear
EL PARTIDO Popular, que ha sido la fuerza m¨¢s votada en las elecciones auton¨®micas de las islas Baleares, quedar¨¢ en la oposici¨®n en la pr¨®xima legislatura en virtud de un pacto que agrupa a todas las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas representadas en el Parlamento balear y que llevar¨¢ al socialista Francesc Antich a la presidencia de la comunidad aut¨®noma. Los tres diputados de Uni¨®n Mallorquina, una formaci¨®n liberal y centrista que particip¨® en los Gobiernos del PP hasta 1992, son los que han inclinado finalmente la balanza, de forma que sus poco m¨¢s de 26.000 votos han anulado la amplia ventaja obtenida en las urnas por el PP, que con sus 160.000 sufragios y sus 28 diputados (en un Parlamento de 59) doblaba en la pr¨¢ctica al PSOE. No es extra?o que este pacto balear multipartido, de todos contra uno -el PP-, haya suscitado cr¨ªticas e incluso desatado algunas alarmas. La heterogeneidad de los asociados, que van desde el liberalismo hasta el ecologismo, pasando por el nacionalismo y el socialismo, y la dif¨ªcil gestaci¨®n del reparto de las parcelas de poder no son un buen presagio sobre la estabilidad y coherencia del nuevo Gobierno. El presidente auton¨®mico saliente, Jaume Matas, contar¨¢ con una buena oportunidad de hacer frente a esta alianza arco iris con una oposici¨®n coherente y es posible que fruct¨ªfera con vistas a una futura recuperaci¨®n de la mayor¨ªa.
Es l¨®gico que el PP exprese su disgusto ante una coalici¨®n negativa que le desaloja del Gobierno balear despu¨¦s de 16 a?os. Es m¨¢s dudoso que pueda hacerlo recurriendo a los lemas mitineros que us¨® en la campa?a. El PP califica de espuria la coalici¨®n por el catalanismo y el republicanismo independentista de algunas fuerzas. Se olvida de que el Partit Socialista de Mallorca (PSM), principal objeto de estos ataques, es un partido nacionalista bien poco diferente de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya, con la que ha acudido asociada a las elecciones europeas, o del PNV, fuerzas ambas firmantes del pacto de investidura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y que en el primer caso sigue garantizando con sus votos la estabilidad del Gobierno de Espa?a.
Algo falla en la pol¨ªtica balear cuando el PP, a pesar de su notable ventaja, no ha sido capaz de presentar una f¨®rmula de gobierno en minor¨ªa, como aconseja la l¨®gica m¨¢s elemental para un resultado como el que han arrojado las urnas. Los 16 a?os de Gobierno popular en las islas arrojan un resultado ensombrecido por los esc¨¢ndalos y las divisiones internas del PP. El primer presidente popular, Gabriel Ca?ellas, fue apeado tras la sentencia del caso S¨®ller, que estableci¨® la financiaci¨®n ilegal del partido a trav¨¦s de comisiones por obras p¨²blicas. Dos consejeros han sido condenados por fraude de ley y prevaricaci¨®n; dos senadores, por fraude electoral y abuso de cargo, y en la lista electoral del PP figuraban un condenado por fraude electoral, otro procesado por prevaricaci¨®n y una persona implicada en el cobro de talones por el t¨²nel de S¨®ller.
El partido ahora decisivo, Uni¨®n Mallorquina (UM), fue v¨ªctima de la pol¨ªtica de tierra quemada practicada por el PP, que primero promovi¨® el transfuguismo de sus alcaldes y luego expuls¨® del Gobierno a su presidenta, Maria Ant¨°nia Munnar. De ah¨ª que UM no haya aceptado ahora la suculenta oferta realizada bajo mano por el PP, que estaba dispuesto a reconocer el car¨¢cter hist¨®rico de la comunidad aut¨®noma, a mejorar su financiaci¨®n y a asegurar un buen n¨²mero de cargos a cambio del apoyo parlamentario. La propuesta no ten¨ªa credibilidad y aportaba amplias dosis de oportunismo.
Desde hace ya alg¨²n tiempo, la pol¨ªtica balear aparec¨ªa dominada por la cuesti¨®n de la alternancia, uno de los argumentos sobre los que se asienta la superioridad de la democracia parlamentaria. El pacto multipartido ha venido gest¨¢ndose lentamente durante la pasada legislatura. El Consejo Insular de Mallorca, instituci¨®n intermedia similar a una Diputaci¨®n provincial, ha estado en manos de un pacto similar durante los ¨²ltimos cuatro a?os, y coaliciones electorales de progreso han funcionado con ¨¦xito en dos elecciones en Ibiza y Formentera.
El conglomerado de centro-izquierda tiene ahora la ocasi¨®n de demostrar que la f¨®rmula tiene tambi¨¦n validez en el Gobierno aut¨®nomo. Depender¨¢ precisamente de la prudencia y la coherencia con la que el nuevo Gobierno de Francesc Antich sepa gestionar las ¨¢reas m¨¢s sensibles, fundamentalmente el turismo, el medio ambiente y la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica. Son las cuestiones que requieren mayor di¨¢logo y consenso, por su car¨¢cter estrat¨¦gico en la vida balear, y son tambi¨¦n las primeras que pueden ser v¨ªctimas de los doctrinarismos en una coalici¨®n guiada por el todos contra uno m¨¢s que por la coincidencia de sus programas.
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