Ambiente tropical

Un par de columnas entre griegas, egipcias o persas. Aparece a sus pies caminando sobre una alfombra: lleva el torso desnudo, un pareo p¨²rpura por debajo del ombligo -que cambi¨® luego por una m¨ªnima falda blanca con flecos- y casco plateado; se ha pintado los ojos, va descalzo y mueve la pelvis de forma provocadora. ?La reencarnaci¨®n de Josephine Baker? ?Una nueva Carmen Miranda? Ney Matogrosso, en acci¨®n. Transgresi¨®n sexual sobre el escenario. El televisivo Boris Izaguirre hubiera soltado alaridos de haber visto la puesta en escena y los ademanes del cantante brasile?o.Ney Matogrosso, admirador de Caetano Veloso y Mick Jagger, y con m¨¢s de veinte discos editados, es un int¨¦rprete muy valorado en Brasil. Abandon¨® el hogar con 16 a?os -su padre, militar, pensaba que todos los artistas eran maricas, as¨ª que ni hablar de un hijo artista-. Y el grupo Secos e Molhados arras¨® en 1973 con sus tres componentes maquillados y la voz femenina del cantante. Una voz de contralto que ha ganado en matices con el paso del tiempo.

Para su presentaci¨®n en Espa?a, Ney Matogrosso ha tra¨ªdo una banda fant¨¢stica. Leandro Braga, Ricardo Silveira, Arthur Maia, Z¨¦ Nogueira o Marcio Montarroyos le arropan en un repertorio camale¨®nico, con la estremecedora Rosa de Hiroshima o aquella Balada do Louco, de unos Mutantes que hoy redescubren en Europa y Estados Unidos los j¨®venes aficionados al rock alternativo.