Un presidente con poderes limitados
?C¨®mo puede un presidente elegido con casi el 70% de los votos verse atado de manos para emprender las reformas que prometi¨® y le exigen sus electores? La clave hay que buscarla en el peculiar sistema constitucional iran¨ª, que simultanea las instituciones republicanas (presidente, Parlamento, etc¨¦tera) con el principio isl¨¢mico shi¨ª del Gobierno del jurisconsulto (velayat-e-faqih). Una f¨®rmula que, hasta ahora, ha servido para dar cabida a las distintas corrientes del r¨¦gimen de forma que cada una actuara de contrapeso de las otras. As¨ª, por imperativo de su Carta Magna, el "gu¨ªa espiritual de la revoluci¨®n" (inicialmente el ayatol¨¢ Ruhola Jomeini y, desde su muerte, el controvertido Al¨ª Jamenei) se convierte en el l¨ªder supremo del pa¨ªs, muy por encima del presidente del Gobierno, el reformista Mohamed Jatam¨ª. A diferencia de ¨¦ste, que es elegido por sufragio popular, el gu¨ªa es designado por la Asamblea de Expertos, un cuerpo dominado por el clero m¨¢s conservador y con competencias casi sin l¨ªmite sobre las instituciones republicanas.
No s¨®lo eso, sino que adem¨¢s controla el aparato legislativo y judicial, y los organismos espec¨ªficos de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, como el Consejo de Guardianes de la Revoluci¨®n, el Consejo de Vigilancia de la Constituci¨®n y el Consejo de Discernimiento. De ah¨ª su capacidad para bloquear las leyes que propone el Ejecutivo, ya que esos ¨®rganos pueden revisar su compatibilidad con los principios revolucionarios, un concepto relativamente flexible y sujeto a su interpretaci¨®n.
En estos dos a?os de gobierno, Jatam¨ª ha logrado cambiar a los gobernadores provinciales -un puesto clave en las elecciones- y, en los pasados comicios municipales, esquiv¨® al organismo encargado de la selecci¨®n de candidatos; un filtro favorable a los conservadores porque se basa en reglas isl¨¢micas poco claras. Sin embargo, el gran paso para consolidar su poder son las legislativas del pr¨®ximo febrero, ya que sin un Parlamento favorable, todos sus intentos de apertura chocan contra un muro de conservadurismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.