Ruiz-Gallard¨®n propone a Arias-Salgado un pacto que incluye ampliar Barajas
El presidente madrile?o, Alberto Ruiz-Gallard¨®n (PP), ha ofrecido al ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado (PP), la firma de un pacto sobre el presente y el futuro aeroportuario de Madrid. El presente est¨¢ en Barajas, y el acuerdo que impulsa Ruiz-Gallard¨®n incluye aceptar la ampliaci¨®n de este espacio; el futuro se sit¨²a en Campo Real, municipio donde la Comunidad de Madrid reserv¨® suelo para abrir un aeropuerto de hasta ocho pistas paralelas que pudiera atender las necesidades de hasta 100 millones de pasajeros al a?o.El vicepresidente del Gobierno regional y consejero de Obras P¨²blicas, Luis Eduardo Cort¨¦s, remiti¨® hace algunos d¨ªas al secretario de Estado de Infraestructuras, Albert Vilalta, un borrador de convenio de colaboraci¨®n entre las dos administraciones sobre pol¨ªtica aeroportuaria en Madrid.
Ese documento, que ser¨¢ discutido en los pr¨®ximos d¨ªas por Vilalta y Cort¨¦s, pretende certificar y garantizar la paz entre Ruiz-Gallard¨®n y Arias-Salgado, dos dirigentes pol¨ªticos del PP que llevan meses haci¨¦ndose la guerra de palabra por culpa de los planes para el futuro de Barajas.
El presidente madrile?o apost¨® en plena campa?a electoral por no ampliar m¨¢s Barajas e iniciar los estudios y trabajos para la construcci¨®n de un nuevo aeropuerto en Campo Real que sustituya al actual.
El ministro prefiri¨® continuar con sus planes para estirar con dos nuevas pistas la capacidad de Barajas; aprob¨® un plan director y recibi¨® el apoyo del alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, y de las compa?¨ªas a¨¦reas.
De paso, el ministro, el alcalde y algunos concejales del PP de la capital se opusieron a los planes del Gobierno regional para iniciar de inmediato el nuevo complejo de Campo Real. Arias-Salgado argument¨® que un nuevo aeropuerto requiere, al menos, 15 a?os de trabajo, un plazo demasiado largo para las necesidades existentes. Dentro de seis a?os, seg¨²n los t¨¦cnicos del Ministerio de Fomento, Barajas estar¨¢ saturado de nuevo, pese a que inaugur¨® una pista hace s¨®lo un a?o. Ruiz-Gallard¨®n, por su parte, cree posible recortar los plazos de construcci¨®n de un aeropuerto a ocho a?os.
Tres proyectos parecidos
El pacto que ofrece el Gobierno aut¨®nomo prev¨¦ iniciar ya el aeropuerto de Campo Real
Aquel proyecto socialista, muy parecido al que ide¨® en 1981 el Gobierno de UCD y al que hoy defiende Arias-Salgado (PP), se top¨® en su camino con la resistencia vecinal; con la oposici¨®n ecologista; y con el escepticismo del sindicato de pilotos, que prefer¨ªa un nuevo aeropuerto en Torrej¨®n por estar mejor orientado y padecer menos nieblas. Los pilotos, hace siete a?os, sentenciaron: "Barajas no es soluci¨®n al aumento del tr¨¢fico a¨¦reo en Madrid".En marzo de 1991, la empresa municipal Promadrid, que dirigi¨® el entonces concejal Pedro Ortiz (cerebro ahora del nuevo aeropuerto de Campo Real que impulsa el Gobierno regional), consideraba ineficaz la ampliaci¨®n de Barajas "debido a que el aeropuerto madrile?o tiene su techo cifrado en 30 millones de pasajeros al a?o por limitaciones de su espacio a¨¦reo".
El 10 de noviembre de 1992, Leguina (presidente regional), Borrell (ministro de Obras P¨²blicas) y ?lvarez del Manzano (alcalde de Madrid) firmaron la ampliaci¨®n de Barajas con la construcci¨®n de la tercera pista. Siete d¨ªas despu¨¦s, vecinos y pilotos inauguraron las protestas contra el plan. IU pidi¨®, una semana despu¨¦s, un nuevo aeropuerto para Madrid.
En 1993, los vecinos, organizados en una Coordinadora contra la Ampliaci¨®n de Barajas, prosiguieron con sus quejas pese a que a¨²n no se hab¨ªan iniciado las obras de la tercera pista.
En 1994, los vecinos descubrieron que los planos utilizados para evaluar el impacto ambiental de la nueva plataforma de despegue de aviones eran de 1972, por lo que no inclu¨ªan algunas urbanizaciones importantes desarrolladas durante los ¨²ltimos 20 a?os (como las existentes en Tres Cantos). La Comunidad de Madrid, en sus alegaciones, tambi¨¦n torpede¨® los planes de ampliaci¨®n por el deficiente estudio de impacto ambiental. Borrell tuvo que encargar un nuevo informe y se volvi¨® a paralizar la obra. Doce municipios presentaron quejas contra el nuevo proyecto.
El 9 de mayo de 1996, con los socialistas derrotados en las elecciones generales y a punto de abandonar sus despachos oficiales, sali¨® a concurso la obra de la tercera pista, que se inaugur¨® dos a?os y medio despu¨¦s.
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