La relaci¨®n entre Madrid y Rabat ha ganado mayor estabilidad
Marruecos no es a¨²n para Espa?a como sus vecinos europeos, pa¨ªses con los que mantiene pl¨¢cidas y fruct¨ªferas relaciones, pero los sobresaltos entre Rabat y Madrid son cada vez menos frecuentes. El primer jefe de un Gobierno democr¨¢tico espa?ol, Adolfo Su¨¢rez, cuid¨® los lazos con el vecino del sur pero hubo que esperar a la llegada al poder del PSOE, en 1982, para que se pusiese en marcha una visi¨®n estrat¨¦gica de lo que hab¨ªa que emprender.El proyecto consisti¨® en crear una gran interdependencia entre los dos pa¨ªses para que, recuerda un diplom¨¢tico, "si suscitaban una crisis con Espa?a, los marroqu¨ªes acabasen tirando piedras sobre su propio tejado".
El Gobierno espa?ol foment¨® todo un marco jur¨ªdico, cuyo principal pelda?o fue el tratado de amistad y cooperaci¨®n firmado en 1991. Se trataba no s¨®lo de concluir acuerdos y de organizar visitas oficiales sino de incitar a las empresas espa?olas a invertir en Marruecos para ganar competitividad en los mercados internacionales y crear riqueza al sur del Estrecho. Hoy en d¨ªa, m¨¢s de 800 empresas espa?olas tienen intereses en el pa¨ªs magreb¨ª. Depu¨¦s de Francia, Espa?a es el segundo socio econ¨®mico de Marruecos.
A grandes rasgos, la estrategia puesta en marcha por los socialistas ha funcionado y el Ejecutivo del Partido Popular ha continuado por la misma senda. La relaci¨®n entre Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Hassan II no ha sido, sin embargo, tan fluida como la que el soberano mantuvo con su predecesor. "En la primera audiencia que concedi¨® el monarca al presidente Aznar", en septiembre de 1996, "no hubo sinton¨ªa", recuerda un diplom¨¢tico espa?ol.
Varios contenciosos
Pese a la mejora del ambiente, persisten contenciosos. El de m¨¢s calado es la reivindicaci¨®n marroqu¨ª sobre Ceuta y Melilla, pero la diplomacia espa?ola considera que, mientras dure la disputa sobre el S¨¢hara, no adquirir¨¢ grandes proporciones. Los problemas que surgen con periodicidad son, en primer lugar, la pesca en aguas marroqu¨ªes -en noviembre expira el actual tratado entre la UE y Marruecos-, la inmigraci¨®n ilegal a trav¨¦s del Estrecho y el deficiente cumplimiento, seg¨²n Madrid, del acuerdo sobre readmisi¨®n de ilegales.
Las autoridades espa?olas critican adem¨¢s la permisividad marroqu¨ª con el cultivo del hach¨ªs en el Rif. La mitad de la droga que se fuma en el Viejo Continente procede de Marruecos. Pero no todo ha sido cuesti¨®n de estrategia. La relaci¨®n personal entre los dos monarcas ha contribuido a desactivar o a atenuar muchos conflictos. Juan Carlos I acudi¨® hace dos semanas a Rabat a la fiesta del 70 cumplea?os de Hassan. Y bast¨®, al parecer, con ese mero gesto para que se desbloqueara alg¨²n que otro contrato pendiente. No es que el rey de Espa?a intercediese. Fue suficiente su presencia.
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