R¨¦quiem por la Olla de Altea
La Olla de Altea es un para¨ªso: un tramo de costa rocosa, donde vecinos y veraneantes est¨¢n unidos desde siempre por un sentimiento com¨²n: el amor y la afici¨®n a la mar. Pero a la Olla de Altea vino un holand¨¦s y se hizo con la concesi¨®n del Portet, un peque?o refugio para unas treinta barcas peque?as. E hizo en la Olla de Altea lo que en Holanda jam¨¢s podr¨ªa haber hecho: llenar el Portet, la Olla de Altea, la bah¨ªa de Altea, de motos de agua. En la Olla est¨¢ ahora el ¨²nico puerto de Espa?a especializado en motos de agua en medio de un casco urbano. En la Olla de Altea cada vez hay menos pescadores de ca?a, menos pescadores de barca, menos tablas a vela, menos ba?istas, menos gente que pasea por la costa oyendo la mar, viendo la mar. Y casi ning¨²n buceador. El que bucea, aunque lleve su boya, se juega la cabeza.
Ahora, de la Olla de Altea se est¨¢n adue?ando 30 moteros. Ya no se oye la mar: ahora se oyen motos de agua todo el d¨ªa. Los moteros deciden cu¨¢ndo podemos nadar y cu¨¢ndo hay que salir del agua. Ni son de all¨ª, ni saben nada de all¨ª, ni quieren saber nada de all¨ª. No pegan con el paisaje, ni con la gente, ni con las costumbres, ni con nada. Pero all¨ª est¨¢n. Los vecinos estamos hartos, sabemos que inevitablemente vendr¨¢ el accidente. Y nadie hace nada.
Los puertos de alrededor est¨¢n encantados: a ning¨²n puerto le gusta tener motos de agua. A la gente que le gusta la mar no le gustan las motos de agua. En todos los puertos hay protestas permanentes por el ruido, porque las motos no respetan las velocidades, ni las distancias, ni las m¨¢s elementales normas de seguridad, y porque molestan a todo el mundo. Los moteros necesitan que les vean hacer sus piruetitas. Y por eso en los puertos les ponen pegas, les suben las tarifas, les ponen mala cara, e intentan quit¨¢rselos de enmedio.
Ahora, si nadie lo remedia, ya tienen un sitio para reunirse todos a sus anchas: en el Portet de la Olla de Altea. Aunque destrocen la bah¨ªa, aunque los vecinos est¨¦n hartos, aunque maten el turismo permanente, aunque vac¨ªen la mar de ba?istas. Los moteros est¨¢n acostumbrados a que la gente que ama la mar les mire mal. Probablemente, hasta les gusta.
Hoy son 30 moteros. Pero ma?ana ser¨¢n 100. O m¨¢s. Y la Olla de Altea, y despu¨¦s toda la bah¨ªa de Altea, habr¨¢ muerto. La habr¨¢n matado sin que nadie lo impida.- .
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