"Contar¨¦ con los nacionalistas aunque no necesite sus votos"
Joaqu¨ªn Almunia, de 51 a?os, secretario general del PSOE y ministro en dos gobiernos presididos por Felipe Gonz¨¢lez, es, desde ayer, tras la reuni¨®n del Comit¨¦ Federal de su partido, el candidato socialista a la presidencia del Gobierno. Reconoce que llega a este puesto despu¨¦s de que su partido haya sufrido una crisis de liderazgo que ha dificultado las tareas de oposici¨®n al PP, pero piensa que las elecciones del 13 de junio han puesto a su partido en disposici¨®n de llegar a La Moncloa. Pregunta. Su partido acaba de elegirle candidato a la presidencia del Gobierno y, aunque el presidente del Gobierno decida agotar la legislatura, tiene usted, como mucho, ocho meses para convencer a los espa?oles de que le voten. ?Qu¨¦ va a ofrecer?Respuesta. Un proyecto que sea cre¨ªble, que diga con claridad c¨®mo se puede mejorar su situaci¨®n y la del conjunto del pa¨ªs en funci¨®n de los valores que defiende el PSOE, pero sabiendo que hay que tener los pies en el suelo, sin vender duros a cuatro pesetas y sabiendo cu¨¢l es el punto de partida.
P. ?Cu¨¢les ser¨ªan las primeras medidas a tomar para cambiar actuaciones del Gobierno del PP o cu¨¢les son los grandes d¨¦ficit del Ejecutivo?
R. Hay elementos muy negativos en la acci¨®n del Gobierno. El primero, el desorden auton¨®mico, con el que hay que acabar; el PP ha creado agravios donde no los hab¨ªa, ha roto consensos de casi 20 a?os y ha sembrado desconfianza entre unas autonom¨ªas y otras. En segundo lugar, con la derecha se ha configurado un entramado de control econ¨®mico que concentra un gran volumen de poder en muy pocas manos, en parte las tradicionales y en otra casta creada al calor de las privatizaciones y que est¨¢ formada por amigos personales y pol¨ªticos del Gobierno. Ese entramado de poder econ¨®mico debilita la capacidad de poner servicios y bienes a disposici¨®n y en beneficio de la mayor¨ªa y, adem¨¢s, concentra en sus manos decisiones clave para el futuro.
P. ?Est¨¢ usted diciendo que su Gobierno tocar¨ªa la pol¨ªtica de privatizaciones?
R. No. Digo que los ¨¢mbitos de decisi¨®n pol¨ªtica tienen muchas cosas que decir. No imagino ni un solo paso atr¨¢s en las privatizaciones ni el recurso al intervencencionismo o las viejas regulaciones, pero s¨ª exijo el papel de entes reguladores que pongan orden en la fijaci¨®n de las reglas del juego del mercado. No quiero suprimir el mercado, pero s¨ª definir unas reglas del juego que hagan que el mercado funcione con eficacia y sin tendencia a los oligopolios.
P.?Qu¨¦ quiere sugerir?
R. Que Aznar ha gobernado para una minor¨ªa a la que ha hecho muy poderosa.
P. Volvamos a lo que usted califica de "desorden auton¨®mico". ?Ha puesto el Gobierno en peligro la cohesi¨®n nacional?
R. El acuerdo de un Gobierno con los partidos nacionalistas me parece necesario, se necesiten o no los votos de los nacionalistas para conformar una mayor¨ªa estable. Yo contar¨¦ con los nacionalistas. La obligaci¨®n de todo Gobierno en Espa?a es procurar, y si es posible alcanzar, unos niveles satisfactorios de di¨¢logo con los partidos nacionalistas. No voy a criticar al Ejecutivo porque llegue a acuerdo con los nacionalistas. Lo que s¨ª critico es el tipo de acuerdos al que ha llegado este Gobierno; critico la debilidad y la fragilidad que ha caracterizado la estrategia de negociaci¨®n, poniendo contrapartidas encima de la mesa sin saber si afectaban a elementos esenciales de la cohesi¨®n del Estado.
P. ?A qu¨¦ elementos ha afectado?
R. A los aspectos financieros, principalmente. Se rompi¨® el sistema de financiaci¨®n com¨²n y se ha abierto una gran brecha entre el sistema com¨²n y los forales. Y eso habr¨ªa que revisarlo. Llevamos reclamando del Gobierno un pacto de Estado desde hace mucho tiempo, y uno de los elementos importantes es el pacto sobre financiaci¨®n que hizo el Ejecutivo en 1996. Ser¨ªa deseable que antes de las pr¨®ximas elecciones pudi¨¦ramos restablecer el acuerdo para que no se pongan sobre la mesa como objeto de transacci¨®n aspectos esenciales de la estructura del Estado.
P. ?Qu¨¦ va peor en Espa?a que hace tres a?os, cuando gobernaban ustedes?
R. La situaci¨®n auton¨®mica, la distribuci¨®n del poder econ¨®mico, que es mucho m¨¢s injusta y con un control social sobre las decisiones econ¨®micas mucho menor, y los canales de informaci¨®n del debate p¨²blico son muy defectuosos.
P. ?Y eso lo notan los ciudadanos?
R. Los ciudadanos tienen mucho sentido com¨²n. Hay gente en el PP que confunde la situaci¨®n de un pa¨ªs con las cifras macroecon¨®micas. Hay un n¨²mero significativo de hogares que llegan con dificultad a fin de mes, sigue habiendo grandes diferencias sociales, hay problemas de marginaci¨®n y exclusi¨®n.
P. Pero el Gobierno tiene otro balance. Hay m¨¢s gente trabajando, no hay atentados terroristas y hay menos corrupci¨®n.
R. S¨ª, hay m¨¢s gente trabajando, igual que la hab¨ªa en el ciclo expansivo de finales de los ochenta. Pero los ciudadanos pueden exigir que, en la medida que hay crecimiento econ¨®mico, no haya en tres a?os un 12% de paro; o que la incorporaci¨®n de la mujer al mercado de trabajo se estanque, o que m¨¢s de un tercio de los j¨®venes est¨¦ en paro. Porque las cosas han mejorado, hay m¨¢s posibilidades de actuar al servicio de quienes m¨¢s lo necesitan. Lo dif¨ªcil es generar empleo cuando la econom¨ªa no va tan bien.
P. ?Usted cree que su partido ha hecho bien la oposici¨®n en estos tres a?os?
R. No es f¨¢cil hacer oposici¨®n despu¨¦s de 13 a?os de Gobierno. Al principio hay problemas de ajuste. Entre la p¨¦rdida de las elecciones y nuestro congreso ten¨ªamos la tarea de reaccionar en t¨¦rminos de partido a lo que hab¨ªa sucedido en marzo de 1996 y, una vez resueltos los problemas de liderazgo, hemos tenido otros problemas que tambi¨¦n han sido de liderazgo. A esto se a?ade que el Parlamento ha perdido peso y por ello la tarea de oposici¨®n en el Parlamento no ha sido el centro de gravedad de la vida pol¨ªtica. Hemos tenido tambi¨¦n problemas crecientes para transmitir nuestros mensajes en los medios de comunicaci¨®n. Pero, a pesar de las dificultades, hemos alcanzado en las elecciones del 13 de junio unos resultados mejores que los que hab¨ªa.
P. Pero, ?no cree que se ha perdido tiempo en estos tres a?os?
R. No. Creo que hemos trabajado mucho e insisto en que no es f¨¢cil hacer oposici¨®n. Quedan unos meses para las elecciones y estamos en una posici¨®n mucho mejor que la que pod¨ªamos imaginar hace un a?o. Podemos ganar estas elecciones.
P. ?C¨®mo se pueden ganar?
R. Unas elecciones se ganan motivando a los ya convencidos, a los que nos votan siempre, y, adem¨¢s, generando confianza y ganando la credibilidad de sectores de la sociedad m¨¢s templados, menos decididos a votar a una opci¨®n. No se consigue con propuestas demag¨®gicas o radicalizando los discursos, sino trabajando, haciendo lo que decimos y viviendo en coherencia con lo que decimos.
P. Usted dice que no hay que radicalizar los discursos. Eso quiere decir que ustedes van a dirigirse m¨¢s al centro que a la izquierda.
R. Se gana con los votos propios y con los que no proceden del n¨²cleo b¨¢sico y vienen de la izquierda y del centro. No es contradictorio, sino complementario.
P. ?Pero d¨®nde hay m¨¢s votos?
R. Hay un espacio muy amplio en la abstenci¨®n y en el centro, pero cuando el PSOE ha tenido grandes ¨¦xitos ha sido porque ha conseguido los votos del centro y de la izquierda. ?Quiere una receta para ganar? Modernizaci¨®n con justicia, progreso con igualdad. Hay quien a esto lo llama "tercera v¨ªa"; hay quien lo llama izquierda plural. Yo prefiero llamarlo la causa com¨²n de los progresistas. O, si quiere lo llamamos por su nombre de siempre: socialismo democr¨¢tico.
P. Casi es ya un t¨®pico afirmar que usted est¨¢ m¨¢s alineado con la tercera v¨ªa de Tony Blair que con el socialismo cl¨¢sico de Lionel Jospin.
R. Yo estoy comprometido con mi partido y con el proyecto socialista para mi pa¨ªs, siempre pensando que tenemos que hacer una propuesta pol¨ªtica que tienen que apoyar millones de espa?oles que no tienen el carn¨¦ del PSOE en el bolsillo. La simplificaci¨®n de si est¨¢s con Lionel o Tony no es certera. Cuando Blair hizo sus propuestas no pens¨® en Jospin o en los alemanes, sino en los ciudadanos de Gran Breta?a.
P. Hay muchas diferencias entre ustedes y algunas de las fuerzas pol¨ªticas con las que han llegado a acuerdos tras las elecciones del 13 de junio, de tal manera que parece que ustedes buscan el poder a cualquier precio.
R. Eso lo dice el PP. Siendo el partido que manda, es un partido con el que nadie quiere pactar. Nosotros, tras el 13-J, hemos recompuesto pactos con fuerzas de centro y centro-izquierda y, excepcionalmente, hemos tenido la capacidad de llegar a acuerdos con fuerzas de derecha, incluido el PP, por ejemplo en Ceuta. El PP padece la soledad del autoritario.
P. ?Qu¨¦ tiene que ver el PSOE con un partido de la derecha como Uni¨® Mallorquina?
R. En una democracia con sistema electoral proporcional, los ciudadanos pueden dar la fuerza a un partido o, como en Baleares, distribuir el voto y aconsejar a las fuerzas pol¨ªticas que traten de sumar sus esca?os para hacer una mayor¨ªa estable. Me extra?a que alguien considere antidemocr¨¢tico o poco aconsejable que pacten fuerzas de centro como Uni¨® Mallorquina, que procede de UCD, con un partido de centro izquierda como el partido socialista. No habiendo una mayor¨ªa clara, no se debe condenar a los ciudadanos a no tener un Gobierno estable.
P. ?Teme que la pol¨ªtica de pactos tenga un coste electoral para el PSOE en pr¨®ximas convocatorias?
R. No creo que los ciudadanos est¨¦n en disposici¨®n cr¨ªtica hacia estos pactos; m¨¢s bien creo que cada vez hay m¨¢s gente que no entiende el nivel de irritaci¨®n del PP.
P. Despu¨¦s de los pactos con IU en las municipales, ?se puede decir que han mejorado ustedes sus relaciones?
R. Despu¨¦s del 13 de junio hemos podido hacer los pactos que siempre hicimos con ellos, pero que no pudimos lograr en 1995. Estoy muy contento de que el sectarismo de 1995 no se haya producido en 1999.
P. Siempre que hay elecciones se abre el debate sobre si hay que modificar el sistema electoral con el argumento de que los nacionalistas tienen una prima que les hace convertirse en la bisagra para formar gobiernos.
R. No es algo del sistema electoral. El peso de los nacionalistas en la pol¨ªtica espa?ola deriva de sus votos. Nunca los sistemas electorales pueden crear una fuerza pol¨ªtica o acabar con ella. Los nacionalistas tienen respaldo social y con cualquier sistema electoral de los disponibles tienen su peso y su papel en el Parlamento espa?ol. Los partidos de ¨¢mbito nacional, el PSOE y el PP, los que aspiramos a gobernar, debemos tener claro que por muy importantes que sean los nacionalistas, hay cosas que no deben estar sometidas a transacci¨®n. Aznar anunci¨® una segunda transici¨®n, y para ser investido lo que hizo fue una vergonzosa transacci¨®n e hizo cesiones que est¨¢n haciendo da?o a la estructura global del Estado. Aznar no ha sido capaz de redefinir su modelo de Estado y ha dejado la iniciativa en manos de sus socios nacionalistas. Y no s¨®lo le hacen la cuenta del dinero que le han sacado, sino que las alternativas del modelo actual las plantean los nacionalistas y ¨¦l se pone a la defensiva.
"En el proceso de paz falta liderazgo"
Pregunta. ?En qu¨¦ situaci¨®n est¨¢ el proceso de paz tras la tregua declarada por ETA en septiembre pasado?Respuesta. El proceso de paz vino precedido de unas conversaciones entre los nacionalistas moderados y radicales, y posteriormente se ha abierto una etapa positiva en la que no ha habido atentados. Pero no se ha dado ning¨²n paso sustancial en 10 meses. El Gobierno no ha decidido una pol¨ªtica penitenciaria acorde con la situaci¨®n, por m¨¢s que el Parlamento ha aprobado dos mociones en ese sentido. Ha habido un contacto del Gobierno y ETA, pero no parece que se haya derivado ninguna consecuencia. Por otro lado, los nacionalistas radicales no han dado m¨¢s pasos que presentarse a las elecciones y decir que mantienen la apuesta por lo que llaman v¨ªa pol¨ªtica. Pero es una apuesta con grandes interrogantes. No hay m¨¢s que ver a los presos etarras tomando posesi¨®n de esca?os. No se est¨¢ avanzando lo suficiente y no veo ninguna iniciativa que permita apostar por nuevos avances. Y me preocupa. Podemos estar asistiendo a un bloqueo, a una par¨¢lisis. Como cuando en el pelot¨®n del Tour nadie se atreve a tirar y se produce el desconcierto. Ojal¨¢ me equivoque y por el lado de Euskal Herritarrok (EH) se den pasos para abandonar cualquier tentaci¨®n de violencia, y por parte del Gobierno, ojal¨¢, se asuma de una vez el liderazgo que articule a todas las fuerzas pol¨ªticas. En el proceso de paz, como en todo lo dem¨¢s, le dir¨¦ lo que falta: liderazgo.P. ?Qu¨¦ papel est¨¢ jugando el PSOE en el proceso de paz?R. Nosotros estamos en la oposici¨®n en el Pa¨ªs Vasco y en el Gobierno de la naci¨®n. No podemos tener un papel protagonista, pero hemos fijado nuestra posici¨®n y en los principios b¨¢sicos coincidimos con el Gobierno. La paz no puede suponer la derrota de las instituciones democr¨¢ticas. Alentamos al Gobierno para que utilice los instrumentos que tiene en su mano, como es la pol¨ªtica penitenciaria. En el Pa¨ªs Vasco, hemos ofrecido al PNV nuestro concurso, pero ese partido est¨¢ demasiado comprometido con EH y, por tanto, no han querido contar con nuestra colaboraci¨®n en instancias de Gobierno.P. Entonces, ?no tienen nada que hacer?R. S¨ª, tenemos un papel en defensa de la democracia y apoyaremos a todos aquellos que est¨¦n dispuestos a luchar por la paz.P. Si usted llega a La Moncloa ?c¨®mo dinamizar¨¢ ese proceso de paz?R. Creo que los instrumentos que el Gobierno tiene son los del di¨¢logo. El Gobierno ha sido err¨¢tico en las v¨ªas que ha abierto tanto con HB como con ETA. Adem¨¢s, yo utilizar¨ªa con m¨¢s agilidad la pol¨ªtica penitenciaria, los mecanismos de reinserci¨®n y siempre tendr¨ªa presentes a las v¨ªctimas. No habr¨¢ paz si las v¨ªctimas siguen siendo v¨ªctimas.P. Adem¨¢s de la lucha contra el terrorismo y el Estado auton¨®mico queda la pol¨ªtica exterior como tercer elemento de lo que llaman temas de Estado a consensuar con el Gobierno. Ustedes dicen que Espa?a ha perdido peso en la comunidad internacional, pero las dos carteras que han obtenido los dos comisarios espa?oles son de una importancia superior a las conseguidas anteriormente.R. No es por la obtenci¨®n de esas carteras por lo que decimos que Espa?a ha perdido peso. Lo decimos por la escas¨ªsima presencia espa?ola en el Magreb, en Oriente Medio, aunque ahora lo intenta paliar con ese viaje que termin¨® el jueves y cuyos objetivos no se conocen bien. Y tambi¨¦n la relaci¨®n del Gobierno de total subordinaci¨®n y seguidismo con respecto a Estados Unidos, que es un pa¨ªs amigo, pero no superior. Esa es la p¨¦rdida de peso de Espa?a en la escena internacional.
"Felipe sabe que no soy delegado de nadie"
Pregunta. En la pr¨®xima campa?a electoral se le va a reprochar que es candidato a la presidencia del Gobierno cuando ni siquiera logr¨® los votos de sus compa?eros en las primarias de su partido. ?C¨®mo va a responder?Respuesta. En la campa?a de lo que se va a hablar es de qui¨¦n quieren los electores que gane las elecciones, y hoy hay un cambio de situaci¨®n que se debe a nuestros resultados del 13 de junio.P. Usted va a tener que convencer a los militantes que no le votaron en las primarias para que le ayuden a ganar las elecciones.R. S¨¦ que voy a contar con todo el partido y con mucha gente que no es del partido.Cualquiera que conozca al PSOE sabe que en las elecciones el partido es una m¨¢quina muy poderosa y todo el partido se convierte en un mecanismo de movilizaci¨®n muy potente. Y va a ser as¨ª.P. ?El pr¨®ximo candidato ser¨¢ elegido por el sistema de primarias?R. Despu¨¦s de las elecciones habr¨¢ un congreso ordinario, hacia el oto?o del 2000. Ah¨ª no se discutir¨¢ el principio, sino los ajustes o modulaciones. Yo soy partidario de las primarias como mecanismo de selecci¨®n, pero no soy un iluso que crea que las primarias son una panacea y con ellas se resuelven todos los problemas. Ni los cambios en el PSOE se agotan en las primarias ni las primarias, como las conocemos, son inmodificables. Habr¨¢ que introducir mejoras.P. ?Es acertada la impresi¨®n de que ustedes, desde la mayor¨ªa del partido, est¨¢n alentando a lo que se conoce como sector guerrista para que se constituyan en corriente?R. A m¨ª me parece bien que exista una corriente si hay una posici¨®n pol¨ªtica diferenciada. No si se trata de sinton¨ªas personales. Los desencuentros personales no justifican ni fundan una posici¨®n pol¨ªtica; pero si existiese, adem¨¢s de Izquierda Socialista, un espacio pol¨ªtico diferenciado, estar¨ªa bien la formaci¨®n de una corriente de opini¨®n. Ahora bien, el llamado guerrismo no tiene en estos momentos unos l¨ªmites determinados, una personalidad claramente definida. Yo dudo de si bajo ese t¨¦rmino se esconde de verdad una posici¨®n pol¨ªtica o se esconden otro tipo de diferencias que no tienen traducci¨®n en lenguaje pol¨ªtico. S¨®lo si hubiera traducci¨®n en t¨¦rminos pol¨ªticos, m¨¢s a la izquierda, m¨¢s centralista, pues quiz¨¢ se justificar¨ªa, como ocurre con Izquierda Socialista, que tiene una posici¨®n diferenciada de la mayor¨ªa.P. Pues algo de lo que usted dice s¨ª parece que esgrimen los guerristas, porque parece que defienden pol¨ªticas m¨¢s a la izquierda.R. Pues yo no veo nada muy identificable m¨¢s all¨¢ de algunas expresiones pol¨ªticas.P. ?Usted, en el pr¨®ximo congreso, tender¨ªa la mano al llamado sector guerrista?R. De aqu¨ª a las elecciones s¨®lo tengo sitio en mi mente para las elecciones y para mi obligaci¨®n, que es hacer todo lo posible para ganar. El congreso vendr¨¢ despu¨¦s.P. En el anterior congreso, ?lo eligi¨® a usted Felipe Gonz¨¢lez dando se?ales en este sentido a los dirigentes territoriales y a los militantes?R. Es evidente que Gonz¨¢lez me apoy¨® y eso me enorgullece despu¨¦s de haber trabajado con ¨¦l mientras fue secretario general y presidente del Gobierno. Me conoce bien y sabe que yo no soy un delegado de nadie. Ahora yo soy el secretario general y m¨ªos son los errores y m¨ªos son los aciertos.P. Pero Gonz¨¢lez sigue ah¨ª, y no siempre diciendo lo mismo que defiende la direcci¨®n.R. Gonz¨¢lez no es Dios. No es infalible. Los dem¨¢s, tampoco. Felipe, hoy, en 1999, es mucho m¨¢s un activo que un pasivo, y contar con su prestigio, su experiencia, su consejo y sus opiniones es muy positivo. A veces se trata de dar la impresi¨®n de que el hecho de que est¨¦ vivo pol¨ªticamente, de que no sea un jubilado de la pol¨ªtica, arroja una sombra y yo no lo creo. Ser¨ªa una sombra si fuera el que moviera los hilos del partido, pero no lo es. Le puedo asegurar que las decisiones las toma la direcci¨®n del partido, a veces con el acuerdo de Gonz¨¢lez y otras con su desacuerdo. Y si cualquier militante puede discrepar, por qu¨¦ no Gonz¨¢lez.P. Usted es el candidato para las pr¨®ximas elecciones generales. ?Le gustar¨ªa serlo para las siguientes, ya sea desde La Moncloa o desde la secretar¨ªa del PSOE?R. Yo quiero que mi partido gane las elecciones en el 2000 y en el 2004. Ahora bien, para m¨ª la pol¨ªtica no es algo personal, sino que triunfen las ideas progresistas; si la candidatura la encabezo yo, encantado de la vida, y si es otro compa?ero, pues tambi¨¦n encantado de la vida.P. Est¨¢ usted cansado de que se le defina como un pol¨ªtico culto, s¨®lido, con grandes conocimientos y con poco carisma. R. Me parece una definici¨®n bastante buena. Se han interpretado mis reticencias a ser candidato como una falta de ambici¨®n. No tengo ambici¨®n personal, pero soy insaciable cuando est¨¢ en juego el porvenir de los que no pueden defenderse por s¨ª mismos.P. ?Cree usted ahora que Jos¨¦ Borrell hizo bien en dimitir?R. ?l crey¨® que deb¨ªa hacerlo, a pesar de que yo mismo y otros miembros de la ejecutiva quisimos hacerle desistir. Pero al final hizo lo que estim¨® m¨¢s conveniente.
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